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La pandemia plantea «tres desafíos» para las personas con discapacidad, afirma especialista


"En Argentina viven 5 millones de personas con discapacidad (PCD), de ese número un porcentaje recibe cotidianamente de manera regular tratamientos de habilitación, rehabilitación y de educación" señaló María de los Ángeles Domínguez

La pandemia «plantea tres grandes desafíos para las personas con discapacidad»: la «interrupción de la atención presencial», la gestión de la «situación de hospitalización» en caso de ser necesaria su internación y el ejercicio de la «responsabilidad individual» a partir del levantamiento de la cuarentena, según María de los Ángeles Domínguez, de la Cámara de Centros de Rehabilitación de la Discapacidad (Cemarid)

«En Argentina viven 5 millones de personas con discapacidad (PCD), de ese número un porcentaje recibe cotidianamente de manera regular tratamientos de habilitación, rehabilitación y de educación» señaló hoy Domínguez, integrante de la comisión directiva de la institución durante el reporte matutino diario del Ministerio de Salud por el Covid 19.

La psicopedagoga explicó que reciben estas prestaciones «a través de sus obras sociales, empresas de medicina prepaga, el programa Federal Incluir Salud (del Ministerio de Salud) y también a través de (la obra social) Pami», que para ello contratan a «centros de rehabilitación, centros de día y de educación terapéutica», así como «hogares especializados para atención de personas con discapacidad sin familia, servicios de apoyo a la integración escolar en escuelas inclusivas y escuelas especiales».

La especialista aseguró que la llegada del coronavirus planteó tres grandes desafíos para las personas con discapacidad, en especial para aquellas con discapacidad intelectual.

«El primero fue la interrupción de la atención presencial y rápidamente la Superintendencia Seguros de Salud nos brindó todos los apoyos para que a través de la telemedicina pudiéramos continuar la atención de manera remota de manera que pudimos llegar a las familias a las casas de nuestros pacientes y alumnos para dar continuidad a la tarea y no interrumpir estos tratamientos que son indispensables para la inclusión social de las personas»

«El segundo gran desafío que se nos planteó -y se nos sigue planteando- se produce cuando una persona con discapacidad tiene criterios de internación, presenta síntomas y debe ser hospitalizada», dijo.

Es que «si la situación de hospitalización produce estrés en cualquier persona», éste es mucho más intenso para una persona con discapacidad, por lo cual «es muy importante que los trabajadores y trabajadores de la salud cuenten con información sobre cómo tratarlas» en esta situación «para que pueda alimentarse, colaborar con su higiene, permanecer en su cama y comprender lo que está ocurriendo».

El tercer desafío tendrá lugar a medida que «se vayan produciendo avances en la apertura» de la cuarentena, cuando «todo va a depender del comportamiento individual» y se pongan en juego «habilidades sociales» para las cuales las personas con discapacidad intelectual requieren habitualmente apoyos.

«Es muy posible que nos encontremos en la vía pública con personas que les resulta difícil el cumplimiento de las medidas como el distanciamiento social y el uso del tapabocas, y esto ocurre porque una persona con discapacidad intelectual tiene múltiples potencialidades, pero para las habilidades sociales necesita apoyo», dijo.

En ese sentido recordó «tres pautas mínimas para comunicarse y tratar a una persona con discapacidad intelectual»: «mirarla siempre a los ojos»; «hablarle de manera directa, clara, con frases cortas y sencillas»; y «recurrir a la propia corporalidad» para reforzar el mensaje.