La cantante cordobesa volvió a grabar un disco luego de cuatro años. Presentó "Veinteveinte", donde se abre a nuevos horizontes sonoros
La cantante cordobesa Suna Rocha volvió al ruedo discográfico tras una pausa de cuatro años con el lanzamiento de «Veinteveinte», trabajo integrado por un variado repertorio -integrado por clásicos del folclore y canciones de rock argentino-, con el que se abre a nuevos horizontes sonoros pero sin perder su identidad.
Segura acerca del rumbo musical que decidió tomar en este álbum, Rocha afirmó que «hacía mucho tiempo que sentía una necesidad de cambiar, de grabar algo diferente, con un sonido acorde a los tiempos que vivimos».
Versiones de temas como «Corazón delator», de Gustavo Cerati ,o «Jaulón», de Lisandro Aristimuño, se escuchan en su voz, algo que trae nuevos bríos a su carrera y que la cantante asume con la certeza de que cante lo que cante, lleva las raíces dentro.
«Siento que soy una mujer de la Tierra y que tengo claro también que me asiste y me avala un paisaje que llevo incorporado pues nací en él y a eso no hay nada que lo desvirtúe», expresó en charla con Télam la artista nacida en Las Arrias hace 72 años y radicada en Villa Tulumba, ambos pueblos ubicados al norte de Córdoba.
Editado durante un año particular para el mundo, el disco contempla también canciones tradicionales del folclore argentino como «Guanuqueando» (Volodarski-Vilca) o «De regreso simplemente» (Carlos Di Fulvio).
Otra de sus particularidades reside en la gran cantidad de mujeres que participaron del álbum, comenzando por la joven cordobesa Marian Pellegrino, a quien Rocha delegó la producción y los arreglos y que además tocó guitarras, bajos, percusiones y coros; y siguiendo por instrumentistas que aportaron diferentes colores a los temas.
«Yo quería que en este trabajo participaran mujeres tanto en la autoría como en la instrumentación, debido a la exclusión sistemática de la mujer en la música y la discriminación en casi todos los espacios donde se presentan los músicos y cantores, en festivales por ejemplo, donde a veces el ciento por ciento son varones», expresó la cantora.
«Las mujeres también tenemos cosas trascendentes para decir y aportar. La chacarera, la zamba, la baguala, la vidala, la cueca, la tonada son femeninas», enfatizó.
En diálogo con esta agencia, la experimentada intérprete habló acerca del espíritu y lo que representa este material sucesor al dedicado a la obra de Raúl Carnota, «Suna interpreta a Raúl. Con el piano del Maestro Eduardo Spinassi» (2016).
—Si bien es un disco muy variado en su repertorio, se escucha una unidad, una identidad sonora que tiene a la voz como hilo conductor. ¿Fue algo buscado o es algo que se dio naturalmente?
—Creo que aquí está el asunto. Se da algo siempre sostuve, que tiene que ver con la importancia de que estén bien hechos los cimientos para construir un edificio, el tema es una base sólida. En este caso hay una identidad clara y la voz se amolda a esa solvencia.
—¿Cómo fue la experiencia de trabajar junto a Marian Pellegrino? ¿Cuál fue su aporte? ¿Cómo surge la idea de encarar esta propuesta juntas?
—Marian Pellegrino la conocí por intermedio de una amiga en común, Astrid Bechara. Ella sabía sobre mi anhelo de cambio y fue el nexo entre ambas. Le planteé mi inquietud a Marian y comenzamos a trabajar y darle forma al proyecto. Nunca había trabajado así, con alguien que arregle mis trabajos en forma personal y armando y puliendo los temas entre ambas. Ella entendió perfectamente lo que yo quería y así fuimos modelando el CD. Ella viene de la corriente del rock, y además conocía cosas del folclore. Es una mujer muy enfocada en lo que hace y sumamente talentosa y capaz. Ella se encargó de los arreglos y la dirección general del disco
—¿Cómo definirías el espíritu de este disco? ¿Sentís que abre nuevas puertas el hecho de sumar canciones vinculadas al rock y al pop?
—Lo hice con un espíritu reivindicativo, ya que desde 2008, en un programa de Luis Landriscina, en el que invitó también a otras cantoras, dije al aire un improperio a propósito del tema del machismo en la música popular, sobre que arriba de los escenarios había un olor a b…. bárbaro, jaja!, eso fue muy jocoso y motivó risas, pero también abrió la polémica de que si esto debía ser o no así. De esta manera, tiré la primera piedra respecto a este tema, que ya se venía dando con mucha frecuencia. Y sin dudas que este trabajo será escuchado por otra franja de público que no es necesariamente del folclore, y algunos otros se resistirán a este cambio.