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Una científica santafesina en Israel logra avances en la cura del cáncer


Criada en la comunidad judía de Moisés Ville, la doctora en Biología Molecular Débora Bublik trabaja desde hace diez años en Israel en "inmunoterapia contra el cáncer". En diálogo con CLG contó de qué se trata

Débora Bublik se crió en Moisés Ville, un pueblo santafesino, tranquilo, asiento de una de las primeras colonias judías en Argentina. Desde muy pequeña tuvo pasión por la ciencia y un compromiso humanitaria que la llevaron a estudiar una Licenciatura en Biología Molecular y Biotecnología en Buenos Aires, trasladándose luego a Italia, donde realizó un Doctorado en Genómica Estructural y Funcional, y después un Post-Doctorado en Biología Molecular del Cáncer. Actualmente, Débora vive en Israel donde continúa realizando investigaciones y un trabajo encomiable que le ha merecido muchos reconocimientos en el tratamiento del cáncer. CLG se contactó con Bublik, quien dio detalles de su labor, que realiza para la empresa CTG Pharma, dedicada a la inmunoterapia contra el cáncer. “Este tratamiento está demostrando una excelente eficacia en cánceres hematológicos, como ciertos tipos de leucemias o linfomas”, afirmó.

Desde su juventud, Bublik tenía muy claro dónde estaban sus intereses: una fascinación desde el primer momento en el que escuchó hablar de códigos genéticos y una abuela que falleció de cáncer y a quien no pudo conocer. Por eso, puso toda su energía en trabajar en investigarlo. Los caminos la llevaron desde Santa Fe hasta el Instituto Weizmann, en Israel. En la compañía en la que trabaja, se desempeña como Directora de Investigación y Desarrollo de una investigación sobre la inmunoterapia contra el cáncer. Lo hace acompañada por otro científico del Instituto, el Profesor Zelig Eshhar. La santafesina está radicada en Israel desde hace diez años y desde allí relató su importante tarea.

— Sabemos que nació en Santa Fe, ¿podría contarnos brevemente su infancia en Moisés Ville, sus estudios en Argentina y el camino académico hasta llegar a Israel?

Mi familia, compuesta por padre, madre y un hermano mayor, vivía en Moisés Ville, en la casa que era de mis abuelos paternos. Yo en realidad nací en la localidad de Rafaela, pero viví y crecí en Moisés Ville hasta los 17 años, cuando terminé la escuela secundaria y me trasladé con toda mi familia a Buenos Aires. En Moisés Ville, tenía doble escolaridad: desde el jardín hasta el secundario iba a la escuela normal y a la escuela hebrea todos los días.

Una vez en Buenos Aires, decidí emprender la carrera de Biología, con orientación Molecular y Biotecnología. Mi tesis de Licenciatura fue sobre el efecto de las estatinas (inhibidores de la síntesis del colesterol) en el desarrollo y la proliferación del cáncer de mama.

Siempre quise hacer un doctorado en el extranjero y cuando terminé la universidad surgió la posibilidad de viajar a Italia para hacerlo allá. Obtuve una beca doctoral en Biología Estructural y Funcional, trabajando sobre vías de señalización en células tumorales. Luego de haber obtenido el título de Ph.D. (Doctor) me quedé en el mismo laboratorio otros tres años como Post-Doc para terminar la publicación del artículo basado en mis investigaciones. Mientras tanto, también ocupaba mi tiempo dando cursos de Biología Molecular en las Facultades de Biología y Medicina de una universidad italiana.

En Italia tuve la oportunidad de conocer un prestigioso científico israelí llamado Moshe Oren, que trabajaba en el Instituto Weizmann de Ciencias, conocido mundialmente (y candidato a premio Nobel) por su contribución en el campo de la biología molecular del cáncer por el descubrimiento de una proteína clave cuyo objetivo es frenar el desarrollo del tumor, o sea evitar que una célula normal se convierta en tumoral. Esta proteína está mutada, bloqueada o ausente en la gran mayoría de los distintos tipos de cáncer.

Ya con la intención de partir rumbo a nuevos horizontes, y considerando que el Weizmann está entre las 10 instituciones científicas más prestigiosas del mundo, decidí que era el lugar donde quería proseguir mis estudios, obteniendo un puesto de Post-Doc y luego “Senior Intern” en el laboratorio del Prof. Oren.

— ¿De dónde piensa que nació esa pasión por la investigación y por la biología molecular del cáncer?

Recuerdo que desde muy niña me interesaron las enfermedades y mi objetivo era encontrar una cura o desarrollar un tratamiento para distintos tipos de enfermedades. Pienso que viniendo de una familia de farmacéuticos, el tema “salud” se respiraba en casa. Mi abuela materna (a la que no conocí) había fallecido de cáncer y particularmente estaba intrigada en conocer cómo se desarrollaba esa enfermedad, los factores de riesgo y, sobre todo, cómo frenarla. Cuando empecé a escuchar conceptos como “gen”, “ADN”, “ARN” me empezó a fascinar el código genético, que para mí era como una clave que había que descifrar.

— ¿Cuál es el trabajo que está realizando actualmente?

Actualmente soy Directora de Investigación y Desarrollo en una nueva empresa (start-up) dedicada a la inmunoterapia contra el cáncer, de la mano de otro científico del Instituto Weizmann, el Profesor Zelig Eshhar. Él es también candidato al premio Nobel por la invención de una terapia llamada CAR T (por sus siglas en inglés Chimeric antigen receptor T-cells) que consiste en ingenierizar linfocitos T (un tipo de glóbulo blanco), proveyéndoles de un receptor quimérico que reconoce proteínas en la membrana de las células tumorales, enlazándose a ellas para luego destruir el tejido tumoral. Este tratamiento está demostrando una excelente eficacia en cánceres hematológicos, como ciertos tipos de leucemias o linfomas. El tratamiento consiste en extraer linfocitos T de la sangre del paciente para luego ingenierizarlos genéticamente en modo que expresen un receptor específico que les permitirá identificar y atacar a las células que presentan la proteína blanco del receptor. Los linfocitos T modificados se cultivan en el laboratorio hasta llegar a grandes cantidades y luego se los vuelve a infundir al paciente. Nuestro objetivo es adaptar esta terapia para que pueda ser aplicada en el tratamiento de tumores sólidos (todo tipo de tumor que no incluye a aquellos de la sangre) ya que en éstos la toxicidad de la terapia es muy alta debido a la destrucción “no-específica” de tejido normal por parte de los linfocitos modificados.

— ¿Qué es la inmunoterapia y cómo funciona en pacientes con cáncer?

La inmunoterapia es una amplia categoría de terapias cuyo objetivo es estimular las propias defensas naturales del cuerpo a fin de que éste pueda combatir agentes patógenos. Esta terapia biológica utiliza al propio sistema inmunitario del paciente, reforzándolo o restaurándolo para permitirle detectar y destruir en forma eficaz a las células tumorales, en el caso del cáncer.

Las células cancerosas durante su evolución desarrollan frecuentemente mecanismos que les permiten evadir al sistema inmunitario con lo cual, en vez de atacarlas directamente, la función de la inmunoterapia es orientar al sistema inmunitario para que pueda identificar apropiadamente a las células tumorales y combatirlas.

Los tipos de tratamientos inmunoterapéuticos funcionan de distintas maneras y pueden consistir ya sea en el uso de anticuerpos monoclonales (como aquellos que bloquean los “sitios de freno” o puntos de control negativo sobre el sistema inmunitario), como de las propias células del sistema inmunitario (ingenierizadas o no), de sustancias que lo estimulan específicamente, vacunas u otras estrategias terapéuticas para que el sistema inmunitario pueda reconocer las células malignas y superar las barreras físicas y químicas impuestas por el tumor.

La inmunoterapia constituye una de las grandes revoluciones de la década en la lucha contra el cáncer, obteniendo enormes y mejores resultados con menor toxicidad respecto al empleo de terapias tradicionales, extendiendo la supervivencia de pacientes que padecen tumores con mal pronóstico e incluso conduciendo a una remisión completa. También aumenta la eficacia de las terapias convencionales (como la quimioterapia) y mejora la calidad de vida de los pacientes.

Una de las ventajas de la inmunoterapia es que ejerce en el cuerpo un efecto de memoria inmunológica, que permite al sistema inmunitario seguir reconociendo a las células tumorales como “extrañas” y así favoreciendo una acción prolongada que puede traducirse en un tiempo de supervivencia mayor del paciente. Se han visto resultados en pacientes años después de haber recibido el tratamiento y de haber entrado en remisión.

Células del sistema inmunitario ingenierizadas en el laboratorio y reinyectadas en el paciente (los CAR T) se han detectado en circulación incluso años luego de su administración, lo que implica que estas células siguen constantemente “vigilando” y potencialmente previniendo el retorno del cáncer en el paciente, cualidad que le ha dado la definición de “remedio vivo”, porque perdura y sigue funcionando a lo largo del tiempo.

— ¿Cuál considera que será el desarrollo futuro de estas investigaciones? ¿Es posible que se extiendan a distintos lugares del mundo?

La capacidad de la inmunoterapia de lograr una respuesta inmune contra el cáncer está cambiando definitivamente la forma en que se encara a esta enfermedad y su tratamiento. Está siendo investigada y aplicada en muchos países, en cientos de ensayos clínicos. Constantemente se publican estudios o artículos científicos sobre la identificación de nuevos blancos del sistema inmunitario, combinaciones de terapias, mejoras en las respuestas de los pacientes o ingenierización de distintas células del sistema inmunitario para convertirlas en más selectivas y potentes. Todavía hay un largo recorrido por hacer.

— ¿Sería posible en algún momento aplicar terapias de este tipo en Argentina?

Sé que en Argentina se están utilizando algunos tipos de inmunoterapia. Uno de los grandes problemas de ciertos tratamientos inmunoterapéuticos es su alto costo, lo que dificulta su implementación en países con bajos ingresos o economías inestables. Se espera que estos costos se reduzcan con el tiempo permitiendo su acceso a todos los países.