En la provincia del Guayas se registraron 122 de las 172 muertes por coronavirus ocurridas en Ecuador
El municipio ecuatoriano de Guayaquil anunció la entrega de más de mil féretros de cartón corrugado para hacer frente a la escasez de ataúdes para sepultar a las personas fallecidas por coronavirus en la ciudad más afectada de Ecuador.
«Agradecemos a la Asociación de Cartoneros por su aporte con las primeras 200 de 2.000 cajas mortuorias de cartón prensado», expresó el Municipio a través de su cuenta de Twitter, en la que apuntó que los féretros «serán de gran ayuda para brindar una digna sepultura a las personas fallecidas durante esta emergencia sanitaria».
En un comunicado, el municipio señaló que se trata de un aporte solidario con las familias que perdieron un ser querido durante la pandemia del covid-19, que tiene su epicentro nacional en esa ciudad. Los féretros se distribuirán en los dos principales cementerios de la ciudad, Jardines de la Esperanza y Parques de la Paz y, de ser necesario, «se entregarán a también a Criminalística de la Policía Nacional», que está encargada de recoger los cuerpos de las personas que fallecen en sus domicilios.
Además de los mencionados féretros, la Fundación Terminal Terrestre gestionó la entrega de otros 150 ataúdes, que también donaron a la Municipalidad, informó la agencia de noticias EFE. El anuncio es producto de que en los últimos días, familiares de fallecidos señalaron que se convirtió en un calvario conseguir ataúdes de madera en las funerarias de la ciudad, que acumula 1.648 de los 3.465 casos confirmados de coronavirus en Ecuador.
En la provincia del Guayas, cuya capital es Guayaquil, se registraron 122 de las 172 muertes por coronavirus ocurridas en Ecuador, según los datos del Ministerio de Salud Pública.
La tragedia en primera persona
La dramática situación que atraviesa el país se revela en los testimonios de sus ciudadanos. Bertha Salinas contó su historia a la BBC Mundo. Sus palabras estremecen a quien las lee: «Primero murió mi hermana. La sacamos de adentro del cuarto porque se ahogaba y la sentamos afuerita de la casa de ella y ahí falleció, en los brazos de nosotros. La llevamos al dispensario, pero llegó muerta. Mi cuñado vio cómo estaba ella y ahí le dio un infarto, porque él también estaba así, delicadito. Yo digo que el mismo impacto fue».
«En el dispensario nos dijeron que teníamos que llevarnos los cuerpos y tenerlos en la casa para llamar al 911. Entonces los trajimos, los pusimos ahí en la casa y estuvimos llama y llama. Pero no venían», remarcó. «Entonces los embalamos en plástico. Los embalamos como se embala un muñeco. Todo el mundo nos veía como bichos raros, pero estábamos muy asustados porque el ambiente se estaba contaminando», contó.
La hermana de Betha se sentía mal hacía varios días, pero no pudo ir al hospital porque el servicio sanitario está completamente saturado. Sus familiares murieron el 30, recién cuatro días después las autoridades pasaron a llevarse los cuerpos, que hasta ese momento permanecieron en las casas, envueltos en plástico.
Pero el drama no termina ahí. «Nos dijeron que los cuerpos van a quedarse allá, en eso de la policía, que si nosotros no teníamos cómo sepultarlos entonces ellos se hacían cargo. Pero así ni siquiera vamos a saber dónde los van a enterrar», relató.
Y detalló: «Si queríamos que una funeraria se encargara teníamos que reunir dinero. Nosotros somos personas de bajos recursos económicos y todo sale como 2.000 dólares por cada uno, porque hay que pagar las bóvedas y las cajas, que están carísimas». «No sabemos qué hacer, si dejarlos ahí y no saber dónde va mi hermana, o ver si la gente de la comunidad puede colaborar, pero en la comunidad hay mucha gente que está enferma y todos estamos en esta situación difícil del país», finalizó.