A su regreso este miércoles a Estados Unidos tras su histórica cumbre con Kim Jong Un, el presidente Donald Trump afirmó que su «acuerdo» con el líder norcoreano evitó «una catástrofe nuclear» y que ya no existe más esta amenaza desde Corea del Norte.
«El mundo ha evitado una potencial catástrofe nuclear», escribió en Twitter a su regreso a Washington luego del encuentro con Kim en Singapur el martes.
«No más lanzamientos de cohetes, ensayos o investigaciones nucleares», escribió Trump, sin confirmar si había aceptado la invitación de viajar a Corea del Norte que le formuló su interlocutor, según informó la agencia oficial norcoreana KCNA.
El encuentro del martes, el primero entre un dirigente norcoreano y un presidente estadounidense en ejercicio, tuvo un gran impacto mediático, pero sus resultados tangibles, en particular sobre la desnuclearización de Corea del Norte, aún generan interrogantes.
We save a fortune by not doing war games, as long as we are negotiating in good faith – which both sides are!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 13, 2018
En la declaración firmada por Kim y Trump, Pyongyang se compromete con una «desnuclearización completa de la península coreana», aunque esta fórmula está lejos de las exigencias de Estados Unidos, que lleva tiempo reclamando que Corea del Norte abandone su arsenal atómico no sólo de forma completa, sino también de modo «verificable» e «irreversible».
Haciendo frente a las dudas que genera el acuerdo, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, dijo este miércoles en Seúl que Estados Unidos espera que «la mayor parte» del desarme nuclear norcoreano haya terminado al final de la presidencia de Trump en 2020.
«Déjenme que les diga que completo significa verificable para todos los que están involucrados», precisó Pompeo, en alusión al comunicado final de la cumbre.
«Dormir bien»
En su serie de tuits de regreso a Washington, Trump celebró la «experiencia interesante y muy positiva» de su encuentro con Kim.
«Ya no hay amenaza nuclear de parte de Corea del Norte», indicó.
«Antes de asumir el cargo, la gente asumía que íbamos a ir a la guerra con Corea del Norte. El presidente (Barack) Obama decía que Corea del Norte era nuestro mayor y más peligroso problema. Ya no es el caso, duerman bien esta noche», agregó para los escépticos de su reunión con Kim.
«Es tan gracioso ver las noticias falsas, especialmente en NBC y CNN. Ellos luchan para minimizar el acuerdo con Corea del Norte.
Hace 500 días ellos habrían suplicado por este acuerdo», añadió.
«El mayor enemigo de nuestro país son las noticias falsas tan fácilmente promulgadas por los tontos».
Aún así, expertos y políticos se preguntan sobre el alcance de la cumbre. El congresista demócrata Adam Schiff, miembro de la comisión de inteligencia en la Cámara de Representantes, también advirtió a Trump sobre la ingenuidad.
«¿Un viaje y misión cumplida, señor presidente? Corea del Norte tiene todavía todos sus misiles nucleares y nosotros tenemos solamente una promesa vaga de una futura desnuclearización de parte de un régimen que no es digno de confianza. Corea del Norte es una amenaza real y actual», afirmó Schiff.
En Seúl, el secretario de Estado respondió al escepticismo afirmando que Estados Unidos prevé un próximo desarme. «Esperamos poder lograrlo en los próximos dos años y medio», dijo Mike Pompeo, para quien «queda por delante un montón de trabajo».
Al ser consultado sobre si se estableció un calendario para la desnuclearizaicón, Pompeo respondió: «tenemos esperanzas», pero «todavía hay mucho que trabajo por hacer».
La agencia norcoreana KCNA afirmó que la desnuclearización de la península coreana dependerá de que Estados Unidos y Corea del Norte «se abstengan de oponerse para poder entenderse mutuamente».
Satisfacción para Kim
En todo caso, Pyongyang tiene motivos para sentirse confiado después de la cumbre, que le dio cierta legitimidad internacional a un país aislado y objeto de duras sanciones a consecuencia de su programa nuclear.
«Kim Jong Un logró lo que quería en la cumbre de Singapur: el prestigio internacional», indicó el analista Paul Haenle, director del centro Carnegie-Tsinghua.
En su primera reacción al encuentro del martes, KCNA afirmó que la cumbre ayudaría a «lograr un giro radical en las relaciones muy hostiles» entre ambos países.
«Kim Jong Un invitó a Trump a efectuar una visita a Pyongyang en el momento oportuno, y Trump invitó a Kim Jong Un a ir a Estados Unidos», indicó la agencia, afirmando que además el presidente de Estados Unidos aludió a un «levantamiento de sanciones» contra el régimen de Pyongyang.
Por ahora Trump no ha confirmado si aceptará la invitación a Pyonyang, pero anunció que Estados Unidos iba a poner fin a sus ejercicios militares con Seúl, una vieja exigencia del régimen norcoreano, que siempre consideró esas maniobras como una repetición para una posible invasión de su territorio.
Estados Unidos tiene unos 30.000 soldados desplegados de manera permanente en Corea del Sur para proteger a su aliado ante la amenaza del Norte, que la invadió en 1950 dando lugar a la Guerra de Corea, que duró hasta 1953 y terminó con un armisticio y no un tratado de paz.
«Vamos a parar las maniobras militares, lo que nos ahorrará mucho dinero, salvo que comprobemos que las futuras negociaciones no transcurran como deberían», declaró Trump el martes ante la prensa.
Tanto Seúl como los mandos militares de Estados Unidos en Corea del Sur mostraron su sorpresa ante el anuncio de Trump.
«Los ejercicios y la presencia militar estadounidense tienen un papel vital en la seguridad del Asia Oriental», recordó este miércoles el ministro japonés de Defensa, Itsunori Onodera.