El comité de organización de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 probó este viernes ante la prensa un dispositivo de «nieve artificial», método ideado para reducir el riesgo de golpes de calor entre los espectadores. Con las temperaturas estivales en Tokio superando fácilmente los 35 grados en la sombra y un porcentaje de humedad del 80%, el cóctel es muy peligroso.
La organización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se esfuerza por imaginar nuevos medios para evitar el sufrimiento de deportistas y espectadores, en competiciones que se sucederán entre finales de julio y principios de septiembre, el período más tórrido. La temperatura había bajado mucho en Tokio este viernes, por lo que el test no se hizo en condiciones reales. Pero los periodistas lo probaron en la sede que acogerá las pruebas de canotaje.
Más que copos de nieve, se trata de una especie de hielo, que a veces cae en grandes trozos, sorprendiendo a los asistentes. «Es menos impresionante que lo que habíamos pensado, pero cuando el viento sopla oponiéndose a la caída de la nieve, no sé si será eficaz», señaló a la AFP un miembro del equipo francés de los Juegos Paralímpicos.
Durante cinco minutos los copos de nieve cayeron en una parte de la grada no cubierta que, debido a la ausencia de nubes, era golpeada directamente por el sol, sin nada de sombra. Se tiraron 300 kg. de hielo. «Intentamos todos los dispositivos que nos parecen que pueden ser eficaces para luchar contra el calor», explicó Taka Okamura, responsable de las medidas anticalor en el Comité Olímpico Japonés, tras el test.
«Nada está decidido, pero en el fondo creemos que es utilizable», añadió, reconociendo que los espectadores se refrescaban, pero que la temperatura no había cambiado. El coste del dispositivo no fue revelado. Okamura estimó que las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero «no tienen un fuerte impacto en el medio ambiente».