La familia del hombre lo daba por muerto, pero gracias a la viralización del acto su hermana lo reconoció y lo volvió a ver luego de 10 años
Un peluquero de la ciudad de Goiania, Brasil, tuvo un gesto solidario con un hombre sin techo y le cortó el cabello, de todas formas nunca pensó que su acto tendría la repercusión que finalmente tuvo.
El «antes y después» del hombre se viralizó en las redes sociales a tal punto de llegar hasta la hermana del hombre, que lo reconoció y pudo dar con él luego de una década distanciados y sin saber nada el uno de la otra, lo que le llevó a pensar a la mujer que su familiar estaba muerto.
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La historia de João Coelho Guimarães tiene un punto de inflexión en 2010, cuando a los 35 años comenzó a vivir en situación de calle, pero el 12 de diciembre del 2020 decidió ir a una peluquería de la capital de Goiás para pedir una hoja de afeitar. Allí se encontró con Alessandro Lobo, dueño del local, que identificó al hombre de 45 años y lo invitó a pasar, para realizarle un corte de pelo y barba.
Coelho Guimarães, antes de ingresar, era identificado con pelo largo y sucio, pero luego de pasar por las manos y tijeras de León su aspecto cambió totalmente. La solidaridad no quedó ahí y también se llevó tres camisas, un pantalón, un saco y zapatos nuevos, todos donados por el estilista.
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«Fue espontáneo. Pasó por la puerta y tenía mucha barba. Pidió una hoja de afeitar. Lo conozco desde hace un par de meses, siempre viene aquí. Entonces surgió la idea de darle un cambio de imagen», dijo Lobo.
El peluquero subió la imagen a sus redes sociales y rápidamente se hizo viral hasta alcanzar algunos grandes medios de Brasil. De esa forma, su hermana María Guimarães, lo vio y lo reconoció. No había tenido noticias de su hermano desde hacía 10 años.
La mujer vive en Brasilia y no sabía que su hermana pasaba por esa situación y que juntaba latas y cartones para sobrevivir. Por eso, rápidamente tomó el primer viaje a Goiania para reencontrarse con su hermano.
Cargado con mucha emoción y lágrimas, los hermanos se encontraron y hasta María le ofreció asilo, pero contó que «dijo que no quiere venir conmigo. Yo lo respeto. El amor no es por la fuerza. Con solo saber que está aquí, pedirle que no se vaya y que nos mantengamos en contacto, vale la pena».