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Bebés prematuros: causas y cómo afrontar el problema


Son niños que llegan al mundo sin completar su desarrollo dentro del útero materno, por lo que son más vulnerables que quienes lo hacen a término

Son niños que llegan al mundo sin completar su desarrollo dentro del útero materno, por lo que son más vulnerables que quienes lo hacen a término

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que uno de cada diez niños nace antes de las 37 semanas de gestación. Garantizarles atención básica, temperatura adecuada, leche materna y un seguimiento integral, son clave para prevenir complicaciones y asegurarles un desarrollo saludable. Historias de mujeres que dieron a luz antes de tiempo: cómo afrontar esta compleja realidad.

Los bebés prematuros son aquellos que nacen antes de las 37 semanas de gestación. Son niños que llegan al mundo sin completar su desarrollo dentro del útero materno, por lo que son más vulnerables que quienes lo hacen a término. Si bien no todos los prematuros tienen el mismo riesgo de sufrir complicaciones, éstas son una de las principales causas de muerte en niños menores de 5 años y son las responsables de discapacidades físicas, neurológicas o de aprendizaje, con consecuencias para toda la vida.

“Al nacer antes de tiempo, los niños prematuros no están totalmente preparados para la vida fuera del útero y pueden necesitar más ayuda para mantener la temperatura corporal, alimentarse y respirar”, señala Pablo Durán, asesor regional en salud perinatal del Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Para todos los niños, pero para los prematuros en especial, los cuidados maternales y la atención de salud de calidad serán esenciales para su desarrollo”, agrega.

Algunas de las causas que inciden en la prematuridad, y que tienen su origen antes de la concepción y durante la gestación, son conocidas. Por ejemplo, un parto prematuro anterior, embarazos múltiples y durante la adolescencia, y algunas afecciones médicas crónicas, como la hipertensión, la diabetes o infecciones. También fumar, beber alcohol, consumir drogas y el estrés pueden incrementar el riesgo.

Sin embargo, se ha demostrado que existen medidas simples, de bajo costo y efectivas que pueden reducir tres cuartas partes de las muertes y complicaciones asociadas al nacimiento prematuro. Estas medidas van desde brindarle leche materna al bebé, hasta cuidados específicos en ambientes con condiciones que aseguren la temperatura y la atención de calidad, pasando por la disponibilidad de guías basadas en evidencia, que incluyan la detección oportuna de condiciones que pueden afectar la salud, así como el seguimiento específico durante la hospitalización y luego del alta hospitalaria.

Testimonios

Sabrina, mamá de un bebé prematuro, cuenta: “Rodrigo nació a las 27 semanas (antes de los 7 meses) con 525 gramos, porque yo tenía picos de presión y corríamos riesgo los dos. Recién le pude tocar la manito cuando tenía dos meses y, a los casi tres, pude cargarlo por primera vez. Fue durísimo. Especialmente los primeros momentos: primero había que esperar las primeras 12 horas, después las primeras 24, y así. Estuvo casi dos meses con oxígeno, fue pasando las pruebas de a poco, hasta que a los 4 meses le dieron el alta. Yo estuve internada con él en todo momento, porque una vez que recibí el alta de la cesárea, estuve internada en la residencia de madres del Hospital Fernández, de Buenos Aires. Podía entrar a verlo cuando quería. Incluso, el apoyo de otras madres en situaciones similares fue de gran ayuda».

«Cuando nos fuimos de alta, pesaba casi 3 kilos, parecía un recién nacido. A la semana volvimos al hospital para el control y, luego, la pediatra del Fernández lo atendió cada 20 días aproximadamente hasta los 3 años. Luego seguimos yendo una vez por mes y ahora, que Rodri tiene 4 años, vamos cada seis meses para el seguimiento. Solo tuvo problemas de visión, pero lo derivaron al oculista y lo resolvió bien solito».

«El gordo está bárbaro, es súper interactivo, se relaciona muy bien, habla súper claro y tiene mucha retención de memoria. En su jardín de infantes están maravillados con él. Al principio costó un montón, era esperar cada hora a que fuera adaptándose y resolviendo, pero la atención fue maravillosa y hoy Rodri está muy bien”.