Por Matías Gregorio
«Es muy difícil conocer una revolución y que eso no te cambie la vida». Virginia Benedetto, reportera gráfica de la ciudad, planeó durante tres años su viaje a Kurdistán, un territorio arrasado por la guerra, de donde emergió, desde la montaña, un movimiento liderado por mujeres que pelean por la autodeterminación de su cultura. La docente y documentalista estuvo más de un mes conviviendo con el pueblo kurdo a fines del año pasado para poder difundir con sus fotografías la lucha de la comunidad. Este viernes, dará una charla en el Sindicato de Prensa, en la previa de una gran muestra que se podrá visitar en Rosario a partir de marzo del año próximo.
Los kurdos constituyen un pueblo perseguido y prohibido por la cultura dominante de Turquía y también por el ISIS, es decir, el Estado Islámico. Son una nación de más de 40 millones de personas, sin territorio (les fue arrebatado), que se ubica entre Siria, Irak, Irán y Turquía, e intenta mantener viva su cultura, habitando en las montañas y apelando a la autodefensa.
El modo de organización política es el Confederalismo Democrático, régimen político que tiene líneas fundamentales: el protagonismo de las mujeres, la autodefensa, la convivencia de las diferentes culturas y religiones, y la ecología. En lo económico la organización es comunitaria y está sujeta a las necesidades de la sociedad en la que viven.
«Conocía que había un proceso revolucionario por parte del pueblo kurdo, debido a que sufre continuamente los embates por parte del Estado turco que le niega la posibilidad de vivir de acuerdo a su cultura», narró Virginia en diálogo con CLG, y sostuvo que no pueden ni hablar su idioma ni cantar sus canciones, por lo que se trata de una «política de etnocidio».
Lo que la motivó a viajar a un territorio en conflicto y que sufre constantes bombardeos fue que las mujeres son las protagonistas del proceso revolucionario. «El líder que construyó el paradigma en el cual viven, llamado Confederalismo Democrático, afirma que con el patriarcado el hombre se dio cuenta que podía explotar a otro para su beneficio. Esa opresión patriarcal fue el modelo sobre el cual se basaron todos los otros modos de opresión que conocemos. Necesariamente para que una sociedad pueda ser libre, el sujeto oprimido, que es la mujer, debe ser la participe de esa transformación social. Por eso la mujer en Kurdistán tiene un plus de poder sobre el hombre», explicó Benedetto.
«Me parecía muy importante poder registrar que en pleno Medio Oriente las mujeres son las protagonistas de una transformación», dijo la fotógrafa local, y contó que a su vez dicho régimen propone una solución de paz para toda la zona, ya que habla de la convivencia de las diferentes religiones y culturas para que todos los pueblos puedan vivir de acuerdo a su idiosincrasia.
Sus ganas de conocer en primera persona las historias de estas mujeres se vieron frustrada en dos ocasiones, cuando los bombardeos en la región la obligaron a cancelar su viaje. Después de tres años de preparación, pudo llegar a Kurdistán, pero en un momento de mucha tensión, por lo que tuvo que tomar ciertos recaudos a la hora de desarrollar su trabajo. «Pude traer lo posible dentro de una situación de estas características», mencionó.
«Volví muy conmovida por las historias que se escuchan y porque la guerra es muy dura», expresó la reportera gráfica, y señaló que ver la destrucción y la devastación total de ciudades -algo que implicó la muerte de miles de personas- fue muy impactante.
Pero más allá de los crudos relatos que se acumulan en los constantes conflictos bélicos en Medio Oriente, Virginia indicó que la sorprendió «la transformación de la vida» y de «poder pensar una sociedad diferente». Y lo explicó con un ejemplo: «Hablé con una costurera que había sido esclavizada por su marido y que luego el ISIS le asesinó a sus cuatro hijos, además de ser ella misma esclava sexual de la organización. Cuando las fuerzas kurdas lograron liberar esa región pudo quedar en libertad junto a otras mujeres, y, a pesar de todo lo que vivió, me dijo que ‘desde que conocí el movimiento de mujeres de Kurdistán se que ningún hombre me tiene que decir cómo tengo que vivir’. Me pareció algo muy fuerte, porque había sido esclavizada durante toda su vida. Esas marcas en la sociedad civil me conmovieron muchísimo, porque vi que la revolución trascendió las milicias y el movimiento de las mujeres para instalarse en el pueblo».
Benedetto reconoció que «no volverá a ser la misma», porque «te corre la vara entre lo posible y lo imposible en la vida». «Uno ve gente que ha salido de situaciones que nosotros no podemos ni siquiera dimensionar», relató, y agregó que también le cambió su mirada sobre la naturaleza, «de entender que los recursos naturales son finitos». «Cuando abro la canilla del agua entiendo que es un proceso mucho más complejo que eso, porque hay un montón de lugares donde el agua falta».
» Fue la experiencia más vital que tuve. Es muy difícil conocer una revolución y que eso no te cambie la vida «
Si bien Virginia tiene intenciones de volver en un futuro o de visitar otros lugares, remarcó que ahora es el momento de «poder tratar de sintetizar» lo que vivió y aprovechar el material que trajo. «Uno tiene ganas de que eso se difunda, después volveremos a tomar carrera, no sé hacía donde, porque volvés con ganas de seguir haciéndolo, pero hoy lo importante es potenciar lo hecho y poder mostrarlo, porque en definitiva la idea del trabajo tenía que ver con eso, con poder mostrar cómo vive ese pueblo y cómo se organiza».
El primer resultado de aquella travesía fue una muestra fotográfica que se realizó en la Legislatura santafesina en mayo pasado, titulada “Soresa Jinê, la revolución de las mujeres”, gracias a una iniciativa del diputado Rubén Galassi, y con el aval del presidente de la Cámara de Diputados, Antonio Bonfatti.
Actualmente, algunas de las tantas imágenes que capturó están expuestas en la Muestra Anual de Fotoperiodismo organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra).
Además, el Sindicato de Prensa de Rosario organizó una charla dictada por la propia fotógrafa para este viernes, a las 18.30, en el Centro de Formación Pichincha (Santiago 146 bis). La actividad, titulada «La Revolución de las mujeres. La experiencia de una reportera gráfica en Kurdistán», es con entrada libre y gratuita y convoca, especialmente, a trabajadores de la comunicación, el periodismo, la fotografía y estudiantes, además de público general interesado en el tema.
Todas estas actividades servirán de preparación para lo que será «una muestra muy grande» que se podrá apreciar en la ciudad en marzo del 2020.
