La huelga de camioneros brasileños contra el aumento del precio del diésel comenzó a ceder el martes después de ocho días de bloqueos que paralizaron a la mayor economía de América Latina y sacudieron a su impopular gobierno.
Con menos protestas en las carreteras y una mayor salida de gasolina desde las refinerías, los autobuses y transportes de mercancías iniciaron un progresivo regreso al trabajo, pese a que aún se señalaba un gran número de bloqueos en todo el país.
Las discrepancias entre gremios de camioneros mantenían con vida este paro que asestó un fuerte golpe al debilitado gobierno de Michel Temer, que el domingo cedió a gran parte de sus reivindicaciones con la economía del gigante sudamericano al borde del colapso.
En Rio de Janeiro, donde casi todas las gasolineras permanecieron cerradas durante varios días, ya se recibieron algunos envíos de diésel. Centenares de camiones con alimentos entraron también en la ciudad, que comenzaba a quedarse sin productos frescos en los estantes.
Unos 150 llegaron escoltados por el ejército a un mercado de abasto del norte de Rio.
«La situación es crítica todavía. No hay mucha mercancía y también está más cara. Va a ser lentamente», dijo a la AFP Betinho Rodrigues, un comerciante que compraba tomates para luego revenderlos.
Igualmente, las escuelas públicas de Rio, que permanecieron cerradas el lunes, retomaron las clases y el servicio de autobús se prestaba al 100%, frente al 40% de la víspera.
En el estado de Sao Paulo, la gran terminal petrolera de Ribeirao Preto volvió a funcionar después de que los camioneros levantaran el bloqueo. En la capital financiera del país, las gasolineras comenzaban a ser reabastecidas mientras largas filas de autos aguardaban su turno.
– Incertidumbre –
A pesar de esos cruciales avances, el transporte continuaba paralizado en gran parte del país, afectando a su importante industria agropecuaria y convirtiendo los desplazamientos cotidianos en una pesadilla para millones de personas.
Diez aeropuertos seguían sin combustible para la aviación, informó la administradora Infraero.
La prolongada huelga no ha terminado totalmente pese a que Temer anunció el domingo una reducción de 46 centavos de real por litro de diésel durante 60 días, entre otras medidas.
Ante la persistencia de centenares de bloqueos, el jefe de gabinete, Eliseu Padilha, denunció el lunes la presencia de personas que «se infiltraron en el movimiento con objetivos diferenciados, esencialmente políticos».
La crisis complica un poco más el panorama de las elecciones presidenciales de octubre próximo, en la cual ningún candidato favorable a las políticas de ajuste fiscal preconizadas por el gobierno figura entre los favoritos.
– Impactos –
La huelga contra el aumento de los precios del diésel impactó en todos los sectores de un país que carece de una red ferroviaria importante y donde el 60% de los transportes de mercaderías se realiza con camiones.
Se vieron afectados el aprovisionamiento de combustibles y alimentos, el envío de medicamentos para hospitales y de raciones para las explotaciones agropecuarias y los criaderos, donde murieron millones de aves en los últimos días.
La Asociación Brasileña de Comercio Exterior (AEB) estimó que a causa de la paralización dejaron de exportarse productos por 1.000 millones de dólares.
Las acciones de Petrobras subían en torno a un 10% en la Bolsa de Sao Paulo, recuperando parte del terreno perdido el lunes, cuando se derrumbaron un 14% por las concesiones hechas por el gobierno brasileño a camioneros en huelga.
Aun con esas ganancias, la petrolera estatal registra pérdidas de más de 20% desde el inicio de la semana pasada, cuando se desencadenó el movimiento de camioneros contra su política de precios.
Según analistas, la recuperación del martes se debe en parte a las garantías del gobierno de que compensará las pérdidas que podrían causar a los inversores las rebajas de precios acordadas a los huelguistas.
El impacto de las nuevas subvenciones para ayudar a Petrobras a mantener sus márgenes será de 9.500 millones de reales (USD 2.500 millones), que pueden comprometer las metas fiscales y la credibilidad del gobierno.
Este martes, el ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, afirmó que el ejecutivo no contempla subir otros tributos para compensar la reducción del diésel.
Para completar el cuadro, la Federación Única de Petroleros (FUP) convocó a un paro de 72 horas a partir del miércoles, exigiendo la reducción de los precios del gas de cocina y de los combustibles, el fin de las políticas de cesiones de activos de la empresa a firmas extranjeras y la renuncia del presidente de Petrobras, Pedro Parente, «quien con el aval del gobierno de Michel Temer sumió al país en una crisis sin precedentes», afirmaron.