Después de meses de constantes protestas masivas, esta vez cientos de miles de manifestantes se movilizaron hasta el consulado de Estados Unidos en Hong Kong y le pidieron hoy a esa potencia occidental que apoye su reclamo por autonomía frente al gobierno central de China.
Marcada por miles de banderas estadounidenses y, por momentos, por algunas estrofas del himno nacional de ese país, la manifestación le pidió formalmente a la Casa Blanca y al Capitolio que aprueben la Ley de Derechos Humanos y Democracia en Hong Kong, un proyecto que presentaron hace unos días un grupo de legisladores norteamericanos.
Para llegar al Consulado General de Estados Unidos, los manifestantes marcharon a través del distrito financiero de la isla y gritaron consignas como «Liberen a Hong Kong, resistan contra Beijing» y «Aprueben la Ley», en referencia al proyecto de ley estadounidense, según la agencia de noticias EFE.
El proyecto de ley obligaría al gobierno estadounidense a certificar anualmente si Hong Kong sigue siendo autónoma del resto de China. En caso de que no fuera así, la ciudad perdería algunos privilegios comerciales con Estados Unidos de los que no disfruta el gigante asiático.
Además, el texto propone la posibilidad de congelar los activos en Estados Unidos de los funcionarios hongkoneses que repriman la democracia, los derechos humanos o las libertades de los ciudadanos, o incluso prohibirles la entrada a territorio norteamericano. Este proyecto de ley fue propuesto por primera vez y sin éxito en 2015.
Hace unos meses, el senador republicano Marco Rubio y el congresista demócrata Jim McGovern, entre otros, retomaron la iniciativa parlamentaria y pidieron aprobarla para demostrar que Estados Unidos continúa «comprometido con la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho en un momento en el que esas libertades y la autonomía de Hong Kong están siendo erosionadas».
En junio pasado, cuando los legisladores estadounidenses retomaron el proyecto de ley, más de un millón de manifestantes habían salido a las calles de Hong Kong para repudiar una iniciativa legislativa que hubiese facilitado la extradición de personas a Beijing.
El proyecto de ley de extradiciones fue retirado y el gobierno local de Hong Kong prometió no volver a presentarlo, pero las manifestaciones ya habían crecido tanto que pedían más: su eliminación completa, la renuncia del gobierno local y, ahora, garantías de que la ciudad seguirá siendo autónoma.
Pese a que el gobierno chino ha advertido en varias oportunidades que Estados Unidos está interfiriendo en «asuntos domésticos», la cuestión de Hong Kong cada vez está más presente en Washington.
A principios de agosto y en pleno receso de verano, la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, elogió a los hongkoneses por su «coraje extremo», y prometió hacer todo lo posible para avanzar la ley.
Ayer, el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, reclamó a China «contención y no actuar, así como sentarse y negociar con los manifestantes para resolver las diferencias».
Trump, en tanto, ha oscilado por ahora, entre un apoyo a China y algunas críticas moderadas.