CLG dialogó con Lucas de Candia, médico generalista y docente de posgrado de la Universidad Nacional de Rosario, sobre el aumento de casos en Rosario
El verano trajo aparejado en todo el país un relajamiento de gran parte de la población con las medidas de prevención del coronavirus. El aumento de casos reflejó descuidos en los encuentros sociales y un nivel de preocupación acorde a nuevos picos de contagios. En la última jornada, Rosario volvió a registrar más de 500 casos en 24 horas. CLG dialogó con Lucas de Candia, médico generalista y docente de posgrado de la Universidad Nacional de Rosario, sobre el tema.
«Vivimos un panorama bastante complejo en este momento», indicó para empezar. Y señaló: «Los contagios aumentan cuando hay más contacto social sin las medidas de cuidado, porque el virus se transmite de una persona a otra. Si esto tiene que ver específicamente con las fiestas no lo sabemos, pero sin dudas han abonado a la situación».
El profesional de salud no dejó de destacar: «Llegamos a las fiestas con una meseta alta de casos, como alertábamos que era un riesgo hacerlo». «En las últimas semanas de diciembre teníamos un promedio de 200 casos por día, eso generó las condiciones de base para que las reuniones de las fiestas, los viajes y demás terminaran de generar este aumento que estamos viendo hoy», especificó.
Lo preocupante, resaltó de Candia es que «es impredecible saber hasta dónde va a crecer, cuánto va a aumentar y si va a ser muy abrupto». «Si una proporción muy alta de personas se reunieron, no se cuidaron y perpetuaron contagios, podemos tener de repente una llegada al sistema de salud de enormes cantidades a la vez y puede generar una tensión muy fuerte al sistema», insistió.
En comparación a octubre, el punto más crítico hasta ahora en Rosario, el médico comentó que «ahí el ascenso fue muy paulatino». «Ahora, el temor es que además del aumento de casos, el ascenso podría ser veloz», explicó.
«En la primera mitad del año, el aislamiento nos sirvió para aplastar la curva y también para frenar la circulación de otros virus en la población», dijo, y continuó: «Teníamos esa holgura. Ahora hay un porcentaje de ocupación de alrededor del 60 por ciento de camas generales y críticas. Para esta altura del año es un montón».
El docente remarcó que «este virus tiene dos características que lo hacen complicado». «Primero que la persona que lo tiene puede estar contagiando sin saberlo, por lo que si uno toma solo medidas cuando empieza con síntomas ya llega tarde», sostuvo.
«Y la otra es que hay un porcentaje de pacientes que terminan necesitando internarse, y otro porcentaje que se complican y se mueren. Aún con todos los recursos, con camas de UTI disponibles y aunque hagamos todo bien en el sistema de salud, hay un porcentaje de casos en el que no hay nada que hacer y la persona fallece», enfatizó. A lo que añadió: «En Rosario, el 2 por ciento de las personas que se infectan, se mueren. Es enorme».
El profesional destacó también que «es un momento del año que agarra a los equipos de salud con mucha fatiga, mucho desgaste físico y mental». «Cuando nos empezamos a relajar porque aflojó la primera tanda y a ponernos al día con cuestiones postergadas; ponerse a pensar otra vez un escenario de mucha tensión es complejo», aseguró.
«La vacuna en principio es una buena noticia, es una enorme esperanza», confesó. Aunque advirtió: «La pandemia no terminó con la vacuna. No vamos a dejar de tener contagios ni personas que se complican».
«Hoy no la resuelve definitivamente. Quizás en el futuro con una inmunidad del 70 por ciento de la población sí, pero para eso falta mucho y hay que transitarlo sosteniendo las medidas de cuidado que tuvimos hasta ahora», afirmó. Y finalizó: «Sobre todo haciendo hincapié en tres cosas: aire libre, barbijo y distancia. Todas las personas que estén dispuestas a hacer uso responsable de sus libertades individuales tienen que tener en cuenta estos tres criterios. Con esas tres medidas de cuidado, podemos decir que la actividad es de bajo riesgo».