El 30 por ciento de los tratamientos de fertilidad se indican por trastornos reproductivos del varón, según lo indicó el Registro Argentino de Fertilización Argentina, en el marco de la conmemoración del Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad.
En ese contexto, la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR) y la Asociación Civil Concebir destacaron que existen determinadas condiciones genéticas que impactan en la fertilidad masculina, así como también juegan un rol muy importante algunos factores vinculados al estilo de vida, como el tabaquismo, el estrés, enfermedades de transmisión sexual y la edad.
«El 27% de los varones con problemas de fertilidad fuma y el tabaco atenta contra la calidad espermática, al igual que el estrés: contamos con estudios en nuestro país que señalan que éste se relaciona con la infertilidad en un 20% de los pacientes. Otro factor son las infecciones: hay enfermedades de transmisión sexual que afectan la fertilidad y representan un 8%, es decir 1 de cada 10 pacientes. Dentro de las infecciones se destacan las paperas y las de los conductos seminales», explicó Setella Lancuba, vicepresidenta de SAMeR.
Lancuba, que es médica especialista en salud reproductiva» afirmó que las infecciones que se transmiten por vía sexual «son prevenibles a través del uso de preservativo y, algunas, con vacunas».
«Para las paperas también existen vacunas. En el caso de la alteración en el descenso testicular, la intervención del pediatra es fundamental, porque en muchos casos se puede resolver. En otras palabras, contamos con diversas herramientas para resolver a tiempo los trastornos en la fertilidad del varón, por eso es tan relevante que se hable al respecto», enfatizó la especialista.
Por su parte, Gisela de Antón, presidenta de Concebir, aseguró que «en general los varones se cuidan para no lograr un embarazo antes de tiempo, pero no cuidan su fertilidad para cuando quieran ser padres».
«Tampoco nadie les dice cómo hacerlo, ni qué tener en cuenta para sospechar algún trastorno. Cuando una pareja llega a un consultorio, casi siempre se hace foco primero en la mujer. Se nos indican estudios de todo tipo y, sólo cuando se descarta el factor femenino, se pasa a analizar la salud reproductiva del hombre», comentó de Antón.
En los últimos años se identificaron numerosos genes que codifican la función espermática y testicular.
La alteración en cantidad y calidad del esperma se encuentra entre las principales causas de infertilidad masculina, con un 50,8% de incidencia, seguido por el vricocele, que es la presencia de várices a nivel del aparato genital masculino, con un 15%, las causas de origen infeccioso con un 8% y en el 19% de los casos no hay un motivo aparente.
Tanto la maternidad como la paternidad son recomendables a edades temprana, por eso, la especialista destacó que se sabe que en el varón después de los 42 años se quintuplica el riesgo de abortos espontáneos, por el nivel de «envejecimiento» de sus espermas.
«Si bien no sucede como con las mujeres, que pierden súbitamente su reserva de óvulos, los espermatozoides empiezan a presentar mucha patología. Aunque el varón puede ser fértil hasta los 90, algunos estudios sugieren también que habría un mayor índice de autismo en el bebé a partir de los 42 años del papá.
Además, se asocia con más riesgo de complicaciones psiquiátricas y del embarazo», manifestó Lancuba.
La falta de consulta oportuna
Años atrás, los varones demoraban tres años en realizar la primera consulta y hoy lo hacen a los dos, por lo que desde SAMeR consideran que hubo una mejoría, aunque se advirtió que «sigue siendo mucho tiempo que atenta contra la posibilidad de lograr un embarazo».
Según se estima, el 3% de los hombres consulta antes de los 24 años, un 64% entre los 24 y 34 años, un 22% entre los 35 y los 40 y un 12% luego de los 40 años.
«Estas proporciones guardan relación con las edades en las que, presumiblemente, el hombre busca ser padre. Sería deseable estar un paso adelante y poder estar al tanto de cualquier irregularidad antes de intentar la concepción», indicó Lancuba.
Para detectar problemas de fertilidad en los hombres, el estudio básico es el espermograma, aunque también se realizan otros complementarios, como los hormonales o estudios funcionales.
También están aquellos que detectan la morfología espermática, la fragmentación del ADN y, en casos particulares donde está muy disminuida la concentración espermática, los estudios genéticos cobran relevancia en el diagnóstico.
Para detectar problemas de fertilidad en los hombres, el estudio básico es el espermograma, aunque también se realizan otros complementarios, como los hormonales o estudios funcionales.
También están aquellos que detectan la morfología espermática, la fragmentación del ADN y, en casos particulares donde está muy disminuida la concentración espermática, los estudios genéticos cobran relevancia en el diagnóstico.
Existen medidas que pueden contribuir a la fertilidad del varón como el cuidado del cuerpo y de la sexualidad, no fumar, no beber en exceso, estudiar antecedentes personales y familiares y realizar una consulta temprana con el especialista en medicina reproductiva.
En caso de que el varón sufra una enfermedad que ponga en riesgo sus espermatozoides, como una patología oncológica, se recomienza criopreservar gametos antes de someterse a un tratamiento de quimioterapia o rayos.