Info General
Informes CLG
Noticias que importan

Clara Salguero: “El asistencialismo resuelve lo inmediato, pero no las cuestiones de largo plazo”


En Argentina funcionan más de 30 planes y programas sociales, pero la pobreza sigue aumentado y el empleo continúa cayendo. La periodista especializada en temas previsionales Clara Salguero analizó en diálogo con CLG la crisis de la ayuda social

Clara Salguero, periodista especializada en temas previsionales y conductora del programa “Lo Justo y Necesario” que se emite por el canal de televisión A24, viene investigando desde hace un tiempo el universo de planes sociales y ayudas que el Estado argentino ha otorgado desde el gobierno de Raúl Alfonsín hasta la actualidad. En diálogo exclusivo con CLG, la periodista profundizó su informe y vertió su opinión sobre el asistencialismo en el país, que, según dijo, se convirtió en un atajo: “Resuelve lo inmediato, pero no las cuestiones a largo plazo”. En su extensa charla con este medio, Salguero, quien se caracteriza por la información fidedigna en temas previsionales y la defensa y resguardo de los derechos de los jubilados argentinos, expresó que “el plan social no sacó a la gente de la pobreza, no fue una pared de contención para evitar más desempleo y lo único que creo fue dependencia”.

Argentina tiene una fuerte tradición asistencialista, siendo uno de los países de Latinoamérica e incluso del mundo que más porcentaje de su Producto Bruto Interno (PBI) destina al socorro de los más necesitados. Esta característica se potenció con la pandemia del coronavirus: en lo que va del año, de cada $100 que gastó el Estado, $66 se destinaron a los servicios sociales, según los datos disponibles en Presupuesto Abierto. Incluso, actualmente el 89% de las personas vive en un hogar asistido por el Estado o con un ingreso del sector público, según se desprende de un informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP) elaborado por el Ministerio de Producción de la Nación. Pero esta tendencia no nació con el coronavirus. Desde que se recuperó la democracia en 1983 la participación del Estado en la asistencia social fue creciendo cada vez más, aunque en contrapartida el empleo fue cayendo y la pobreza aumentando.

El fracaso del Estado

En la actualidad, hay algo más de 30 programas y planes sociales vigentes sólo en el ámbito nacional, a los que se agregan los que corresponden a jurisdicciones provinciales y municipales, confirmó la periodista Clara Salguero en diálogo con este medio. Según detalló, en el año 2018 tres de cada diez familias recibían algún tipo de ayuda social, mientras que en el año 2019 nueve de cada diez personas, directa o indirectamente, tenían algún tipo de ayuda.

«Cada programa o cada plan social que se implementó en la Argentina fue como consecuencia de una necesidad. Por ejemplo, cuando en 2009 se sancionó por ley la Asignación Universal por Hijo, en 2011 la Asignación Universal por Embarazo y en 2014 las Becas Progresar, Unicef daba cifras preocupantes con respecto a la situación de los chicos y la pobreza. Por eso, al repasar la historia del asistencialismo en la Argentina de los últimos 36 años, todos tuvieron alguna razón, algún fundamento de existir«, analizó Salguero.

Y continuó: «Esa no es la tragedia, la tragedia es que cada vez que se implementó un programa o un plan social luego se terminó perpetuando. Así comenzaron a multiplicarse, se volvieron continuos y hasta compatibles. Este proceso muestra que el plan social no sacó a la gente de la pobreza, no fue una pared de contención para evitar más desempleo y lo único que creo fue dependencia. Es decir, fracasó».

La conductora de Lo Justo y Necesario por A24 consideró que «frente a situaciones de urgencia, para la política el asistencialismo fue un atajo», es decir, «llegar más rápido a una respuesta que a mediano o largo plazo no sirvió nunca». Además, aseguró que «el asistencialismo nunca es suficiente», porque a pesar de que «los Estados dan, dan y dan», sigue habiendo gente en la calle reclamando. «Cada gobierno que dictó medidas de este tipo no tomó magnitud del avance del plan social y del impacto totalmente negativo que iba a tener«, agregó.

«La problemática del asistencialismo en la Argentina se debe discutir en una mesa de consenso. Esto no lo resuelve sólo un gobierno de turno. Se puede desarticular el asistencialismo con herramientas económicas (que en este momento no existen) pero también con una decisión política contundente y una seguridad social con garantías. A medida que vas desarticulando el asistencialismo tenés que volver a articular el círculo virtuoso de trabajo y jubilación, que también se perdió», indicó Salguero.

Para cerrar, dijo: «Creo en el Estado protector. Incluso en una economía próspera. Debe existir una asignación universal al niño, a la vejez y también a la salud. Pero todo lo demás tiene que ser temporal. No me creo que todos los que cobran programas o planes sociales están cómodos y no quieren trabajar. Hay gente que realmente sufre de depender de ello. El asistencialismo que se perpetua en el tiempo no soluciona el tema de la pobreza y en la pobreza la gente no tiene libertad, no tiene decisión y no tiene proyecto de vida».

Cronología del socorro

El primer plan social de la vuelta de la democracia se implementó en 1984, con el surgimiento de la “Caja Pan” luego reemplazado por el “Bono Salud”. Se entregaron 1.200.000 cajas con comestibles mensuales y se podía ser beneficiario de este plan por dos años.

Luego de esa primera instancia de ayuda estatal, las provincias comenzaron a desarrollar en forma individual sus propios planes sociales. Así fue que en 1996 aparece el primer Plan Trabajar. Tenía cobertura nacional, con una vigencia de entre tres y seis meses para paliar justamente la falta de trabajo.

En paralelo surgieron en la provincia de Buenos Aires programas sociales como Barrios Bonaerenses (plan de subsidio al desempleo) y Jefes y Jefas de Hogar. En ese entonces, el país contaba con sólo 118.000 planes sociales.

Para el 2002, luego de la crisis económica que había estallado en diciembre de 2001 con la salida de la convertibilidad, las personas asistidas ascendieron a 2 millones.

A partir de 2003, con el gobierno de Néstor Kirchner, se logró equilibrar las variables macroeconómicas y se generaron condiciones de crecimiento y desarrollo. Pero la crisis mundial de 2008 desatada por la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers provocó un nuevo agotamiento y deterioro del campo social.

Así fue que, en 2009, con Cristina Fernández de Kircher en el poder, comenzó una nueva etapa de asistencialismo social. El programa más conocido es la Asignación Universal por Hijo (AUH), que aparece en el año 2009 y hoy alcanza a 4.282.302 beneficiarios. En 2011 se sumó la Asignación por Embarazo (AUE), que actualmente cuenta con un alcance de 78.453 personas. Luego en 2014 surgió el Plan Progresar con una asistencia a 565.918 beneficiarios.

Ya durante el gobierno de Mauricio Macri, juntamente con el programa de Reparación Histórica y con la idea de que reemplace a las jubilaciones por moratorias, nació la Puam (Pensión Universal del Adulto Mayor), que llega a 172.356 beneficiarios.

Por otro lado, las Pensiones No Contributivas (PNC) hoy llegan a la cifra de 1.399.536 personas. Dentro de las PNC hay cinco subgrupos: Pensión a la vejez, Pensión de madres de siete o más hijos, Leyes especiales, Veteranos de guerra y Pensiones por invalidez.

A su vez, el Seguro por Desempleo tiene hoy 117.382 beneficiarios, mientras que el programa Potenciar Trabajo, correspondiente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, tiene un alcance de 580.000 personas. Este plan agrupa a otros dos (Hacemos Futuro y Salario Social Complementario) con el objetivo de potenciar el trabajo barrial, el emprendimiento y la finalización de estudios primarios y secundarios para conseguir un empleo genuino.

También el Ministerio de Trabajo de la Nación impulsa los siguientes programas: Plan Jóvenes, Seguro de Capacitación y Empleo, Promover la Igualdad de Oportunidades de Empleo, Programa Inserción al Trabajo, y Entrenamiento para el Trabajo (EPT). Los mismos pretenden que los beneficiarios tengan una capacitación, fundamentalmente los EPT que dan la posibilidad de reinserción laboral a través de incentivos económicos a las empresas, llegando hoy a 135.303 beneficiarios.

Siempre según los datos de junio de 2020 que se desprenden de la Anses y de los ministerios de Desarrollo Social, de Trabajo y de Salud de la Nación, el Plan Jóvenes -una política integral de programas y acciones orientadas a la terminación de estudios, prácticas laborales o generación de empleos propios- suma 224.463 beneficiarios. Y el Seguro de Capacitación y Empleo alcanza a 9.272 personas, ofreciendo capacitación, una suma en dinero y prestaciones para obtener un empleo de calidad. Está destinado a grupos de personas especialmente vulnerables que se hallan desocupadas.

Continuando con el desglose de los planes del Ministerio de Trabajo, 25.088 personas reciben el plan Promover, que apunta a trabajadores desocupados mayores de 18 años con certificado de discapacidad y residencia permanente en el país, que busquen empleo. El Programa Inserción al Trabajo tiene una llegada a 107.062 personas y busca promover la inserción laboral en empresas de trabajadores desocupados con mayores dificultades de empleabilidad.

En cuanto a la cuestión sanitaria, Incluir Salud, dirigido a sectores vulnerables, hoy llega a 1.019.153 beneficiarios. Hace 20 años se lo conocía como Programa Federal (Profe), una obra social que en parte de su historia fue una obra social acéfala. Pero el más numeroso en relación a la salud de los argentinos es el programa Sumar, que es una ampliación del Plan Nacer y está destinado a aquellos que no tienen obra social ni prepaga. En julio de 2019 atendía a cinco millones de personas. Hoy, a menos de un año, tiene un alcance de 17.242.496 de beneficiarios, lo que muestra cómo el asistencialismo sigue creciendo en Argentina.

En torno a los servicios, la Tarifa Social abarca en estos momentos a 6.883.704 de personas. Hay siete tarifas sociales distintas: luz, gas, garrafa, transporte, agua, saneamiento y, con la aparición de la pandemia del coronavirus, se agregó comunicaciones.

Con la llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada se creó la Tarjeta Alimentar, meses antes de que comience la pandemia. Actualmente hay 1.530.153 tarjetas, siendo en total 2.813.000 los asistidos. Esta tarjeta es compatible con la AUH y por Embarazo.

Luego, ya si con el covid-19 en el país, se lanzó el plan de asistencia social y económica más grande de la historia local: el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), con una previsión inicial de cobertura a 3.500.000 personas, que terminó siendo de 9.000.000 y ya se entregó en dos ocasiones.

Es probable que algunos de estos aportes del Estado queden cuando pase la pandemia. Aquella carrera que comenzó en 1984 y que parece no tener solución estaría demostrando el fracaso en materia social de todos los gobiernos que se sucedieron. El resultado es fácil de comprobar: a pesar de toda la ayuda, la pobreza pronto podrá llegar al 50% de la población.