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#SemanaClásica

Títulos, rachas y festejos: algunos de los goles más importantes de los clásicos


 

Se jugará la edición número 338 del clásico rosarino este domingo, cuando Central y Newell’s se enfrenten en el Gigante de Arroyito a partir de las 15.30. 

Son más de 110 años de historia en que vieron alegrías tanto el Canalla como el Leproso. CLG te propone repasar los goles más gritados durante los choques entre rojinegros y auriazules.

El recorrido comienza en el principio de la década del ’70 con dos tantos que aportaron para títulos. El primero fue el 19 de diciembre de 1971: Central y Newell’s se cruzaron por las semifinales del torneo Nacional en la cancha de River y el delantero Canalla, Aldo Pedro Poy fue protagonista con su eterna palomita:

Con este gol, Central avanzó a la final ante San Lorenzo donde pudo gritar campeón en el Parque de la Independencia.

Tres años después, y en el Gigante de Arroyito, Newell’s se vengaba con el famoso zurdazo de Mario Zanabria, que empató el partido ante el local y festejó el campeonato más recordado por los leprosos:

Pasó la década de los 80 colmadas de empates y casi 20 años después del gol de Zanabria, la Lepra volvió a celebrar a lo grande gracias al vuelo del Pajaro Cristian Domizzi:

Aquella tarde del 8 de marzo de 1992, el delantero anticipó a la salida de un tiro de esquina y marcó. Ese clásico tuvo la particularidad que el equipo comandado por Bielsa presentó la reserva con sólo dos jugadores profesionales: Domizzi y Llop.

Cuatro años más tarde, las tribunas del estadio de Central gritarían un gol que quedaría en la historia. El 8 de febrero de 1995, Central y Newell’s jugaron un amistosos y los auriazules alinearon al ex campeón del mundo, Mario Alberto Kempes, con 41 años.

El Matador se despidió a lo grande con su gente anticipando la salida del arquero rojinegro.

Dos años más tarde, llegaría el clásico más recordado por la gente de Central. El 24 de noviembre de 1997 sentenció el famoso 4 a 0 a favor del Canalla. Uno de los que se anotó en el marcador fue Eduardo Coudet tomando un rebote en la puerta del área y dejando en la retina de cada hincha un festejo alocado

Ya en 1999, Newell’s se tomó revancha y vapuleó al Central del Patón Bauza por 4 a 1, en la primera fecha del clausura de ese año. Esa tarde el festejo de Germán Real quedó grabado en la historia de los clásicos rosarinos.

Ya en el nuevo milenio, el Canalla cortaría una racha de 22 años sin ganar en el Parque de la Independencia, de la mano de Menotti en el banco y con Luciano Figueroa abriendo la cuenta aquel 1° de septiembre de 2002

En 2004 sería todo festejo rojinegro, el apertura terminaría coronando al equipo del Tolo Gallego pero en la segunda fecha daría el golpe venciendo a su eterno rival gracias a un certero cabezazo de Julián Maidana a los dos minutos del primer tiempo:

Un año más tarde, los de Arroyito y los del Parque se cruzarían en la primera ronda de la Copa Sudamericana. Tras empatar sin goles en la ida, en el Gigante se definía la llave y Germán Rivarola se metió en el corazón canalla:

Dos meses después, en el Coloso, llegaría uno de los tantos más particulares de la historia clásica. Esa tarde noviembre, el Burrito Ortega acomodó la pelota y lanzó un centro a media altura, el que lo conectó fue Ezequiel Garay ¡con la espalda!:

En 2007, Central se llevaría otro partido muy recordado. Esa tarde de lluvia torrencial, el equipo de Carlos Ischia terminó con nueve jugadores y Martín Arzuaga se encargaría de gritar el único gol en el Parque. Tomó la pelota desde el punto de penal y venció al arquero local para el delirio de los Canallas.

En 2008, Newell’s contrató a Ricardo Caruso Lombardi para escaparle al descenso y el 5 de abril, la Lepra se hizo gigante y con gol de Santiago Salcedo ganó el clásico de la ciudad

En la segunda década de los años 2000, pasaron muchos clásico pero sin lugar a dudas los más recordados fueron en 2016 y 2018. El primero fue el último triunfo de Newell’s en el Gigante con gol de Maximiliano Rodríguez lo que significó cortar una seguidilla de once partidos sin ganarle a Central.

Dos años después, la cancha de Arsenal de Sarandí abrió sus puertas para disputar el duelo por los cuartos de final de la Copa Argentina. Esa tarde, sin público, Germán Herrera anticipó a todos y marcó el tanto con un tacazo milimétrico. El gol significó la clasificación a la siguiente fase y posterior coronación de la mano del Patón Bauza.