El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), con el ex ministro de Sanidad español Salvador Illa a la cabeza, logró hoy convertirse en la fuerza más votada en las elecciones catalanas tras 22 años
El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), con el ex ministro de Sanidad español Salvador Illa a la cabeza, logró hoy convertirse en la fuerza más votada en las elecciones catalanas tras 22 años, pero empató con 33 bancas con la Izquierda Republicana (ERC), una cifras que presentan un escenario complicado para la conformación de un nuevo gobierno catalán con respaldo mayoritario.
En una jornada signada por la pandemia de coronavirus, la necesidad de salir de la crisis política y una significativa baja en la participación tres años después del fallido intento de secesión de España, con un gobierno interino y el parlamento disuelto, el PSC cosechó hoy más de 23% de los apoyos.
Con estos números repitió los comicios de 1999 y 2003, cuando fue primero en votos, aunque no en escaños, por los efectos del sistema electoral, que proporcionalmente reparte más asientos en Girona, Lleida y Tarragona.
«Hemos tenido una jornada electoral normal en unas circunstancias muy excepcionales; mi victoria tiene un significado muy claro: pasar página; además, ya les avanzo que me presentaré a la investidura», celebró Illia, citado por el diario El País.
Si bien la estrategia del PSC a un mes y medio de las elecciones de cambiar a su presidente -el actual ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta- por Illa mostró un panorama favorable, doblando los apoyos respecto a las elecciones de 2017, cuando obtuvo su segundo peor resultado con 17 bancas, no parece haber sido suficiente.
A la vez, los independentistas, en el poder desde 2015, reforzaron hoy la mayoría en el parlamento con 74 escaños, seis más de los necesarios: el ERC obtuvo 33, Juntos x Cataluña (JxC) 32 y Candidatura de Unidad Popular (CUP) nueve, es decir cinco más que en 2017.
Para Pere Aragonés, líder de ERC, los resultados ratifican la fuerza independentista, al tiempo que llaman a un cambio.
«El resultado de estos comicios en Cataluña es inapelable: en el parlamento hay mayoría de diputados independentistas, y hoy tiene que comenzar una nueva etapa; queremos salir de esta crisis sin dejar a nadie atrás», sentenció.
La gran incógnita se relaciona con los pactos electorales, ya que Aragonés -igual que Illia- anunció que se presentará a la investidura.
Como España a nivel nacional, la región autónoma de Cataluña establece que los parlamentarios eligen al presidente de la Generalitat para que este asuma apoyado en una mayoría legislativa, generalmente fruto de coaliciones.
No obstante, con estos resultados se podrían configurar dos posibles mayorías dentro del parlamento, una independentista que integrarían ERC, JxC y la CUP u otra de izquierda (ERC, PSC y comunes) que lograría algo menos de 71 diputados.
Por su parte, Jéssica Albiach, la presidenta del partido Comú Podem, afín al PSC y que repitió las elecciones con ocho diputados, ya anunció que mañana mismo llamará a Illa y Aragonés para intentar formar un gobierno de izquierda.
Pero los comicios también trajeron dos novedades, una para el partido de extrema derecha VOX, que irrumpió con 11 representantes y será la cuarta fuerza política dentro del parlamento, detrás de ERC, PSC y JxC, y otra para Ciudadanos (Cs) que perdió 30 diputados y quedó apenas con seis, y el PP con un escaño menos, conservando tres.
Tras el brutal batacazo sufrido en Ciudadanos, su presidenta Inés Arrimadas anunció que convocará mañana a una reunión de la junta ejecutiva nacional para analizar los resultados.
Entre notables medidas de seguridad para minimizar el riesgo de contagio de coronavirus, los catalanes votaron para elegir a 135 diputados: 85 por Barcelona, 18 por Tarragona, 17 por Gerona y 15 por Lérida, las cuatro provincias de la región.
El conteo de votos confirmó que la participación había sufrido un derrumbe, con el 53,52%, la segunda más baja en la historia de las elecciones en Cataluña, con una caída de unos 22 puntos porcentuales con respecto a las elecciones regionales de 2017.
Esta caída, que se vio mayormente en Tarragona y en menor medida en Lérida, se podría deber a las medidas preventivas tomadas por la pandemia.
No obstante, las solicitudes de voto por correo ascendieron alrededor de 270% respecto de los comicios de 2017, es decir el triple, con 270.392, lo que implica la cifra más alta desde las primeras elecciones autonómicas de 1980.
El consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia del Gobierno regional, Bernat Solé, informó hoy temprano a la prensa que esperaba que cuando se sumara el voto por correo la participación aumentara y adelantó que el escrutinio podría tardar más por las medidas especiales del protocolo sanitario.
Las medidas especiales marcaron el ritmo de votación de la jornada.
Hasta las 12 solo pudieron votar las personas que pertenecen a grupos de riesgo, mientras que los contagiados, los que están en cuarentena o son casos sospechosos solo podrán sufragar en la última hora -de 19 a 20- cuando el personal del centro electoral estará equipados con monos de protección, guantes y pantalla facial, informó la agencia de noticias AFP.
Cataluña, de 7,8 millones de habitantes, vive sumida en la inestabilidad política con cinco elecciones regionales desde 2010, cuando empezó el auge independentista.
La tensión alcanzó su punto máximo en octubre de 2017, por la celebración de un referéndum ilegal de autodeterminación y la fallida proclamación de una república independiente bajo la Presidencia de Carles Puigdemont, exiliado desde entonces en Bélgica.
Después de ese fracaso, los independentistas mantuvieron el poder pero sus aspiraciones secesionistas se vieron frenadas por las fuertes desavenencias entre la línea más dura de JxC de Puigdemont y la estrategia moderada de ERC, y las detenciones de casi una decena de líderes.