Por la Dra. Gabriela Renault (*)
Estamos en una ruptura de paradigma y en un cambio de época, que no es lo mismo que una época de grandes cambios. Algo se rompió e impacto en los colectivos sociales.
Es momento de hablar, de reflexionar, se impone estar atentos, de frenar el opinar de todo sin saber, porque puede causar más daño, que el daño del que se quiere hablar, es necesario estudiar los hechos, porque los hechos son, pero lo que difiere son las interpretaciones.
Son tiempos de hablar, en una sociedad que corre el riesgo de instalarse violenta y que todo valga.
No es un entretenimiento mediático, las noticias de violencia, no son eslóganes publicitarios.
La violencia es todo lo que irrumpe, lo que no se simboliza, ni se habla, todo lo que duele, lo que no tiene justicia, lo que invade y paraliza, lo que se ejerce sobre el otro, el no respeto de la voluntad del otro, el ejercicio del poder desde el abuso.
Es hora de pensar lo básico, debemos dar el sentido que corresponde, debemos proteger a los menores y no exponerlos, lo primero es que con un menor no, pero no a que trabajen, a que estén solos y a que sean abusados, no a que se los publicite.
Es hora de revisar los protocolos y de no victimizar a las victimas
Es tiempo de preguntarnos, porque los y las menores, no acuden a los adultos o adultas, responsables, de poder poner justicia a los hechos impuros.
Debemos introyectar la ley, no se mata, no se viola, no se toca lo que no pide ser tocado, debemos tomar decisiones, políticas de amparo, que van más allá de un partido político, los hechos no pueden ser tomados para publicitar movimientos o campañas, los hechos deben ser trabajados, por el bien del hombre, sino cae y se diluye por la disputa de lo que cada uno cree.
El tema que debemos instalar es como trabajamos en contra de la violencia, debemos reforzar el cuidado de sí mismo y del otro.
El hombre no es el enemigo de la mujer, la mujer es por sí misma y vale en su razón de ser ella.
La impunidad genera más violencia.
El denominador común en la violencia es el ejercicio del poder sobre el sujeto, las relaciones asimétricas, no se constituyen por el abuso de poder, solo se regulan por lo que puedo brindar en la diferencia, en el determinado contexto, pero el cuidado en el amor, es el que genera más aprendizaje, una relación basada en el dominio es toxica y por lo tanto es violenta.
Necesitamos sumarnos a las propuestas, sumar profesionales expertos en comunicación, en psicología, en medicina, en sociología, en abogacía, debemos reparar, de no hacerlo somos todos cómplices, de seguir repartiendo violencia, por favor sumemos.
(*) Lic. en Psicología. Lic en Psicopedagogía. Decana Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la Universidad del Salvador.