Rodrigo Cristaldo, de 41 años, fue hallado dentro de un barril con cal y ácido en una cocina de drogas. Hoy la autopsia confirmó la causa de la muerte
El hombre que ayer fue hallado descuartizado dentro de un tambor con cal y ácido en una cocina de drogas de la localidad bonaerense de Bernal, fue asesinado de un golpe en la cabeza, mientras que los investigadores continúan buscando como principal sospechoso a un hombre de 65 años con antecedentes por comercialización de estupefacientes.
Fuentes judiciales informaron hoy a Télam que pese a lo deteriorado que se encontraba el cadáver, los médicos forenses de la morgue de Ezpeleta que realizaron la autopsia pudieron determinar la causa de muerte de Rodrigo Cristaldo (41), quien estaba desaparecido desde la semana pasada y ayer fue hallado asesinado en la mencionada localidad del partido de Quilmes, en el sur del conurbano bonaerense.
De acuerdo al informe forense enviado al fiscal de la causa, Leonardo Sarra, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de Quilmes, Cristaldo presentaba una fractura en la base del cráneo producto de un golpe con algún objeto contundente que le causó la muerte.
Los forenses también detectaron en el cráneo una serie de clavos metálicos que, por lo que refirieron los propios familiares de la víctima, le habían sido colocados luego de una operación a Cristaldo, quien padecía un tumor cerebral.
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“Más allá de que se esperan estudios de ADN para la identificación científica y formal, la presencia de esos clavos y el hecho de que la víctima haya aparecido en la casa de hombre con el que había tenido un problema, son elementos suficientes de convicción para creer que el cadáver pertenece a Cristaldo”, dijo a Télam un investigador judicial.
Además, este mediodía, familiares de Cristaldo fueron convocados a la morgue de Ezpeleta y allí reconocieron el cuerpo, confirmaron las fuentes consultadas.
Por el caso, permanecía aún prófugo el principal sospechoso, un hombre identificado como Antonio Ansaloni, de 65 años y quien tiene como antecedente una causa por comercialización de estupefacientes en el departamento judicial Dolores por la que estuvo preso, según detallaron voceros judiciales.
Lo curioso es que en Quilmes no tenía ninguna denuncia por venta de drogas pese a que ayer, además del cadáver, encontraron en la vivienda allanada una cocina de cocaína.
Por ello, Ansaloni ahora tiene dos pedidos de captura, uno emitido por el fiscal Sarra por el homicidio de Cristaldo y el otro por la fiscal Clarisa Antonini, de la UFI 20 temática de Drogas de Quilmes.
Cristaldo, de 41 años y con problemas psiquiátricos, estaba siendo buscado desde el 5 de octubre tras una denuncia por averiguación de paradero de su familia en la comisaría 2ª de Quilmes.
La propia familia le informó al fiscal Sarra que le habían comentado que Cristaldo había tenido un problema con el dueño de una casa situada en Zeballos 342, entre Ayacucho y Maipú, en Bernal.
Cristaldo, con discapacidad por su patología cerebral y sus problemas psiquiátricos, solía ayudar en la limpieza de esa casa hasta que descubrió que allí Ansaloni tenía armas y drogas y le reprochó el hecho de que podía terminar preso.
“Desde ahí este tipo juró que lo iba a dejar caminar y el día que lo agarrara lo iba a cortar en pedacitos», contó ayer a la prensa Maximiliano, el hermano de la víctima, quien agregó que antes de desaparecer a su hermano lo vieron salir de la villa Itatí, donde cortaba el pelo gratis, junto al sospechoso.
Con estos datos, el fiscal Sarra dispuso ayer un allanamiento de urgencia en el inmueble del sospechoso y dentro de un tambor encontraron un cuerpo descuartizado, cubierto de ácido, cal y cemento, que se presume es el de Cristaldo.
Además, en la casa hallaron productos químicos, seis botellas de ácido, un bidón de cinco litros de nafta, seis bolsas de nailon transparente con dos kilos y medio de una sustancia que dio positivo en el narcotest como clorhidrato de cocaína y dos paquetes con dos kilos de marihuana.
En el momento del allanamiento, dos hombres escaparon por los techos de la vivienda, lograron huir a pie y se presume que uno de ellos era el fugitivo Ansaloni.