En el día de la fecha, se conmemoran varios acontecimientos que sucedieron a lo largo de nuestra historia. Estos son los más relevantes de ellos:
En 1884 se realizó en Montevideo la famosa payada entre Juan Nava y Gabino Ezeiza. En recuerdo de este hecho, se ha establecido el 23 de julio como Día del Payador.
En 1935 en el Senado de la Nación Argentina (en Buenos Aires) fue asesinado el senador Enzo Bordabehere al alcanzarle los disparos que Ramón Valdez Cora dirigió al senador Lisandro de la Torre debido a la denuncia de sobornos de la empresa británica Swift.
Tras una minuciosa investigación, el senador santafesino por el Partido Demócrata Progresista, Lisandro de la Torre, había llegado a la conclusión de que el Frigorífico Anglo había incurrido en delitos contra el Estado, concretamente fraude y evasión impositiva, y que esa irregularidad había sido tolerada por los ministros Federico Pinedo, de Hacienda, y Luis Duhau, de Agricultura, que concurrieron al Senado ante el requerimiento del senador. Las barras estaban llenas de gente del pueblo que iba a apoyar al legislador.
En plena sesión el ministro Duhau amenazó públicamente a De la Torre diciéndole: “¡Ya pagará todo esto el señor senador punto por punto!… ¡Ya pagará bien caro todas las afirmaciones que ha hecho!”.
Pero lo increíble, lo que nunca se había visto en el recinto de ningún senado del mundo, estaba por llegar.
El 23 de julio de 1935, mientras Lisandro seguía despejando todas las dudas sobre la complicidad del gobierno en general y los ministros en particular con el negociado de las carnes, según el relato del diario La Prensa, en un momento de su alocución Lisandro fue empujado por el ministro Duhau y cayó al piso.
Al ver lo que había provocado, escapó de la escena cayendo él también al piso. Se produjo un griterío, que fue acallado de pronto por el sonido de disparos que dieron de pleno en Enzo Bordabehere, compañero de De la Torre, senador electo por Santa Fe, quien había tratado de interponerse entre don Lisandro y su agresor.
El atacante comenzó a huir pero fue detenido por el agente de policía Cofone, quien lo entregó al subcomisario Florio y dispuso su traslado al departamento central de Policía.
Allí fue reconocido inmediatamente por Palacios y Cantón, y se lo pudo identificar: su nombre era Ramón Valdéz Cora, tenía 42 años y había sido comisario de Vicente López.
Su foja de servicios no lo dejaba muy bien parado: había sido procesado por estafas reiteradas, extorsión a prostitutas y falsificación de documentos. Era “mano de obra ocupada” por el Partido Demócrata (el curioso nombre del partido conservador), y hombre de confianza del ministro de Agricultura Luis Duhau.
Al prestar declaración ante el juez Miguel Jantus, Valdez Cora reconoció la autoría del atentado que le costó la vida a Bordabehere. Nada dijo de los autores intelectuales del crimen, pero señaló que actuó al ver que eran agredidos “sus amigos políticos”.
Fue condenado a 20 años de prisión, pero quedó en libertad en 1953 por “buena conducta”. Los instigadores y responsables directos del crimen, como correspondía a gente de su “alcurnia y prestigio”, gozaron de la más absoluta impunidad judicial y gozan de cierta impunidad histórica otorgada por aquellos que necesitan que olvidemos el episodio porque es una foto nítida de la década infame y de aquella clase dirigente argentina, según publicó Clarín.
En 1937, De la Torre presentó su renuncia al Senado y se retiró a su casa de la calle Esmeralda 22, de la que sólo salía para brindar alguna charla o participar en homenajes a viejos amigos de ideas. En 1938 dictó su última conferencia, cuyo tema fue el fascismo. En aquella ocasión, dijo un año antes que se desatara la espantosa Segunda Guerra Mundial: “La hora de la espada pasó y el mundo, harto de sobresaltos, deberá volver a la moderación, al respecto del derecho de los tratados y de la paz.”
Al mediodía del 5 de enero de 1939, quizás recordando a su admirado Leandro Alem, puso fin a su vida disparándose un balazo al corazón.