La Argentina redujo a la mitad su costo laboral respecto de otros países de la región tras la fuerte devaluación de este año, y escaló diez puestos respecto de 2017 en el Ranking de Costo Laboral Unitario Global de Manufacturas (CLU) elaborado por la consultora ABECEB, se informó hoy.
Se ubica 15 entre 25 países representativos, producto de la depreciación del peso que mejoró la competitividad cambiaria.
«Desde diciembre último hasta ahora el tipo de cambio avanzó cerca de 110%», indicó ABECEB, la consultora fundada por el actual ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.
En la vereda opuesta, varias economías experimentaron una apreciación de sus monedas en el último año, especialmente las de aquellos países pertenecientes a la Eurozona y algunos de Europa oriental como República Checa y Polonia.
El trabajo destaca que, entre los 25 países en la muestra, Taiwán es el más competitivo en costos manufactureros, seguido por Indonesia, México, Tailandia y China.
En cambio, los puestos finales -donde el costo laboral es más elevado-, son ocupados por Francia, Brasil, Italia, Suiza y, por último, Australia.
A nivel regional, la Argentina redujo su costo laboral un 50%, mientras que Brasil también mejoró su competitividad gracias a la desvalorización del real en un contexto de creciente incertidumbre electoral.
«De todas formas, tanto Argentina como Brasil siguen siendo países con una estructura de costos elevada y, a la vez, poco productivos, aun cuando los costos laborales hayan disminuido 50% en dólares respecto al promedio del año pasado», explicó Alberto Schuster, director de la Unidad de Competitividad de ABECEB.
En el caso de la Argentina, que en 2017 figuraba entre 25 países como el de más alto CLU y el menos competitivo, la mejora en el ranking debe ser considerada como temporaria hasta que se establezca una nueva relación entre tipo de cambio y costos salariales, aclaró el reporte.
«Esto se debe a que el camino hacia una economía competitiva e integrada al mundo es largo y debe superar los problemas estructurales que tiene el país», indicó el informe.
Entre esos problemas, Schuster dijo que se debe avanzar en la modernización de la regulación laboral que «es una de las prioridades para reducir costos ineficientes, mejorar la productividad y atacar la elevadísima tasa de informalidad que actualmente deja a más de un 30% de los trabajadores en una situación de vulnerabilidad».
Sostuvo que la infraestructura debe volver a escena, junto a insumos energéticos a costos competitivos y tasas de interés, mercado de capitales y una estructura impositiva razonables que permitan profundizar la política comercial de integración al mundo.
Estructuralmente existe correlación entre la competitividad de un país y su nivel de productividad.
Un país es más productivo que otro cuando mediante la combinación de factores de capital, trabajo y eficiencia en el uso de esas variables obtiene, por unidad de trabajo, un mayor producto.
El ranking CLU se enfoca en el sector industrial de la economía, los dedicados a la transformación de materias primas en productos manufacturados, productos elaborados o terminados para su distribución y consumo, y no tiene en cuenta sectores primarios como agricultura, minería, petróleo, gas no industrializado y construcción.