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El Planetario: todos fuimos, pero ¿lo conocemos?


Por Santiago Ceron

Fotografía: Fernando Der Meguerditchian

Se puede decir que prácticamente todos los jóvenes que crecimos en Rosario tenemos guardado en algún rinconcito de nuestra memoria el recuerdo de la primera vez que visitamos el Planetario. La sensación de intriga al ver ese edifico en forma de domo, el nerviosismo cuando se apagaban las luces antes de la función y el asombro mezclado con emoción al sentirnos en medio del espacio cuando aparecía ese cielo plagado de constelaciones.

Por alguna razón, cuando crecemos nos olvidamos un poco de que sigue ahí, plantado en el mismo lugar que hace 48 años. Quizás lo asociamos con nuestra niñez y pensamos que es algo que queda allí, en la infancia. Pero, al recorrerlo con algunos años encima, uno inmediatamente se da cuenta que lejos está de ser algo exclusivo para los chicos, sino que es un lugar que fácilmente cosquillea a la mente y despierta una curiosidad escondida en muchos.

En CLG caminamos por los pasillos circulares del Complejo Astronómico Municipal y nos volvimos a maravillar con sus exposiciones, con el telescopio y, por supuesto, con la Sala Planetario. También repasamos un poco de su curiosa historia, con algunos detalles que sorprenderán a más de uno.

La historia del C.A.M. se remonta hasta el año 1941, cuando un grupo aficionados a la astronomía comenzó las gestiones para que haya un planetario y un observatorio en la ciudad. Finalmente, recién en 1958 se logra que comiencen las obras de construcción y en 1961 se adquieren el telescopio y el planetario, proyector que le da nombre a la Sala.

El Complejo Astronómico Municipal recién se inauguró el 19 de junio de 1970. Como lo indica su nombre, no está compuesto sólo por la Sala Planetario, que representa una de las tres patas fundamentales del lugar. Al complejo también lo completan el Museo Experimental de Ciencias y el Observatorio Astronómico.

El Observatorio

Curiosamente, el Observatorio Astronómico fue la primera pata que se construyó de esta institución, y durante 14 años fue la única. Si bien el telescopio y el planetario fueron comprados en el mismo año, al principio sólo se construyó la estructura del Observatorio.

Héctor Giraudo, director del C.A.M., tuvo la gentileza de dialogar con CLG y explicó: “Además de poder observar los astros, nuestro observatorio es uno de los pocos en el país que posee un filtro de Elliot, que permite mirar directamente al sol”.

Héctor Giraudo, director de Complejo Astronómico Municipal

“Si uno mira el sol a través del telescopio sin este dispositivo de protección literalmente pierde la vista, porque la luz llega con una temperatura de hasta 400 grados y vacía la cuenca del ojo”, contó, generando algunos escalofríos.

Hugo Missio, técnico del Observatorio, explicó el trabajo que realizan: “Hacemos observaciones de los eclipses de sol o de luna, alguna aproximación de algún planeta. Gracias al filtro solar podemos realizar fotografías, observación y registro de manchas solares que luego son presentadas en reuniones nacionales e internacionales de astronomía”.

Hugo Missio, técnico del Observatorio Astronómico

 

El Museo Experimental de Ciencias

El Museo está ubicado en el segundo piso del “domo” y fue la última pata que se inauguró, más precisamente el 24 de Septiembre de 1987. Es otra de las secciones atractivas del complejo, con muestras donde el visitante puede interactuar con los distintos dispositivos que están en exposición. Como cuenta el director Giraudo, “tiene un amplio abanico de contenido científico porque allí se habla de física, química, matemática, astronomía, biología, del uso racional de la energía, meteorología, etc. Es un ámbito de una gran diversidad de disciplinas científicas”.

Posee instrumentos que van desde la simulación de un rayo, ilusiones ópticas o creaciones de científicos famosos, a tener en exposición un meteorito real. Así, el Museo se muestra como un área de gran interés para los chicos, explicando temas que de otra manera serían un poco aburridos.

 

La Sala Planetario

El faro del complejo. La Sala Planetario representa la principal atracción del CAM y la que le da su nombre “alternativo” a la institución. Permite la proyección del cielo tal cual como es en cualquier lugar del mundo y en cualquier punto de la historia. “Concurren numerosísimos contingentes escolares aparte del público general. Viene gente de distintos lugares del país como Entre Ríos, Chaco o Buenos Aires”, contó Giraudo. Un dato llamativo es que es la sala de esta índole más grande del país, tiene un mayor diámetro que cualquier otro planetario: 22 metros. “Es un elemento referencial de la astronomía nacional”, dijo el director del complejo.

Cuando se comenzó a plasmar el proyecto del Complejo Astronómico la idea de tener un proyector planetario siempre estuvo, incluso cuando comenzaron las obras se lo adquirió junto con el telescopio en 1962. Pero, tras la inauguración del Observatorio en 1970, la construcción del domo se pospuso por “problemas políticos de la época”.

“Por estos retrasos, el proyector no se armó y quedó guardado en cajas en la Municipalidad”, contó Juan Ignacio Gerini, técnico de la Sala Planetario. Catorce años tuvieron que pasar para que haya que limpiarle el polvo a ese artefacto y, finalmente montarlo. En ese año se crea la Fundación Planetario, fundada por un grupo de aficionados y apasionados por la astronomía, que se propusieron terminar el proyecto original del complejo.

Pero se encontraron con un gran problema, estos proyectores eran armados y montados por la misma empresa que los vendía. ¿Cuál era el obstáculo? Que como había pasado tanto tiempo desde su compra, la empresa ya no ofrecía el servicio de montaje en ese modelo porque ¡ya no se vendía!

Como salía muy caro contratar a otra empresa para que lo armara, ni hablar de comprar otro proyector, este grupo de apasionados se lanzó a una misión que parecía imposible: armar el proyector ellos mismos. Desde ya que esto estaba lejos de lo que es instalar una impresora con un manual.

Entonces estos tipos de Rosario lo montaron a pulmón con conocimientos propios, además hicieron todos los cálculos necesarios para construir el domo que tiene que estar a una distancia y ángulo exacto respecto al proyector”, contó entusiasmado Juan Ignacio. “Siempre dijeron que hubo algunas cosas que no quedaron perfectas, pero el trabajo que hicieron fue fantástico, no sabemos de otro Planetario en el mundo que haya sido montado por gente que no sean los vendedores”, agregó.

Juan Ignacio Gerini, técnico de la Sala Planetario

 

Otras áreas

Además, las tres alas principales del complejo, existen dos programas “fundamentales”, según Giraudo. Uno es el denominado Espacio Lab, que es un programa con el que se trata sobre todo de desarrollar lo vinculado a la robótica “teniendo en cuenta que hoy es una de las técnicas que nos va marcando el camino al futuro”, explicó el director. El otro es el Espacio de Coordinación de Ciencia y Tecnología, que permite la preparación de dispositivos para demostrar fenómenos químicos y físicos.

Además, el CAM atiende un telescopio en la localidad de Villa Mugueta que salió de un convenio entre la comuna de la localidad y la Municipalidad de Rosario. “El telescopio fue fabricado, preparado y armado en esta institución. El mantenimiento y la atención del telescopio está a cargo de este Espacio”, explicó Giraudo.

Como explica el director Héctor Giraudo, el principal propósito del Complejo Astronómico Municipal “es la divulgación de la ciencia y de ciencias que no son de fácil abordaje”. Y agrega: “No sólo se trata de difundir la ciencia sino también de incentivar a quienes concurren para que estudien ese camino de las disciplinas científicas. No nos hemos centrado sólo en la astronomía y en la divulgación de ciencias duras, nos hemos abierto a otro tipo de actividades pensando en una coordinación entre ciencia, arte y tecnología”. Otro de los objetivos de la institución es el de tener alguna producción propia de contenido científico, como hacen a través del Observatorio.

Respecto a la respuesta del público general a las ofertas del C.A.M, Giraudo explicó: «Es indispensable que nosotros produzcamos las condiciones para que el lugar sea convocante. Este es un lugar que ha crecido mucho en ese sentido en los últimos años, y gracias a un gran aporte del personal que trabaja acá. Esto ha determinado que haya aumentado paulatinamente la concurrencia, tanto de público en general, como de contingentes escolares».

Aquí finaliza el recorrido por un lugar icónico de Rosario, que definitivamente deja su marca en los niños, jóvenes y adultos que pasan por allí. Sin lugar a dudas representa un lugar que despierta y estimula mentes, impulsando a muchos a seguir los caminos de las ciencias que tanto peligro corren en este momento. Por eso, personas como Héctor, Hugo y Juan Ignacio son importantes para el futuro de la sociedad, porque guían a las próximas mentes por un sendero que pocos eligen, pero que es maravilloso.

Juan Ignacio Gerini, Hugo Missio y Héctor Giraudo