Por Alejandro Garfagnini - Coordinador nacional de la agrupación Tupac Amaru
En septiembre de 2019, desde su prisión domiciliaria, Milagro Sala denunciaba en soledad que la visita de Ivanka Trump a Gerardo Morales en la provincia de Jujuy tenía como objetivo real incidir sobre el destino de la democracia en el vecino Estado Plurinacional de Bolivia. No nos equivocábamos entonces, apenas faltaba tiempo para que las pruebas nos permitieran quebrar la frontera de silencio que se impone sobre nuestra palabra.
Del 3 al 6 de septiembre de 2019, Ivanka Trump hizo un gira por tres países de nuestro continente. Visitó Colombia y recorrió la base militar de Cúcuta, donde funciona una delegación de la Central de Inteligencia de Estados Unidos. Allí mantuvo una reunión con el autoproclamado «canciller» de Juan Guaidó sobre las preocupaciones compartidas sobre la democracia en Venezuela. Tras la fugaz visita, en forma directa y sin escala, arribó en un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos al Aeropuerto Internacional Guzmán de la provincia de Jujuy.
La noche del 4 de septiembre compartió una cena con el gobernador de la provincia, Gerardo Morales, y con el entonces ministro de Seguridad, Ekel Meyer. Mientras eso sucedía, el avión en el que arribó compartía pista con un Hércules C130 de la Fuerza Aérea Argentina que se encontraba en el lugar para ser utilizado por Gerardo Morales en sus traslados documentados a Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.
Gerardo Morales fue una pieza indispensable en el auxilio logístico que le prestó el gobierno de Mauricio Macri a los protagonistas del golpe de Estado contra Evo Morales en la hermana Bolivia. Fue un plan regional, pensado y diseñado fuera de las fronteras de Sudamérica, pero ejecutado por los aliados ideológicos del entonces presidente Trump.
El actual gobernador de Jujuy ha comprometido las relaciones diplomáticas de nuestra nación cuando colaboró activamente con el golpe de Estado en Bolivia. Y aún más, insiste en la actualidad en desafiar al Gobierno federal, condecorando a su actual ministro de Trabajo, entonces embajador argentino en Bolivia, Normando Álvarez García, quien fuera denunciado penalmente por su participación activa en el contrabando de armas expuesto por Bolivia y explicitado ante la Justicia por el Gobierno nacional.
Con el objetivo que se determine la participación de Gerardo Morales en el auxilio logístico del golpe de Estado en Bolivia hemos recurrido a la Justicia en lo Criminal y Correccional Federal, entendiendo que los compromisos internacionales de nuestro país continúan en riesgo si no se asume una intervención política activa frente a semejante atropello institucional. El gobernador de la provincia de Jujuy es un peligro para la democracia.