El "aislamiento social" apunta a frenar la propagación del contagio, pero involucra y modifica hábitos de comportamiento
Por Miguel Gallegos *
La «salud» comprende aspectos físicos y biológicos, como emocionales y psicosociales. No es solamente ausencia de enfermedad e involucra variables socioculturales. Frecuentemente tendemos a pensar en una población homogénea, donde todos los ciudadanos comprenden las acciones sanitarias de igual forma.
Una sola disciplina, como la biomédica, no puede lidiar con la complejidad develada por el coronavirus. El presidente Alberto Fernández se ha respaldado en un comité de expertos para las decisiones de salud pública: médicos/as, infectólogos/as, epidemiólogos/as, etc. Es saludable que lo haga, pero también que incluya otras miradas profesionales, que hoy hacen falta.
En Argentina, como en otros países, la medida más importante de la salud pública es el «aislamiento social». Esta apunta a frenar la propagación del contagio, pero involucra hábitos de comportamiento, algunos relacionados con la higiene personal y otros con la interacción social.
La psicología cuenta con conocimientos y áreas de aplicación, basados en investigación científica y evidencia empírica, que podrán beneficiar estratégicamente las acciones estatales: situación con adultos mayores, evaluación del riesgo que hacen las personas, economía comportamental, afrontamiento de incertidumbres, consumos problemáticos, emocionalidad en niños y adolescentes, sexualidad en aislamiento, variaciones del estado de ánimo y cuidado de la salud mental.
Todo lo que implica el mal llamado «aislamiento social», que de haberse consultado a un psicólogo social jamás se hubiera utilizado. En México se utilizó la expresión «sana distancia».
Un estado estratégico deberá anclarse en estos conocimientos para prevenir consecuencias negativas y hacer foco en sectores vulnerables. La planificación de la cuarentena no contempló estrategias psicológicas y psicosociales que hubiesen permitido hacer más eficaz algunas medidas, y atenuar los impactos negativos sobre la salud mental de la población. La excepción de los y las psicólogos para trabajar sin restricciones es crucial para evitar daños psicológicos colaterales.
La economía es parte de la salud de una sociedad. Argentina no tenía una buena situación financiera antes de la pandemia, la crisis afectará severamente la capacidad de recuperación económica.
«Pérdida», «ruptura», «deterioro», «quiebra», a simple vista parecen consecuencias lógicas de una crisis económica pero no funcionan igual en la economía psíquica de las personas. No es solo falta de recursos o dinero, sino quiebra de ilusiones, desesperanza, ruptura del porvenir y proyecto de vida. Si a la crisis material le agregamos la psicológica, tenemos un combo explosivo.
La planificación de una nueva organización social que impone la post-cuarentena no puede hacerse concibiendo a la sociedad como un mero cuerpo biológico, desatendiendo cuestiones elementales del funcionamiento psicosocial de las personas, y su diversidad en términos de clase, generación, acceso a recursos, micro-culturas, etc.
«Administrar» o «focalizar» la cuarentena no es sólo administrar el funcionamiento de los espacios públicos, sino también prever como funcionaran las personas. No es lo mismo organizar cómo funcionarán diversas reparticiones públicas y sectores de la economía, que la forma en la que se comportaran las personas. Lo que ocurrió con los jubilados, dejó al descubierto el desconocimiento del comportamiento humano.
Por eso, desde la Sociedad Interamericana de Psicología, venimos realizamos capacitaciones, charlas al público, protocolo de acción, recomendaciones en salud mental, asistencia técnica, etc. Algunas fueron respondiendo a la coyuntura, otras están pensando en lo que vendrán. Propusimos el Comité «PsiCovid», que funciona como visor latinoamericano, y coordina acciones con profesionales y organizaciones de toda América.
(*) doctor en Psicología (Universidad Nacional de Rosario) y vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Psicología, y Angel Elgier doctora en Psicología (Universidad Nacional de Córdoba) y director de la Carrera de Psicología de la Universidad Abierta Interamericana.