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Justicia de Florida

Pablo Ibar, condenado a perpetua pero no a la pena de muerte


Foto: El País

El hispano-estadounidense Pablo Ibar, declarado en enero pasado culpable de un triple asesinato cometido en Florida en 1994, se salvó de una nueva condena a muerte por ese caso, pero pasará el resto de su vida en prisión. En una causa envuelta en polémica por las pruebas en torno a lo sucedido, nuevamente se podría realizar un juicio, tras el finalizado este miércoles. Le sentencia será recurrida para que, en un nuevo proceso, sea exonerado de los cargos.

Con la nueva condena, no volverá al corredor de la muerte donde pasó 16 de los 25 años que lleva preso. El diario El País describió que la sala 6900 de los juzgados del condado de Broward, en Fort Lauderdale (Florida) estaba repleta de familiares de Ibar, que festejaban el último fallo. No fue exonerado totalmente, pero celebraron que continuará en vida.

El jurado del juicio presidido por el juez Dennis Bailey lo condenó a cadena perpetua por los asesinatos de Casimir Sucharski, dueño de un club nocturno, y de dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers.

La jornada comenzó con la lectura por parte del juez de las instrucciones a los miembros del jurado. Estos debían elegir entre las dos penas que la ley de Florida contempla para los delitos de los que Ibar fue ya hallado culpable, atendiendo a los agravantes y atenuantes presentados por las partes en esta segunda fase del juicio. Tomada la decisión, debían trasladársela al juez. Este no habría podido convertir una cadena perpetua en pena de muerte, pero si el jurado hubiera recomendado la pena máxima, sí podría haberla rebajado a prisión, algo poco frecuente y con lo que la familia no contaba en ningún caso.

Foto: El País

“En este caso todos ustedes son testigos oculares de una pesadilla de 22 minutos que acabó con la vida de Casey [Sucharski], Marie [Rogers] y Sharon [Anderson]”, dijo Katya Palmiotto, del equipo de la Fiscalía, a las ocho mujeres y cuatro hombres del jurado. Luego mostró el vídeo de escasa calidad grabado el 27 de junio de 1994 por una cámara de seguridad en el domicilio de Sucharski, donde se ve cómo dos individuos matan a sangre fría a las tres víctimas y uno de ellos, al final, se quita la camiseta que le cubre la cara, dejando ver un rostro que se parece al de Ibar. El vídeo y la camiseta son las dos principales pruebas que llevaron en enero al segundo veredicto de culpabilidad de Ibar.

En su momento, el diario El País consignó que el cuarto juicio (cuyo veredicto se conoció en enero) desveló puntos oscuros e “irregularidades” en el proceso, desde las contradicciones y negligencias en que incurrió el detective encargado de la investigación, Paul Manzella, hasta el borrado de dos cintas de video de un club nocturno que se hallaban bajo custodia policial, tal como lo había denunció la defensa.

El caso Ibar pone en tela de juicio la pena de muerte

“Ha habido errores, está claro. Yo lo sé, y tengo mucha experiencia en esto”, sostiene Waxman. “Este jurado ha tenido un trabajo increíblemente difícil. Yo creo en el sistema de jurado. Respeto su proceso, pero creo que se equivocaron. El caso era muy complicado. El ADN [que fue clave en el juicio] es algo extremadamente complejo”.

En 2016 el Tribunal Superior de Florida declaró nulo y ordenó repetir el juicio por el que se le había condenado a muerte en el año 2000, por considerar que las pruebas eran “débiles y escasas” y que no contó con una defensa aceptable. Hoy la composición de dicha corte, con más miembros de tendencia conservadora, es menos favorable a los intereses de Ibar.

Los precedentes apuntan a un proceso largo y costoso. La Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar seguirá con su campaña de micromecenazgo. La incógnita está en el dinero de las instituciones. Al desaparecer la pena de muerte, quedan en el aire las partidas presupuestarias de fondos públicos. “Pondremos el contador a cero y a avanzar, pero habrá apelación”, insiste Krakemberger.