Con banderas de ambos países de fondo, los mandatarios se dieron un apretón de manos para las cámaras presentes, antes de mantener el encuentro, el primero en persona desde la llegada del demócrata a la Casa Blanca
Con banderas de ambos países de fondo, los mandatarios se dieron un apretón de manos para las cámaras presentes, antes de mantener el encuentro, el primero en persona desde la llegada del demócrata a la Casa Blanca.
Biden le dijo a su homólogo chino que «no hay sustituto» para las reuniones cara a cara y que estaba comprometido a «gestionar las diferencias para evitar que la competencia se convierta en conflicto».
Por su parte, Xi instó a «encontrar la dirección correcta» para las relaciones bilaterales.
«El mundo está una encrucijada» y «espera que China y Estados Unidos gestionen de forma adecuada su relación», añadió.
La relación de las superpotencias está en un punto mínimo ante las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas, especialmente por la situación de Taiwán, las pruebas militares de Corea del Norte y las diferencias de posturas ante la guerra en Ucrania.
Xi, en el poder desde 2012, llega en alza al G20 tras ser reelecto por el Partido Comunista de China para un inédito tercer mandato que rompe con una tradición según la cual sus predecesores dejaban el cargo a los 10 años, y Biden aseguró que también llega «más fuerte» a esa cita, luego de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos en la que su partido retuvo el control del Senado.
Más allá de la relevancia del diálogo cara a cara, no existe un optimismo de que la reunión consiga avances significativos en los principales puntos divergentes, tal como lo demostró la última conversación telefónica que mantuvieron a fines de julio.
En esa ocasión, ambos mandatarios charlaron durante 137 minutos, en una «franca» conversación telefónica en la que el líder asiático advirtió al mandatario de Estados Unidos no «jugar con fuego» por Taiwán, y el jefe de la Casa Blanca ratificó que la postura de su país sobre esa isla “no ha cambiado”.