Por José Odisio
Por José Odisio
Ganar hubiera sido muy bueno, en todo sentido. No para ser líder y pensar que ya estaba todo resuelto, pero verse arriba de la tabla luego de un año lleno de pálidas dentro de la cancha no era un mal negocio para Newell’s.
Empatar no fue tan malo. En otro momento, con otro Patronato más dócil, dejar puntos en Paraná no podría entrar en el rango de lo permitido, de lo aceptable. Pero no se puede obviar el contexto, y el elenco entrerriano no por casualidad acumulaba cinco triunfos al hilo en el Grella, con Boca entre las víctimas. Entonces, el punto tiene valor, aunque muchos lo buscarán desvalorizar.
Hubo buenas y malas. El Newell’s de Gamboa sigue en formación, en construcción, aún debe consolidar una idea que tiene como ventaja que es aceptada por los jugadores, pero con el visto bueno de los futbolistas no alcanza, aunque ayuda. Por eso todos meten, corren, se bancan un partido donde el rival propuso intensidad y roce, algo que hace poco a la Lepra lo incomodaba, y lo llevaba a perder demasiado.
Castro no fue el de Estudiantes, en parte porque el rival tomó nota y no lo dejó tan libre. Pero es un jugador distinto y este formato Gamboa le cae perfecto. Mansilla no fue el del error con Talleres, estuvo firme, casi sin fallas. Eso pasa con los pibes, con el correr de los partidos mostrarán su verdadera cara.
Y Giani sintió el desgaste, aunque si el palo no le negaba el gol hubiera sido otro partido para ilusionarse. Fue bueno lo de Negri y Lema viene en levantada. Y extraña a Fernández y posiblemente a Pablo Pérez, siempre que muestre una buena versión.
Todavia falta, es lógico. Pero hay buenos indicios, están a la vista. Newell’s todavía no está para ser líder y creerse candidato. Pero si la tabla le ofrecía esa chance, algo bien estará haciendo. Aunque los hinchas todavía prefieran esperar un poco para ilusionarse con algo más que un papel digno.