Ciudad

Nuevas posibilidades

Tres historias de vida unidas por el Mercado del Patio


“Nuestros productos y nuestras ventas se potenciaron en este espacio de comercialización”, señalan a coro Marcela, Noemí y Graciela, tres de los 60 emprendedores que exhiben para la venta sus productos en el lugar distintivo que la economía social tiene en el Mercado del Patio: el BioMercado.

“Cuando comenzamos éramos sólo treinta y tres, y estaba en ese grupo inicial”, señala Marcela Capobianco. Porteña de origen, fonoaudióloga de profesión, nunca pensó que al venir a Rosario su vida cambiaría rotundamente. Llegó a la ciudad con sueños en 2000. Los vientos de las crisis volaron sus sueños pero la hicieron más fuerte.

“En Buenos Aires estas cosas no hay”, dice mientras sostiene entre sus manos un frasco con exquisita miel que produce en cercanías a Rosario. Su emprendimiento se llama Il Succeso y produce mieles multi y mono florales, así como barras de cereales y granolas muy nutritivas. Desde hace siete años la Secretaría de Economía Social la acompaña en el proceso de desarrollo y promoción de su emprendimiento. “La experiencia del BioMercado en el Mercado del Patio me ayudó a organizarme, a potenciar mi producción, incluso gracias a esto proveo de productos saludables a dos cantinas de escuelas de la ciudad”, relata exultante esta emprendedora que se define como «pionera en el lugar».

“Nunca pensé que llegaría a vender miel en enero, que es nuestra temporada baja», reconoce Marcela y agrega: “El BioMercado lo hace posible”.

De costurera a repostera

“El bloqueo de mi tarjeta de ciudadanía más que una tragedia fue el motor de arranque para una nueva vida como emprendedora, y el BioMercado fue el ingreso a la economía formal”, reconoce Noemí Lugo, mamá de cuatro hijos.

Noemí es una mujer a la que la vida no le resultó fácil. Fue empleada de comercio, costurera y, como muchos de los que llegan a la Secretaría de Economía Social, desempleada y cabeza de familia.

Un día quiso usar la tarjeta de ciudadanía para poder dar de comer a sus hijos porque en casa no había nada y ésta estaba bloqueada. Corrió al centro de convivencia barrial ubicado en el barrio Tío Rolo buscando ayuda. Allí comenzó la historia que cambió su vida y la de sus hijos. El lugar fue el puente para ingresar a las capacitaciones del programa Rosario Emprende. “Yo que sólo había hecho tortas de cumpleaños para la familia y vecinos, acá estoy con mi emprendimiento de pastelería Endulzarte”, destaca Noemí, y muestra sus tortas que invitan a soñar y desear un mate o un café en familia o con amigos.

“Me capacité para cocinar mejor, hice cursos de panificación, pastelería, repostería integral y el Rosario Emprende me enseñó a armar mi emprendimiento”, recuerda.

“Tengo mucho apoyo desde la Secretaría de Economía Social, desde donde supieron contenerme”, continuó diciendo. Respecto a la experiencia del BioMercado (al que llegó hace pocos meses), indicó: “Potenció mi emprendimiento, y significó mi ingreso a la economía formal. Ahora mi hija está vendiendo en las ferias y uno de mis hijos varones está terminando el ABC del programa Rosario Emprende”.

Docente, jubilada y emprendedora

“Vine al Mercado del Patio de paseo con mi marido y al visitar el BioMercado le dije «acá voy a vender mis dulces»”. Aquello que sonó a sueño en boca de Graciela Rosso se transformó en realidad y hoy sus frascos de dulces, elaborados con antiguas recetas de la abuela suiza de su marido, asoman desde uno de los estantes del lugar. Su emprendimiento, Las manos de Lisely, honra el nombre de esa abuela que dejó las recetas a la familia.

El BioMercado fue un gran cambio para esta emprendedora que durante 32 años fue docente.

Algunas de las claves del BioMercado son mostrar los productos y relacionar a los emprendedores con los consumidores, y también las degustaciones que se hacen mensualmente. “Los consumidores pueden conocernos y conocer nuestros productos en estos encuentros”, resaltó Graciela, quien en esas catas ofrece sus dulces de peras con chocolate, naranjas con zanahorias y también de higos.

Para esta profesional jubilada, el BioMercado significó un cambio en su vida; no sólo mejoró sus ingresos sino que le permitió seguir activa y en contacto con la gente.