El periodista Gustavo Veiga muestra en "Deportes, desaparecidos y dictadura" historias de atletas desaparecidos. Conocé más en esta entrevista con CLG
Por Ariel Gómez
En el año 2005, el periodista Gustavo Veiga fue convocado por la editorial Al Arco para que escriba un libro. Con otros proyectos en marcha, pidió que le den un tiempo para pensarlo. En el medio de su trabajo en Página/12, revisó sus notas y observó que había historias desperdigadas sobre deportistas que fueron víctimas del terrorismo de Estado durante la última Dictadura Militar en Argentina. Así, en 2006, publicó Deportes, desaparecidos y dictadura, un trabajo que rescata y reconstruye las historias de 26 deportistas desaparecidos. Con el paso del tiempo el tema se instaló y la investigación se fue profundizando. Trece años después, el libro llegó a su tercera reedición con 220 casos.
“No sé si el libro tuvo repercusión, pero sí el tema. Se instaló en el marco de un país que se ha empoderado en cuanto a la política de Derechos Humanos, y que son una referencia a nivel mundial, aun cuando en este momento esas políticas están en retroceso por el gobierno actual. Argentina es un país que tiene reconocimiento a nivel internacional como país que ha avanzado en los juicios, aun con sus limitaciones y con el problema que los genocidas o sus cómplices nunca fueron proclives a dar información necesaria para dar con los desaparecidos”, le contó el autor a CLG.
Este trabajo, que cuenta con el prólogo del filósofo y ex futbolista Claudio Tamburrini, quién fue protagonista de la fuga de la mansión Seré, en 1977, se presentó en Rosario, en el Museo de la Memoria.
“El libro ya tiene un largo recorrido y habla sobre esa capa geológica de Memoria, Verdad y Justicia, porque se fueron encontrando nuevos casos y nuevas historias, y se van a seguir encontrando, porque el libro no termina con esta edición, no porque vaya a publicar una cuarta, cosa que para mí sería muy difícil, pero sí que otros tomen estas historias. De hecho, algunos ya lo han hecho”.
“Estas historias estaban dispersas en distintos medios, básicamente en Página/12, otras en el diario de las Madres de Plaza de Mayo y en La Voz del Interior de Córdoba, pero adquirieron una fuerza mayor cuando se agruparon en este libro”, sostiene el autor.
En la actualidad, Veiga trabaja como redactor especial en el diario Página/12 para las secciones Política, Sociedad, Política Internacional y Deportes. Además, se desempeñó en los diarios La Prensa, Clarín, La Voz, Crónica, Perfil, La Voz del Interior y Crítica, y además en las revistas Goles Match, El Periodista, Los Periodistas, Noticias, El Gráfico, Un Caño y Rumbos, y el quincenario cooperativo Acción. También fue columnista de medios gráficos del Interior como La Mañana de Neuquén, El Litoral de Santa Fe y el Patagónico de Chubut.
“Cuando uno lo aborda desde una actividad como el deporte, se potencia, amplifica la memoria. He escrito historias sobre desaparecidos que no eran deportistas, y también podría hacer un libro sobre eso, pero no han tenido sus casos la repercusión que por ahí tienen cuando los agrupa en un libro”, sostiene el autor, que agrega: “De eso se trata. Que el deporte sea un vehículo para que esos temas trasciendan, y para que se sepa que hay historias de deportistas que quedaron truncas, incompletas, a partir de un régimen genocida como el que tuvo la Argentina”.
Veiga es docente en la Universidad Nacional de La Plata y publicó cuatro libros: “Donde manda la patota”; (barrabravas, poder y política), 1998, editado por Ágora; “Fútbol limpio, negocios turbios”, 2002, por Astralib; y «La vuelta al fútbol en 50 historias», en 2018, editado en forma independiente.
En este libro se destaca el rugby, deporte que tiene la mayor cantidad de víctimas, con 152. Sin embargo, nunca ha habido algún homenaje o reconocimiento por parte de la Unión Argentina de Rugby (UAR), ni otro ente de este deporte. Solo La Plata RC tiene una placa recordatoria en su sede. Veiga cree que la negación a esos reconocimientos es “por la matriz conservadora que tiene su dirigencia, que en sus clubes ha sido bastante refractaria a los homenajes y reconocimientos; si no fuera por la fuerza interna que le impusieron los familiares y compañeros de La Plata RC para homenajear a sus ex compañeros, no sé qué hubiera pasado. En los clubes de Capital o del interior, al menos hasta donde yo sé, no hay reconocimientos, mucho menos de la UAR”.
Hace un mes, Los Pumas enfrentaron a Nueva Zelanda en Vélez, por la primera fecha del Rugby Championships, uno de los torneos más importantes del mundo. En la previa, los All Blacks visitaron la ESMA, uno de los mayores símbolos de la represión en el país. Y eso expuso al rugby argentino. “Los Springboks, el seleccionado sudafricano, visitó la prisión de Robben Island, donde Nelson Mandela estuvo preso durante 18 años. Y acá no se hacen cargo”, afirma Veiga.
Más allá de del libro, Veiga da su impresión sobre su visión actual del periodismo de deportes: “No quiero ser generalista con la definición, pero lo veo con claroscuros. Con cosas estimulantes desde abajo hacia arriba, con jóvenes que se preocupan por estas historias que están el libro, y no porque las haya escrito yo. Lo veo bien desde el punto de vista docente, que se preocupan por una materia que doy, que es Comunicación, Deporte y Derechos Humanos, pero también lo veo mal por la picadora de carne que es el espectáculo deportivo, por lo que significa la televisión, las redes sociales y cualquiera de sus formas de convergencia digital, que nos tiran por la cabeza todo el tiempo que el fútbol es un gran juego, un gran espectáculo, un negocio, y que lo único que importa es eso, que se refleje el deporte en los que nos quieren vender, nos dice de sus miserias y conductas impropias, sobre todo de los dirigentes más que los deportistas”, cerró.