Opinión

El kinesiólogo intensivista, otro héroe encapuchado


Por Hernán Cesario, Coordinador de Kinesiología del área de Internación del Hospital Universitario Austral y del Hospital Solidario COVID Austral.

En la Argentina existen entre 700 y 800 kinesiólogos especialistas en cuidados críticos, profesionales que se desempeñan como expertos y referentes en cuidados respiratorios y rehabilitación de los pacientes críticos. También conocido como kinesiólogo intensivista, el especialista debe ser capaz de utilizar herramientas de evaluación y tratamiento e implementar procedimientos de fisioterapia respiratoria y de rehabilitación. Es un referente más en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con interacción directa con el equipo médico y el de enfermería.

Durante el tiempo transcurrido de la pandemia por Covid-19, se evidenció una diferencia significativa respecto a patologías que habitualmente eran atendidas en ámbito de las áreas críticas. Los pacientes con esta patología presentan una falla ventilatoria y respiratoria de difícil manejo, debiendo ser ingresados a UCI para recibir una asistencia de mayor complejidad. Con el propósito de brindar una atención de calidad y jerarquía se requiere, fundamentalmente, de un cuantioso recurso humano, pero también de profesionales altamente capacitados y abundantes recursos materiales.

La patología es crítica, con riesgo de vida, de alto grado de propagación y contagio. El trabajo diario de los kinesiólogos es de mucha invasión para los pacientes. Continuamente estamos evaluando el mejor momento para lograr descomplejizarlos y que puedan ser externados de la Terapia Intensiva, a fin de continuar su recuperación en otro sector. Debido a la complejidad de la enfermedad, no podemos tener un vínculo con el paciente más estrecho, como nos gustaría. Incluso, cuando los pacientes son derivados a otras áreas del hospital, ni siquiera recuerdan quiénes estuvimos acompañándolos, pero el saber que lograron sobrepasar la enfermedad nos llena de mucho orgullo. Hace 20 años que soy kinesiólogo especialista en cuidados críticos y es la segunda pandemia que tengo que vivir como profesional de la salud, hoy también brindando servicio desde el área del Hospital Solidario COVID Austral, cuyo objetivo es ofrecer una atención de calidad a personas de la zona sin cobertura de salud.

Parte de nuestro trabajo podría resumirse así: inicialmente se implementa un soporte ventilatorio total, con altas dosis de sedación, analgesia y bloqueantes neuromusculares. La evolución favorable del cuadro clínico permite valorar la salida del ventilador suspendiendo de forma gradual las drogas, evaluando el despertar del paciente, a fin de desvincularlo del ventilador mecánico. Una vez logrado el retiro de la asistencia ventilatoria mecánica, el paciente continúa su evolución fuera del área crítica.

Curiosamente, el nacimiento de la kinesiología respiratoria intensivista en la Argentina nació a raíz de una epidemia. En el año 1956, el país fue asolado por un brote de poliomielitis que afectó a 6.800 personas, entre adultos, adolescentes y niños. En el curso de esa época, aparecieron cuadros de insuficiencias respiratorias residuales que debían ser abordadas con un nuevo criterio asistencial, creando, así, un centro especializado en rehabilitación respiratoria. El equipo de salud asistencial para ese entonces fue conformado por médicos, kinesiólogos y enfermeros, quienes se fueron auto-capacitando en el transcurso de la epidemia.

El rol del kinesiólogo intensivista surgió a demanda para sumarse a un equipo interdisciplinario y colaborar desde su especialidad. Hoy, en tiempos de Covid-19 y frente a un nuevo brote de salud, los profesionales volvemos a sumarnos en la atención de los pacientes críticamente enfermos para lograr su rehabilitación y celebrar el alta de la enfermedad.