Estados Unidos disparará en la medianoche del jueves una salva de aranceles a bienes chinos importados por decenas de miles de millones de dólares en el marco de la guerra comercial entre las mayores economías mundiales.
Pekin ya anunció que responderá «inmediatamente» imponiéndole a aranceles similares a exportaciones estadounidenses en una suerte de espiral de sanciones que siembra alarma en la economía mundial.
Una encuesta divulgada el jueves mostró que el sector de servicios de Estados Unidos ya sufre por los pleitos comerciales internacionales debido a que las medidas tarifarias encarecen costos y afectan la cadena de producción.
«Empezamos a ver signos de inflación, no muy severa pero inflación al fin», dijo Anthony Nieves, del instituto empresarial IMS.
Para la Casa Blanca, la fortaleza de la economía de Estados Unidos permitirá superar el trance mucho mejor que sus rivales aún cuando el conflicto se agrave más.
Pero economistas también dicen que el crecimiento de las dos economías puede estar ya empezando a perder fuerza y elevan los riesgos.
La escalada ya ha afectado a la economía, con tarifas vigentes para el acero y el aluminio importados desde sus principales socios comerciales, entre ellos la Unión Europea y Canadá. Además, la Casa Blanca amenaza con imponer aranceles a las importaciones automotrices.
Los precios están aumentando, especialmente los del acero y el aluminio, y las empresas estadounidenses ya se muestran reticentes a invertir o planean mover su producción fuera del país, para evitar represalias contra las exportaciones desde Estados Unidos.
Trump dice que las medidas tienen como objetivo beneficiar a las compañías estadounidenses, que, según su visión, podrían volverse más competitivas.
Pero para firmas como Mid-Continent Nail Corporation -la mayor industria de clavos del país- el precio ascendente del acero ha representado una inmediata reducción de empleos y la empresa teme verse obligada a dejar de funcionar.