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Uruguay: Carmelo, la ruta del vino en un lugar de encanto


La ciudad ubicada a 90 kilómetros de Colonia es visitada por decenas de miles de argentinos cada año por su calidad en la producción de vinos

A unos 90 kilómetros de la ciudad uruguaya de Colonia se encuentra Carmelo. Bien al oeste de la capital del departamento, esta ciudad y todos sus alrededores están en completo auge, ya que es visitada por decenas de miles de argentinos al año que mueren por esta zona de Uruguay.

Carmelo es la segunda ciudad del departamento con mayor población, solo por detrás de la capital departamental Colonia.

Es muy conocida por su puerto, la playa seré, su arquitectura entre otras. Está rodeada por varias viñas que en un radio no mayor a las 15 km ofrecen un enoturismo de primer nivel.

A modo de ejemplo, al visitar estas bodegas el turista encontrará una visita guiada por cada rincón de estos establecimientos, información general y de la historia que hay detrás de cada bodega, así como una deliciosa degustación de todas las variedades de vino que allí se elaboran.

Las bodegas entendieron ya desde hace un tiempo que cuando el turista del vino queda conforme con el lugar, la mejor publicidad es recomendar este lugar para que sea visitado. Por la excelente predisposición que nació entre todas las bodegas de esta zona, es que comienza hace un tiempo a formalizarse el proyecto de «Ruta del vino de Carmelo».

Lo mejor del Enoturismo en Carmelo

El primer punto el cual se visita es la bodega Zubizarreta, donde recibe a los visitantes Mariela, integrante de la tercera generación al frente de este emprendimiento.

La familia Zubizarreta tiene más de medio siglo en el rubro vitivinícola, sus uvas de cultivo son Merlot, Cabernet Sauvignon y Tannat, entre otros.

Mariela cuenta que actualmente tienen 40 hectáreas de viñedos y que se producen un promedio de 600.000 litros de vino anuales. La especialidad son los tintos y tienen una línea de guarda de un vino discontinuado de 2016 con 3.524 botellas.

Esta bodega realiza todos sus procesos de forma manual y hoy cuenta con el Marselan, una cepa relativamente nueva en Uruguay.

De Zubizarreta el camino continúa por la bodega Irrurtia. Marcelo, propietario de este lugar, cuenta que todo nace a finales del siglo XlX: «Yo soy parte de la cuarta generación de esta bodega haciendo vinos en Carmelo, pero esto comenzó con Lorenzo Irrurtia mi bisabuelo, quien fue un inmigrante vasco que llegó a estas tierras en una época de esplendor de lo que era Carmelo y toda su zona de influencia justamente a finales de ese siglo. Pero en realidad Lorenzo trabajó mucho tiempo en canteras de granito, porque en ese momento Buenos Aires estaba en franca expansión y necesitaba materiales vía marítima. En ese contexto Lorenzo llegó a Uruguay, trabajó muchos años en la explotación del granito, hasta que pudo juntar un capital, comprar una chacra y en 1913 tener su primer vendimia. Pero ya en ese momento Lorenzo tenía 56 años, entonces fue para él más el concretar un sueño que el transcurso de su vida».

Esta bodega cosecha en promedio más de un millón de kilos de uva anuales, lo que daría aproximadamente un millón de botellas al año.

El principal mercado en el que está presente Irrurtia es el uruguayo, pero también se venden de muy buena manera los vinos en Brasil, Canadá, Estados Unidos y España.

Llega el mediodía y es momento de visitar la bodega El Legado. Esa bodega hoy de estilo boutique nació en 1968, ubicada en plena ruta del vino, es una bodega familiar también acompañada con una hermosa posada con apartamentos totalmente equipados para que el visitante pueda pasar allí unos días de relax en medio de un paisaje espectacular.

Disfrutar de unos vinos generados mediante el cultivo bajo el sistema de cordón vertical (único en Uruguay) que prioriza la calidad de la uva, son alguna de las experiencias a vivir en este lugar.

Bernardo Marzuca, propietario de El Legado, cuenta que actualmente elaboran en el entorno de las 10.000 botellas de vino al año a unos 27 grados de fermentación.

En Almacén la Capilla y bodega y viñedos Cordano, ubicada a solo tres kilóemtros de la ciudad de Carmelo, está Diego Veccio, integrante de la quinta generación de la familia Cordano.

Con un promedio de 60.000 litros de producción al año, esta bodega cultiva uvas de alta calidad enológica como lo son Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Tannat y Merlot entre otras variedades.

Diego cuenta que durante la época de pandemia por covid la venta de vino creció un 17% en comparación a meses anteriores.

Algo interesante es que así como las demás bodegas, acá también se realizan visitas guiadas, pero también actividades de poda, cosechas, en donde el visitante puede participar de ellas y también realizar distintos tipos de degustaciones de vinos.

Estas actividades donde las personas pueden participar se realizan en dos épocas del año. La vendimia del 15 de febrero al 15 de marzo y la poda desde los primeros días de mayo a fines de julio.

En almacén La Capilla además de vinos de primera calidad el turista que los visita podrá encontrar una amplia gama de dulces, mermeladas, quesos, y varios productos más totalmente caseros.

Otro lugar que no puede faltar a la hora de la ruta del vino es bodega Campotinto. La familia Vigano, con raíces en Fiesole, corazón de la Toscana, siempre migró en busca de lugares en donde se sintiera cómoda.

Es así como está generación llegó a Carmelo con la idea de hacer un lugar en donde propios y ajenos se sintieran cómodos y que en definitiva sea generador de anécdotas, así nace Campotinto. Esta bodega se metió de lleno con el Tannat, cepa que logró destacar a Uruguay en varios de los países vitivinicultores del mundo.

Siendo una bodega Boutique, lleva adelante un muy buen cuidado de la viña buscando una excelente maduración de las uvas. Hoy día Campotinto cuenta con diversas expresiones en Tannat, Blends, Viognier y su espumante extrella, medio y medio, en homenaje a la famosa bebida nacida en un bodegón del puerto de Montevideo, entre algunas más.

Este lugar paradisíaco cuenta además con una posada de excelente nivel, con habitaciones totalmente equipadas, suites que van desde los 25 metros cuadrados hasta los 34 metros, ideal para cualquier época del año para descansar o bien salir de la rutina diaria. Además cuenta con una piscina al aire a libre así como mini campos para practicar deportes y asegurar así el disfrute de sus huéspedes.

El recorrido en Carmelo sigue y es tiempo de visitar Narbona. Esta bodega tiene un extensión de 50 hectáreas, ubicadas en el casco de estancia original de 1909 donde Juan Narbona fundó una de las primeras bodegas de Uruguay. En 1998 se inició la plantación de viñedos, 8 años más tarde de que el casco de la estancia sea reciclado. Con una extensión de árboles frutales que conviven con los viñedos, sus frutos son destinados a la elaboración de distintos tipos de dulces y mermeladas que allí se elaboran para llevar a la mesa del consumidor.

Narbona Wine Lodge Hotel Boutique ofrece cinco habitaciones de lujo, donde son distribuidas tres de ellas con vistas a la bodega y dos con vistas a los viñedos. En este lugar se pueden realizar algunos eventos como casamientos, convenciones y actividades complementarias como pasos, degustación de vinos y productos que allí se elaboran.

Para finalizar este recorrido se llega a Casa Chic, una pequeña bodega y un hotel de lujo sobre la costa, son dos emprendimientos que dan sorpresa total a los visitantes de esa zona rural de Carmelo por su encanto.

Federico Bonomi es el propietario de Finca Buena Vista, una pequeña bodega localizada en el camino que une la ruta 21 y el paraje punta Gorda. El nombre de la bodega mejor no se podría asimilar al lugar, un paisaje encantador, con tanques de acero inoxidable, piletas de hormigón, algunas cuántas barricas, además de una antigua prensa de madera y equipos para un buen funcionamiento y obtención de vinos de calidad. Actualmente allí se elaboran 4.000 botellas de producción de vinos al año.

Un lugar con un paisaje encantador y un hotel boutique de 20 habitaciones con viejos olivos que dan pinta a la entrada del Lobby-restaurant, dándole un toque mágico a este lugar que no se puede dejar de visitar.