Mundo

Temer viajó y Brasil quedó bajo el mando de una jueza que votó por aprisionar a Lula


La titular de la corte suprema de Brasil, Cármen Lúcia Antunes, asumió hoy la presidencia del país por poco más de 24 horas, durante la ausencia del gobernante Michel Temer, quien viajó a la VIII Cumbre de las Américas en Lima.

Antunes es la tercera en la sucesión presidencial pero llegó al cargo porque los jefes de Diputados y del Senado, Rodrigo Maia y Eunicio Oliveira, viajaron al exterior para evitar tener que asumir, con lo cual estarían impedidos de ser candidatos a algún cargo en octubre.

De este modo, la presidenta del Supremo Tribunal Federal será hasta las elecciones, la «número 2» del país, luego de que la semana pasada fuera clave su voto para encarcelar al ex presidente Luis Inácio Lula Da Silva por corrupción, al rechazar la corte por 6 a 5 un habeas corpus a favor del líder opositor.

El pase del mando fue realizado en la base aérea de Brasilia, tras lo cual Antunes divulgó su agenda, que incluye una reunión como presidenta de Brasil con el ministro de Defensa, general Joaquim Lima e Silva, el primer militar en ocupar ese cargo desde el fin de la dictadura.

Entre otras reuniones, abordará cuestiones presupuestarias con el gobernador del estado amazónico de Rondonia, Daniel Pereira, y con la entidad que agrupa a las empresas de logística.

También tiene audiencia, dentro del Palacio del Planalto, con el presidente de la Asociación de Magistrados, Jayme de Oliveira, y con el ex jefe de gabinete del gobierno del entonces presidente Itamar Franco, Henrique Hargreaves.

La presidenta de la corte tuvo la fachada del edificio donde vive manchada con bombas de pintura roja, en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, por militantes del Partido de los Trabajadores.

Fue luego de que el miércoles de la semana pasada votara contra un habeas corpus a favor de Lula, que selló la suerte del ex mandatario y permitió que el juez Sérgio Moro ordenara su captura.

Antunes votó a favor, en el habeas corpus, de que en Brasil esté en vigor la jurisprudencia de 2016, pedida por la Lava Jato, para detener a condenados en segunda instancia, sin atender al texto de la Constitución, que habla de que la libertad no puede perderse hasta la sentencia firme.

Es Antunes la segunda presidenta de Brasil, luego de que la mandataria electa en 2010 y reelecta en 2014 Dilma Rousseff, fuera destituida en 2016 en juicio político por el grupo político encabezado por Temer y la antigua oposición.

La semana que viene es probable que el juez Marco Aurelio Mello, tal como anticipó, presente una acción de inconstitucionalidad de la prisión en segunda instancia.

La jefa de Supremo Tribunal Federal se encuentra en medio de una batalla declarada entre varios ministros de la alta corte contra la Operación Lava Jato, con sede en Curitiba, Paraná, y su teoría de prisiones preventivas.

«No se puede detener a alguien para que adhiera a la delación premiada. Eso no existe en la Constitución y eso es tortura. Existirá en la Constitución de Curitiba», fustigó el ministro de la corte Gilmar Mendes, enemistado abiertamente, ahora, con el juez Moro.

Otros cuatro jueces de la corte están alineados sobre esa visión de la Operación Lava Jato y el caso Lula destapó todas las internas a la luz.

El ex portavoz de Lula Ricardo Kotscho, columnista de Folha de Sao Paulo, dijo que la presidencia breve de Antunes «permitirá que hable con la prensa para explicar» el caso del precandidato presidencial del Partido de la Social Democracia Brasileña, el exgobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin.

Es que Alckmin declaró en secreto ante el Superior Tribunal de Justicia (máxima instancia penal) porque fue delatado por tres ex ejecutivos de Odebrecht de haber autorizado el pago ilegal de tres millones de dólares para su campaña de 2010 y 2014.

Alckmin, como ya no tiene los fueros de gobernador desde hace cinco días, logró esquivar la Operación Lava Jato porque el Superior Tribunal de Justicia derivó el caso a la justicia electoral y no al juez Sérgio Moro.

«Este es un caso que muestra la selectividad de la justicia en Brasil. Alckmin fue acusado de recibir 10 millones de reales de sobornos de Odebrecht. El Superior Tribunal de Justicia entendió que que eso era recaudación ilegal de campaña cuando para otros los tratan como coimas»,dijo la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.