La segunda jornada de audiencias en el TAS, por la final de Boca y River de la Copa Libertadores, contó con los testimonios de los médicos que atendieron a los jugadores xeneizes tras la agresión que sufrió el micro previo al Superclásico que se iba a disputar en el Monumental, y ahora el tribunal deberá dar su veredicto, pero en algunos meses.
A través de videoconferencia, quienes expusieron su testimonio ante el tribunal del TAS el médico de la Conmebol Osvaldo Pangracio, quien ingresó al vestuario de Boca cuando los jugadores llegaron al estadio tras la agresión al micro.
En ese contexto, más allá de que Pablo Pérez estaba lastimado en la vista, Pangracio había señalado -en noviembre de 2018- que el jugador estaba en condiciones de jugar.
El otro médico que declaró, por la misma vía, fue Alejandro Wermczuk, quien trabaja en el Sanatorio Otamendi y fue el que atendió a Pablo Pérez y le vendó el ojo, tras las curaciones correspondientes.
La jornada, en la que estuvieron también los presidentes de River y Boca, Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici, respectivamente, se extendió por espacio de seis horas, en el edificio de la Liga española en Madrid.
Todos los testigos fueron escuchados por los tres árbitros del TAS (el italiano Massimo Coccia, el chileno Juan Pablo Arriagada y el suizo András Gurovits), quienes serán los encargados de dar el fallo, en un plazo cercano a los cuatro meses.
Boca está representado por su abogado Mariano Clariá y el buffet Pintó Ruiz, al tiempo que River llevó a su letrado Gonzalo Mayo junto con los también españoles Senn Ferrero.
Según interpretan los abogados del Xeneize, lo ocurrido el 24 de noviembre pasado en el estadio Monumental, donde resultaron lesionados Pablo Pérez y el juvenil Gonzalo Lamardo, producto de piedras arrojadas al micro por hinchas de River, es un episodio que debe ser juzgado de igual forma al del gas pimienta, que le valió la descalificación a Boca contra River, en octavos de final de la Libertadores de 2015.
Por su parte, los abogados del Millonario sostienen que los hechos ocurrieron fuera del anillo de seguridad del estadio, ya que la agresión al micro se dio en Lidoro Quinteros y Avenida Del Libertador, pese a que también hubo otra en la puerta misma del ingreso al estadio.
Incluso, River asegura que la responsabilidad de brindar garantías en la zona era del Estado argentino, al punto tal que por el episodio renunció Martín Ocampo, ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.