Se trata de un comedor ubicado entre los barrios Empalme Graneros e Industrial que alimenta a más de 30 familias. Una de las encargadas del lugar habló con CLG sobre la difícil situación
Por Matías Gregorio
Desde que la pandemia del coronavirus se extendió por la Argentina y comenzó a regir el aislamiento obligatorio, la situación de muchos ciudadanos se empeoró al no tener fuentes de ingreso. Esto llevó a los comedores comunitarios a redoblar sus esfuerzos para ayudar a las barriadas, tal como sucedió en distintos puntos de Rosario, donde la solidaridad no se detuvo. Uno de ellos es el Centro Barrial Jóvenes en Unión y Libertad, ubicado en la zona noroeste de la ciudad, que vio cómo se duplicaban los platos de comida. Sin embargo, un robo sufrido el pasado jueves atentó contra el funcionamiento del comedor, dado que se quedaron sin alimentos. Celeste Fernández, una de las mujeres que trabaja en el lugar, contó lo sucedido en diálogo con CLG y pidió la colaboración de la población para seguir adelante.
El Centro Barrial Jóvenes en Unión y Libertad, que integra el Movimiento de Trabajadores Excluidos Rosario (MTE), tiene asiento en Polichiso 1194, en el límite entre los barrios Empalme Graneros e Industrial. Allí funciona un espacio de salud que, a partir de un convenio con Sedronar, aborda el consumo problemático. «La idea es poder abordar el consumo de formal integral, es decir, entendiendo que el problema no es solamente con la droga sino que hay muchísimos otros factores que llevan a los jóvenes a esa situación», explicó Celeste.
En ese sentido, desarrollan diferentes actividades, como talleres de deportes, de oficios, jornadas de recreación, acompañamientos de trayectorias escolares y acompañamientos con los centros de salud. «Todo un trabajo integral donde la comida ocupa un lugar fundamental porque el hambre y la pobreza están a flor de piel», señaló Fernández. Por eso, cuatro veces a la semana sirven un almuerzo y una copa de leche, generalmente para 15 familias de la zona. Pero ese número aumentó considerablemente a partir de la pandemia: «Ahora cocinamos para entre 30 y 35 familias, el esfuerzo es mayor», relató la mujer.
El voluntariado constante de este Centro Barrial sufrió un duro golpe en la madrugada del jueves. Ladrones rompieron una ventana de la cocina e ingresaron al lugar para llevarse todos los alimentos que había. «Llegamos a la mañana porque teníamos que preparar el almuerzo para el mediodía y nos encontramos con mercadería tirada afuera y la ventana rota, que justo le íbamos a poner una reja ese día», describió Celeste.
«Se robaron absolutamente todos los alimentos y también productos de limpieza que estamos utilizando mucho por la pandemia, más una caja de jabones que repartimos para los vecinos que no tienen. Incluso hubo mucha malicia, porque abrieron algunos productos y los esparcieron por el piso», lamentó Fernández, y contó que se trata del tercer robo que sufren: «En el primero robaron garrafas y un televisor, y en el segundo, que ocurrió en febrero, se llevaron aproximadamente 60 mil pesos en mercadería, computadoras y maquinaria».
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A raíz de lo sucedido, el último viernes no pudieron servir el almuerzo. No obstante, la ayuda de la población hizo que esa misma tarde se retome la copa de leche: «Salimos en muchos medios y obtuvimos gran colaboración, nunca pensamos que íbamos a tener este recibimiento. Estamos muy contentas y agradecidas porque la gente es muy solidaria y valora mucho el trabajo que hacen las compañeras en el centro barrial», destacó la mujer.
Recibieron donaciones de instituciones, comedores, kioskos, vecinos y personas particulares. «Es maravilloso, nos da esperanza», resaltó.
De todas maneras, el Centro Barrial sigue necesitando alimentos y objetos de limpieza para continuar con su labor comunitaria. Quienes quieran colaborar pueden acercarse al lugar, contactarse a través de las redes sociales o comunicarse al 3413761717.