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Tienen 80 años, son hermanas, cumplen la cuarentena y están felices de volver a trabajar


Las hermanas Elsa y Dora de 80 y 83 años, cumplen el protocolo de la cuarentena en Mendoza y están felices de haber podido abrir la perfumería que poseen hace décadas en la ciudad de San Rafael.

Elsa y Dora viven en San Rafael, Mendoza, y debido a la reapertura de comercios pudieron abrir su perfumería. "Volver a la rutina, a atender a la gente es lo que más extrañábamos", dijeron

Elsa y Dora, dos hermanas de 80 y 83 años, cumplen el protocolo comercial de la cuarentena en Mendoza y están felices de haber podido abrir la perfumería que poseen hace décadas en la ciudad de San Rafael y volver a trabajar.

“Esta cuarentena de un mes y medio sin trabajar se me ha hecho interminable, me encanta el mostrador, me encanta el trato con la gente”, dijo hoy Dora (83) a la prensa.

Los comercios de la ciudad de San Rafael y todas las ciudades de menos de 500.000 habitantes de Mendoza ya abrieron su puertas a los clientes, quienes acuden según el día que les corresponde de acuerdo a la terminación de su Documento Nacional de Identidad.

Las hermanas Pascual celebraron la flexibilización de la cuarentena en esta zona de Mendoza, que les permitió hacer lo que toda su vida hicieron, trabajar entre cosméticos y reencontrarse con su clientela.

Ambas nacieron y se criaron entre los negocios de sus padres, y así aprendieron desde los 18 años a tratar con gente, hasta que juntas decidieron abrir una perfumería allá por los inicios de 1980.

Dora se encarga de la atención al público principalmente y de las compras, Elsa, quien pronto cumplirá sus 80 años, “es la de los números, las cuentas y los bancos”, dado que siempre ha tenido gran habilidad para eso.

Las hermanas, muy conocidas y queridas en la ciudad de San Rafael, son propietarias de la perfumería ‘Doryels’, ubicada en pleno centro de la ciudad del sur mendocino, donde ella y todos los comerciantes esperaban la oportunidad de volver a abrir sus comercios y recibir nuevamente a sus clientes.

“Volver a la rutina, a madrugar, a lo de siempre, es lo que más extrañaba”, señaló Dora.

Saben que tienen que cuidarse y cumplir con todos los protocolos de higiene y seguridad, “pero el trabajo nos distrae, nos encanta lo que hacemos y eso nos hace felices”, relataron al unísono ambas mujeres.