Ciudad

¿Y las restricciones? Otro fin de semana con parques repletos y poco control


Rosario vivió un sábado y domingo con espacios públicos con muchísima gente, más allá de las recomendaciones de no reunirse

Rosario se encuentra en medio de nuevas restricciones debido al avance de casos de coronavirus, pero las imágenes de parques con muchísima gente se volvieron a repetir en todo el fin de semana, mostrando nuevamente la irresponsabilidad social y la inadmisible falta de control por parte del Estado. Es que mientras muchos tardan horas en encontrar una cama para ser atendidos, los parques y espacios públicos de la ciudad estuvieron repletos de personas sin distanciamiento y se vio poco el uso de barbijo.

Las imágenes en la costa central y en diferentes parques de la ciudad evidencian que muchos rosarinos y rosarinas consideran que el aire libre hace las veces de escudo protector y se animan a sentarse en el pasto, aunque en burbujas, pegados unos con otros. Incluso, la mayoría se quita el tapabocas para charlar o tomar mate, muy lejos de la necesidad de limitar los contactos sociales. Lo mismo sucede en los grandes supermercados de la ciudad donde el amontonamiento es cosa de todos los días.

Está en manos de los gobiernos provinciales y municipales aplicar medidas a tiempo para evitar un desastre sanitario aún peor. De no modificarse esta situación, el final ya es conocido: duplicación de casos, más muertes y más dolor. En algún momento de este proceso pandémico, se pensó que la sociedad iba a aprender la lección o que el Estado podría brindar alguna respuesta eficiente y con sentido común. Lamentablemente, nada de eso pasó ni va a pasar. Es que el relajamiento de la población es tal que ya no se respetan las medidas básicas para prevenir los contagios.

La pandemia no solo que no pasó, sino que está más latente que nunca. El país y la ciudad están en el momento más crítico desde que llegó el virus. Lejos de aminorarse, las medidas para evitar una crisis sanitaria deberán aumentar. Porque, a fin de cuentas, lo que está en juego no es poder reunirse o no con amigos en un espacio verde, sino la vida de cientos de rosarinos.