Por Diego Mussetta
Ni vencedores ni vencidos. Otra vez reparto de puntos. Otra vez un clásico con nada de fútbol, muchos nervios y apenas 120 segundos de furia. Otra vez un empate. Como el último en el Coloso. O como los 101 anteriores que no terminaron con un ganador. Otro vez un clásico que no quedará en la historia. Otro vez un clásico donde el temor le ganó por goleada a las ganas de ganar.
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Poco en el tintero queda a la hora del balance final. Apenas ráfagas de Newell’s en el primer tiempo y de Central en el segundo. Dos fallas defensivas que permitieron los goles. Sí, apenas una ráfaga de 120 segundos de adrenalina. Dos tiros en el travesaño. Decenas de infracciones. Escasas triangulaciones. Muchos temores a no perder. Y un punto que les sirve de poco a ambos pensando en el único objetivo que tienen tanto canallas como leprosos: zafar del descenso.
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Central, que sigue invicto, acumula 4 empates al hilo y eso en la tabla del miedo no es productivo. Por ahora le alcanza con lo justo para estar ahí del abismo, pero deberá mejorar y mucho si quiere zafar. Este domingo mostró dudas defensivas, cero gestación de juego y abusó del pelotazo. Encontró un regalito de la última línea de la Lepra para empatar. Y no fue claro en los metros finales, demostrando, una vez más, lo que empezó a sentir la ausencia del explosivo Lovera.
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Diego Cocca por ahora respira. Sabe que tiene la soga cada día más ajustada. Es verdad que falta y mucho camino por recorrer, pero pronto deberá mejorar para sumar más oxígeno. En el Gigante mostró audacia en un puñado de minutos. Poco, sí, muy poco. Sobran las ganas, pero escasean las ideas. Y eso, más allá de que aún no perdió, empieza a preocupar.
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Newell’s sigue sin ganar de visitante. Le cuesta y horrores a la Lepra sumar de a tres fuera del Coloso, donde por ahora basa su estructura –y firme– para permanecer en la elite del fútbol argentino. Este domingo fue más en el primer tiempo y hasta mereció irse en ventaja al descanso, pero no pudo acertar. En el complemento aprovechó su momento pero no pudo defender la diferencia. El rendimiento fue chato, mostró grietas en ciertas situaciones –el gol de Riaño, donde falló la defensa y el arquero– y extrañó a Formica, quien aporta pausa, salida con pelota y media distancia.
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Frank Kudelka por ahora se lleva un aprobado. Ganó todo en el Parque y hasta mostró rendimientos destacados, aunque las dos veces que salió de su casa careció de personalidad para llevarse el premio gordo en disputa. Este domingo el DT buscó llegar por afuera con los Rodríguez, pero no pudo; y quizás debió haber apostado por unos minutos de Leal en lugar de un tibio Albertengo.
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102 empates a lo largo de la historia hablan por sí solos. En la mayoría de las veces el temor a no perder lleva a ver clásicos como éste, donde el fútbol volvió a estar ausente, donde el rendimientos de los veintipico que jugaron quedó en deuda y donde los hinchas, los que más sufren, volvieron a quedarse con las ganas de algo más.
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Central y Newell’s decepcionaron en el Gigante. Pero ambos saben que fue un peldaño más en la carrera por el verdadero título que hay en juego en la ciudad más futbolera del mundo: permanecer en primera. Ojalá canallas y leprosos vuelvan a verse las caras en 2020. Ojalá…
