Cada 17 de octubre se conmemora el día que los trabajadores pidieron la liberación y reivindicaron a Juan Domingo Perón en 1944 y el primer paso para llegar a la presidencia en 1945
Una movilización de trabajadores marchaba hace 75 años a Plaza de Mayo para reclamar la liberación del, por entonces, coronel Juan Domingo Perón, el hombre que ese 17 de octubre de 1945 se convertiría en líder indiscutido del movimiento político que haría posible que los sectores populares conquistaran derechos sociales y condiciones de ciudadanía.
Juan Perón llegó a ser funcionario nacional de la mano de los gobiernos de facto de Pedro Ramírez y Edelmiro Farrel y ocupó la conducción del Ministerio de Guerra y la Secretaria de Trabajo. En 1945, fue designado vicepresidente de Farrel y debido a su gran popularidad y a los contactos cercanos con los trabajadores fue apresado el 12 de octubre por el presidente del Golpe Militar.
La antesala del 1945 se fija con la llegada del histórico político a la Casa Rosada en 1943. Los trabajadores estaban divididos en cuatro centrales obreras (CGT N°1, CGT N°2, FORA y USA) que estaban intervenidas por el golpe militar del general Arturo Rawson producido el 4 de junio de ese año.
Desde la CGT Nº 2 comenzaron a contactarse con dos jóvenes oficiales del Ejército y entre ellos estaba Perón y Domingo Alfredo Mercante, para impulsar leyes sociales. Fue allí, que por iniciativa de Perón nace el Departamento de Trabajo y que en diciembre llega a ser Secretaría. Eran los primeros pasos de la relación gobierno-gremios.
En 1944, la CGT se unifica y forma un movimiento masivo que apoyaba abiertamente a Juan Domingo Perón.
Esta decisión le valió a Perón el apoyo de los gremios y se empezó a gestar la posible candidatura presidencial. Eso generó revuelo entre la «mesa chica» del gobierno de facto.
El malestar hacia la figura del ascendente coronel crece y a principios de octubre, el ministro de Guerra, el general Eduardo Avalos, cabeza de los sectores conservadores del Ejército, plantea la detención de Perón, la entrega del Ejecutivo a la Corte Suprema y la convocatoria a elecciones.
Presionado por esos sectores, el presidente Edelmiro Farrell ordena el 12 de octubre de 1945 la detención de Perón y su traslado a la isla Martín García.
Allí las primeras muestras de apoyo sindical comienzan a aparecer: el 15 de octubre el gremio azucarero Fotia es el primero en declararse en huelga hasta la liberación de Perón y 24 horas después los obreros de la carne de Berisso y Ensenada se adhirieron y provocaron el levantamiento de protestas en Avellaneda, Lanús, Valentín Alsina y los barrios obreros de Rosario.
Ante la detención del ya general, la CGT exige que se mantengan las conquistas y se convocó a una huelga general, pero sin nombrar a Perón por temor a las represalias.
Sin embargo, los hechos se precipitan: el general acusa un malestar y es trasladado al Hospital Militar en el barrio de Belgrano, donde arriba el 17 por la madrugada.
En las primeras horas de esa calurosa jornada de miércoles, los sindicatos, ante la presión de las bases, comienzan a movilizarse en Barracas, La Boca, Parque Patricios y en las barriadas del Oeste de la ciudad para exigir la liberación de Perón.
El gremialista de la carne Cipriano Reyes organiza en el cordón de La Plata las primeras columnas de manifestantes que avanzan hacia Plaza de Mayo. Ante la marcha de los trabajadores que venían desde la zona Sur del conurbano, la Policía resuelve levantar los puentes sobre el Riachuelo, pero la gente cruza en balsas y a nado.
La multitud era imparable y en las primeras horas de la tarde colmó por completo la Plaza de Mayo, donde los manifestantes se refrescaron los pies en la fuente con tal de mitigar el efecto del calor.
Esa imagen horrorizó a la prensa tradicional, que no tardó en hablar de «Aluvión Zoológico» a la hora de estigmatizar a esos trabajadores movilizados.
Aunque varios mandos del Ejército lo solicitaban, el Gobierno se niega a reprimir y envía emisarios al Hospital Militar con el objetivo de pactar una salida con Perón, mientras comenzaba a caer el sol.
Se acuerda el pase a retiro de Avalos, la renuncia del gabinete y la convocatoria a elecciones generales para los primeros meses de 1946.
Pasadas las 23, desde el balcón de la Casa Rosada, Perón habla a la multitud y, en un hecho que inaugura la liturgia de su movimiento, pide la desmovilización «en paz» a las 300 mil trabajadores congregados en la plaza.
Cinco días más tarde, el general se casaba con Evita y su amigo Mercante (gobernador de Buenos Aires entre 1946 y 1952) asumía la conducción de la Secretaría de Trabajo y Previsión.
El 24 de febrero, Perón se presenta como candidato a presidente y gana con el 54% de los votos, en el marco de una campaña caracterizada por el lema «Braden o Perón», en alusión al embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, que se pronunció fuertemente en favor de la Unión Democrática.
El 17 de octubre pasaría ser conocido como el Día de la Lealtad en la tradición peronista, pero sin duda, lo más trascendente de esa jornada fue el surgimiento de un movimiento que durante más de una década garantizaría derechos a los más humildes.