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Los lentes de sol baratos, un mal negocio para la salud visual


Durante la época de verano, son muchas las personas que buscan comprar anteojos de sol. A lo que no todos prestan atención es a la calidad del producto que compran. Lo barato puede salir muy caro

  • Por Matías Gregorio

Durante la época de verano, son muchas las personas que buscan comprar anteojos de sol. Los usuarios suelen optar por aquellos que se encajan dentro de la moda, dándole mayor importancia al marco, a los colores y a la forma del lente, sin prestar atención a su calidad y si tienen la adecuada protección para sus ojos.

La exposición al sol sin el cuidado necesario, puede causar gravas problemas en la salud visual. Por eso, por primera vez en nuestro país, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) regulará la fabricación y/o importación de lentes de sol. Así lo asegura la disposición 562/19 publicada en el Boletín Oficial a fines de enero. De ahora en más, para que cada lente sea autorizado, los fabricantes tendrán que demostrar que cumple con el filtro UV (protección de los rayos ultravioletas) solicitado.

La resolución indica que toda aquella empresa que desee comercializar anteojos para el sol deberá necesariamente estar inscripta en un registro público, situación que antes no se requería. Los fabricantes nacionales e importadores tienen un plazo de 180 días para adecuarse a la medida y aquellos anteojos que no cuenten con la debida inscripción deberán ser retirados de la comercialización.

Para conocer los alcances y las contracaras de la medida, CLG dialogó con Néstor Ominetti, presidente del Colegio de Ópticos de Rosario. El entrevistado hizo énfasis en los peligros que conlleva comprar lentes de sol a manteros, aunque también puso en la balanza el contexto económico que hace crecer esa tendencia.

Según la Cámara Argentina de Industrias Ópticas y Afines (Cadioa), cada verano se comercializan 2 millones de anteojos y 1 de cada 5 no cumplen las normas.

El problema no está resuelto

Ominetti, que también preside la Federación del Colegio de Ópticos de la República Argentina (Fecora), contó que “no ha sido fácil” que la Anmat se interiorice en la comercialización de anteojos, debido a que ya habían tenido varias audiencias sobre el tema. “Hemos podido conseguir que el organismo comience a fiscalizar la calidad de los anteojos de sol que entren al país”, apuntó.

Para el referente local “es un beneficio que la Anmat haya sacado el dictamen para proteger la salud visual”, aunque indicó que no es completamente lo que pretendían: “Queremos pedirles, en una audiencia que ya está solicitada, que le agreguen a lo expuesto una resolución que establezca que la venta de anteojos de sol solamente se puede realizar en ópticas habilitadas”.

Al argumentar las razones de la solicitud, el titular del Colegio de Ópticos de Rosario consideró que cuando se vende un anteojo en la calle, “no hay ningún profesional que los avale”. Y agregó: “Los lentes suelen ser de mala calidad, ya que no tienen un filtro adecuado o poseen aberraciones que pueden dañar la salud visual de los usuarios”.

Aún así, Ominetti consideró que el bolsillo de la gente también influye en la situación: «Con el afán de tener un anteojo de sol, los usuarios ven que en la calle los precios son menores en comparación con los de una óptica, y los terminan comprando por esa razón». Pero para el óptico, esa coyuntura tiene un por qué: «Lo elemental y la razón del valor, es el filtrante que tiene el vidrio. Un pedazo de plástico teñido de oscuro no sale nada porque no tiene ningún tipo de protección. Y ese es el gran peligro, que una persona compre un anteojo de sol para ir a la playa y poder exponerse al sol, y cuando eso sucede, se da cuenta que no lo protege de nada».

El especialista enumeró los riesgos que puede causar en la salud utilizar un par de anteojos que no tengan la protección adecuada: «Puede surgir principio de cataratas, presión ocular, irritación en los ojos o lesión en la retina».

Lo barato, sale caro. Comprar un par de anteojos en la calle puede generar consecuencias negativas en la salud visual.

Santa Fe, una excepción al resto

La medida de la Anmat se suma a reglamentaciones que ya rigen en países de Europa, Estados Unidos y Uruguay, entre otros. En la mayoría de los países del mundo, a través de leyes rigurosas, se ha generado una conciencia en relación a los lentes de sol que todavía no logró instalarse en Sudamérica, y menos en Argentina.

Al buscar las razones de esta situación, Ominetti contó que en el país sólo hay cinco colegios profesionales de ópticos, con sedes en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Jujuy y Misiones. «Con la escasez de trabajo que hay, la gente se las rebusca vendiendo cualquier cosa en la calle, entre las que se encuentran los anteojos, y sobre todo en el verano».

«Pasa en la costa y hasta en La Florida. Desde noviembre empezamos a dialogar con las autoridades para que controlen. Incluso tenemos quejas de la Asociación de Médicos Oftalmólogos para que estemos más atentos, porque están viendo casos graves en personas que usaron esos lentes», detalló el óptico.

A su vez, señaló que Santa Fe «es una de las provincias que tiene más leyes» para luchar contra la venta ilegal de anteojos. A través de la Campaña de Salud Visual, en la provincia trabajan desde hace tiempo en el tema. «No obstante, se combate, pero no se va a erradicar del todo porque eso es imposible», cerró el entrevistado.