Las vinotecas de cercanía reclaman por la apertura de sus puertas para reactivar el sector y sentenciaron que se interpretó mal el DNU del gobierno nacional sobre los comercios de cercanía. CLG dialogó con Lautaro Tomé, referente de la industria vitivinícola
Tras 28 días de aislamiento social, preventivo y obligatorio, surgió una polémica con respecto al decreto de Necesidad y Urgencia 297/2020, en el que se estipula las medidas para prevenir la propagación del coronavirus. Las vinotecas encendieron las alarmas ante la crisis económica que produce la pandemia y reclamaron por la apertura de estos locales. «El fundamento legal que enviamos las vinotecas es que pueden abrir como puede abrir una dietética por ejemplo«, expresó Lautaro Tomé, el impulsor de la iniciativa a la que se sumaron 50 empresas distribuidoras y bodegas.
«Nosotros no somos ni una cámara ni un sindicato ni nada, somos un grupo de laburantes que nos juntamos entre todos pidiendo la reapertura de la vinoteca porque está mal interpretado el DNU«, agregó Tomé en diálogo con CLG, y comentó que a este pedido se adhirieron las distintas cámaras que nuclean al mercado vitivinícola.
En este sentido, el dueño de Buena Vida Estate dijo: «Para que se entienda, todas las bodegas chicas, que son la gran mayoría del país, tienen una facturación cero, las bodegas o vinotecas grandes le venden a los supermercados».
El reclamo llegó a más de 7.000 mil vinotecas y luego Bodegas Argentinas, Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y La Unión Vitivinícola Argentina y la Cámara de Vinotecas apoyaron el texto. «Las vinotecas en todo el país y distribuidoras estamos con nuestro trabajo a cero desde que empezó el tema de la cuarentena», sentenció Lautaro.
El reclamo puntual pasa porque el vino, al igual que la cerveza y la sidra, son considerados productos del código alimentario, «con lo cuál -argumentó Tomé- las vinotecas podrían abrir, ya que venden productos del código alimentario o bien fue considerado bebida nacional y también muchos comercios venden mercadería, por lo que entra en la canasta básica del Indec«. Entre ellos, enumeró al aceite, quesos, yerbas, sal, especies, etc.
Otro de los puntos pasa por la definición de «comercio de proximidad»: «Estamos hablando de las vinotecas de barrio que evitan que la gente vaya a supermercados donde se aglomera bastante cantidad de gente». Esto se debe a que hay 47 municipios de 7 provincias: Catamarca, Chaco, Jujuy, La Rioja, Neuquén, Salta y Santiago del Estero. En tanto, en otras provincias, como Mendoza y Santa Fe, sólo están prohibidas las vinerías y licorerías como locales autorizados. «Hay vinotecas que abrieron en algunos lugares del país, pasó la municipalidad les permitió estar abierto, pero atrás pasó la policía y los obligó a cerrar«, contó Tomé y reveló que hay lugares donde se amenazó con multas. «Entonces corrés en desventaja porque la vinoteca no puede abrir pero un supermercado sí puede vender vino o cerveza, de esa manera sólo trabajan cuatro o cinco bodegas en el país, que son bodegas grandes y matan a todo el canal directamente».
La solicitud también contempla a otro actor de las vinerías y bodegas pequeñas: los trabajadores. «Acá no estamos hablando de cadenas, de mega empresas, estamos hablando de comercios de barrios de los cuáles muchas familias dependen porque no tienen otro ingreso«.
Lautaro Tomé explicó que el canal restaurante (o sea, la venta a los restaurantes) está completamente parado, entonces se le suma el canal vinoteca (o sea, la venta a los comercios pequeños y medianos) que se reduce por el cierre de los locales. «Entonces -expresó a CLG– estamos atando a el mercado laboral, o sea los empleados de todo el país se quedan sin su fuente de trabajo».
Todo esto se da un contexto de recesión de la economía argentina; sin embargo las vinotecas no se encontraban en los rubros más afectados. Ante esta situación el panorama cambió porque la gente está confinada en su casa y no pueden reunirse con sus familiares ni amigos. «Hasta nos prohíben el delivery y el vino es un placer«, destacó Tomé.
«Le estás cortando la posibilidad a la gente que está en la casa de destaparse una botella de vino y por lo menos darse un gustito», remarcó el comerciante vitivinícola.
Por último y en cuanto a los precios, Tomé aclaró que el precio del vino «venía atrasado»: «Tenemos muchos insumos en la industria que son en dólares, el dólar se disparó y automáticamente toca los costos nuestros».