Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
A Newell’s le quedan dos partidos para cerrar un año espantoso desde lo futbolístico. Y encontrarle motivaciones a este cierre no es sencillo. Pero la presencia de Mariano Soso en el banco y ser juez y parte de la definición del torneo son argumentos suficientes para que los futbolistas salgan a la cancha a dejar todo.
Soso usará estos dos partidos para intentar que su estilo de juego empiece a ser parte de la Lepra. Un esquema distinto, tanto en lo defensivo como en ataque serán un desafío para todos, incluido el DT. Y esto sucederá frente a un Boca que siempre motiva por historia, aunque esta vez se suma su imperiosa necesidad de conseguir puntos para estar en 2025 en una Copa; y contra un Talleres que pelea el título de Liga junto a Vèlez y Racing.
En un año lleno de frustraciones, derrotar a estos equipos puede, al menos, entregar una sonrisa a los hinchas, que bancaron dos entrenadores, tres interinatos y dos Clásicos perdidos con estoicismo, aunque en el final fue imposible no manifestar la bronca.
Soso no es mago, eso está a la vista. En pocos días no puede imponer una idea distinta y encontrar fluidez en cancha de su propuesta. Pero nadie duda que el DT también utilizar estos partidos para sacar conclusiones sobre algunos futbolistas, en especial los juveniles que hoy entrenan en Primera y otros que aún no tienen boleto de salida. Ahí aparece una motivación extra, aunque suene a poco.
No da lo mismo perder o ganar con Boca y Talleres. No pelear por nada no quita exigencias, por el contrario, presenta mayores obligaciones. Salvar el 2024 desde lo deportivo es imposible, no obtener buenos resultados en el cierre no será cómodo para nadie. Soso es el que pone menos en juego, aunque su crédito futuro no será el mismo si el equipo no responde. Y los jugadores, casi sin excepción, le deben un final mejor a la gente. Boca y Talleres es la oportunidad para pedir perdón, dentro de la cancha y no con palabras.