Por Diego Añaños
Por Diego Añaños
Mientras el presidente anuncia un endurecimiento de las restricciones por el aumento exponencial de los contagios por coronavirus, la agenda económica no parece moverse. En ese sentido, y en el marco de la reunión de ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del G-20, la Argentina y México propusieron crear un fondo común especial con el dinero proveniente de los Derechos Especiales de Giro del FMI no utilizado por los países ricos, destinado a incrementar la liquidez y los intercambios bilaterales entre los países de ingresos medios.
Como es sabido, recientemente el organismo decidió una ampliación de los Derechos Especiales de Giro por un monto de U$S650.000 para hacer frente a las necesidades que impuso la pandemia. El problema es, como lo planteamos hace algunas semanas, que la distribución de los fondos se hace en función de la cuota parte que aporta cada país, por lo que, aquellos países más ricos, recibirán un monto superior que, seguramente no necesiten.
Argentina y México, solicitan redirigir esos fondos a los miembros más necesitados, que son los países emergentes de ingresos medios, dado que los países más pobres ya están recibiendo una ayuda inmensa. Como sugiere Sergio Chodos, el representante argentino ante el FMI, se apela a visibilizar a lo que llaman el “forgottenmiddle”, ya que si se analiza la estructura social de estos países, se hará evidente que los niveles de pobreza son alarmantes. Si bien la cuestión está siendo considerada, el vicedirector ejecutivo del FMI, Geoffrey Okamoto, fue terminante al asegurar que, independientemente de la cifra percibida por cada país, la nueva inyección de fondos debe ser orientada a financiar cuestiones vinculadas estrictamente a la crisis sanitaria, y no para suplantar tramos de programas o préstamos del FMI que apoyan programas de reformas estructurales en los países.
Otra cuestión de fundamental importancia que la Argentina está tratando de instalar en la agenda económica global es la de bajar las sobretasas que los países endeudados deben enfrentar a la hora de renegociar sus deudas. La propuesta tiene el apoyo del G-24, y, si bien es cierto que apunta a una modificación normativa a nivel global, no es menos cierto que hoy favorecería a la posición argentina en el proceso de renegociación de su deuda.
Finalmente, la instalación del caso argentino permitió que el FMI revisara un principio fundamental. El organismo consideró siempre que la inflación era un fenómeno eminentemente monetario, por lo cual sus recetas estuvieron siempre focalizadas en restringir la cantidad de dinero circulante para frenar el crecimiento del índice general de precios. Lo ocurrido en nuestro país durante 2019 significó un parte aguas.
Recordemos que, como hemos dicho en más de una oportunidad, en aquel año, convivieron una de las mayores restricciones monetarias registradas con una de las mayores inflaciones de la historia (obviamente quitando las híper inflaciones del 89 y el 91). La realidad se transformó en un verdadero rompe libros, un destructor de textos canónicos, que permite que hoy la posición argentina, que sugiere que se considere a la inflación como un fenómeno multicausal, sea tenido en cuenta a la hora de evaluar un plan económico. Son pequeños avances, pero que suman mucho.
Mientras tanto, Martín Guzmán continúa su gira por Europa en busca de apoyos para la propuesta argentina ante el Fondo Monetario Internacional y el Club de París. En su paso por Alemania recibió el apoyo del gobierno alemán, luego de reunirse con el ministro de Economía y Energía, el director general de Política Económica y Financiera de la Cancillería y el ministro de Finanzas. Los funcionarios avalaron la posición del gobierno nacional que sostiene que no es posible aplicar ajustes severos en medio de una pandemia global. Las fuentes oficiales también informaron que el programa diseñado por el ministro de Economía, y que apunta a lograr el equilibrio fiscal en cinco años, también tuvo el visto bueno del equipo económico germano. Sin embargo la intención argentina de extender los plazos del programa de Facilidades Extendidas chocó con una negativa. No porque Alemania no esté dispuesta a acompañar una propuesta argentina en tan sentido, sino porque está muy por encima de las posibilidades de influencia, incluso de Angela Merkel. Es decir, dejaron deslizar que la salida es eminentemente política, si nuestro país pretende lograr un acuerdo que exceda los plazos establecidos por el estatuto del Fondo, tendrá que discutirlo directamente con Joe Biden.
Posteriormente Guzmán pasó por Italia. En primer lugar fue recibido por el Papa Francisco, en un encuentro que duró 45 minutos, lo cual denota la importancia que el Sumo Pontífice le dio a la reunión. Recordemos que el primer encuentro con Mauricio Macri llevó sólo 22 minutos. El Papa es un aliado fundamental para la Argentina en el proceso de reestructuración de la deuda deuda. Recordemos que en el encuentro realizado en febrero del años pasado organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, y del que participó Guzmán como expositor, Francisco citó a Juan Pablo II y sostuvo: “No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables”. El Papa promociona con Joseph Stiglitz, mentor de Guzmán, la Economía Social de Mercado, esto es la búsqueda de una economía libre, sostenida por un Estado que asegure el progreso social.
Algunos sugieren que la figura de Francisco podría ser una pieza estratégica para Guzmán, puntualmente porque Biden es un católico practicante que siente una gran admiración por el Sumo Pontífice. Sin embargo no es menos cierto que el presidente norteamericano suele mostrar independencia en sus posiciones política como cuando sostiene el derecho de las mujeres al aborto y el uso de anticonceptivos. Sólo el tiempo dirá.