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Francisco defendió la «objeción de conciencia» en los casos de aborto


Para el Papa, "es un tema muy delicado, que al mismo tiempo requiere mucha competencia y gran justicia"

El papa Francisco defendió hoy la «objeción de conciencia» en los casos de aborto, al tiempo que pidió a farmacéuticos que no sean «cómplices» de esa práctica, a la que volvió a calificar como «un homicidio», pero sí que muestren «cercanía» con las mujeres que atraviesan esa situación.

«Ustedes están siempre al servicio de la vida humana. Y esto puede en algunos casos involucrar objeción de conciencia, que no es infidelidad, sino por el contrario fidelidad a su profesión, si está válidamente motivada», planteó hoy el pontífice al recibir en el Vaticano a los participantes en el congreso organizado por la Sociedad Italiana de Farmacia Hospitalaria y de los Servicios Farmacéuticos de las Autoridades Sanitarias.

Además, Jorge Bergoglio agregó: «Hoy hay un poco una moda de pensar que quizás sería una buena forma de eliminar la objeción de conciencia. Pero esto es la intimidad ética de todo profesional de la salud, y esto nunca debe ser negociado, es precisamente la responsabilidad última de los profesionales de la salud».

«Y es también una denuncia de las injusticias cometidas contra la vida inocente e indefensa», aseveró el Papa.

Para Francisco, «es un tema muy delicado, que al mismo tiempo requiere mucha competencia y gran justicia».

«En particular, también tuve la oportunidad de hablar sobre el aborto recientemente», sostuvo el Papa en referencia a sus declaraciones en una conferencia de prensa a mitad de septiembre, al regresar de una visita a Budapest y Eslovaquia.

«Ustedes saben que lo tengo muy claro: es un homicidio y no es lícito convertirse en cómplices. Dicho esto, nuestro deber es la cercanía, nuestro deber positivo: permanecer cerca de situaciones, sobre todo de las mujeres, para que no se piense en la solución abortiva, porque en realidad no es la solución», animó el Papa a los profesionales.

Y finalmente, según el Papa, en esos casos «la vida después de diez, veinte, treinta años te pasa la factura. Y tienes que permanecer en un confesionario para entender el precio muy duro de esto».