Por Diego Carballido
La idea surgió en el grupo de voluntarios del proyecto universitario “Gestión de Residuos informáticos”, correspondiente a la Facultad de Ingeniería de la UNNE (Universidad Nacional del Nordeste). En el campus que funciona en la ciudad de Resistencia, Chacho, existe el Centro de Gestión Ambiental y Ecología de la universidad donde, desde hace tres años, se realiza la tarea de recolectar todo tipo de equipos informáticos que han sido descartados y donde se trabaja para ponerlos en funcionamiento con el objetivo de darles un nuevo destino de uso.
La razón de ser de este proyecto se sustenta en la necesidad de contar con un protocolo de tratamiento sobre aquello que es calificado como residuo informático, ya que muchos cuentan con componentes catalogados como peligrosos para la salud y el ambiente.
La gestión de los aparatos informáticos en desuso comienza con la recepción de los mismos, seguido del reacondicionamiento y posterior donación a centros educativos e instituciones que no cuenten con los recursos para poder adquirir estas herramientas tecnológicas. Aquellos equipos que no puedan ser recuperados son clasificados y almacenados, para luego ser trasladados a centros de disposición final ubicados en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires.
Los responsables del proyecto apelan a que la propuesta repercuta en otras casas de estudio del país para lograr un mayor compromiso con respecto a la basura informática, una cuestión que ya representa un problema a nivel mundial por la velocidad de recambio que existe, año tras año, en los diferentes equipos.
En esta iniciativa de la UNNE trabajan estudiantes recién ingresados o regulares de todas las facultades e institutos de las provincias de Corrientes y Chaco. Forman parte como voluntarios del programa a partir de una convocatoria que se encuentra abierta durante todo el año. En conjunto con el tratamiento de estos equipos, la UNNE pone en marcha campañas para promover la reducción de la generación de residuos en la comunidad universitaria, evitando que las computadoras se conviertan en basura o se mezclen con los desechos domésticos.
Desde que iniciaron con esta campaña, en el año 2015, ya llevan reciclados 635 equipos entre CPU, teclados, monitores y mouses. De ese total, 182 ingresaron a taller, 122 fueron donados y 331 enviados a los centros de disposición final. Las computadoras que logran ser reparadas reciben la instalación del sistema operativo educativo Huayra, que pertenece a Linux.
Desde el Centro de Gestión Ambiental y Ecología de la UNNE están diseñando una planta capaz de poder reciclar los residuos que no han podido ser recuperados, evitando la tarea de tener que enviarlos a Buenos Aires. En declaraciones a medios de comunicación de su provincia, desde el Centro aseguraron que “esto solucionaría grandes problemas en la región, ya que son muchas las provincias que necesitan darle un destino a los residuos eléctricos y electrónicos entre los cuales se encuentran los equipos informáticos, ya que representan uno de los desechos de mayor crecimiento e impacto en el mundo. Por eso su gestión sustentable representa, en primer lugar, una obligación sin perder de vista que también puede ser una posibilidad su reutilización”.
