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Son emprendedoras y ayudan a los que menos tienen: donaron mallas a colonias


Un grupo de 8 mujeres surgido de los talleres de bordado elaboró 50 trajes de baño con ropa reciclada para dar a chicos que concurren a predios municipales

Un grupo de 8 mujeres surgido de los talleres de bordado elaboró 50 trajes de baño con ropa reciclada para dar a chicos que concurren a predios municipales

Como cada martes por la mañana, el Centro de Emprendedores del Oeste, a unos metros del Centro Municipal de Distrito, está habitado mayoritariamente por mujeres. Bajo la sombra en el patio, el grupo DeLas de emprendedoras textiles termina de organizar su más reciente producción, y se trata de una muy especial: conjuntos de mallas y prendas afines para donar a las colonias de verano del distrito.

La charla entre ellas abunda en saludos por las fiestas y la promesa de reencontrarse en enero para seguir trabajando juntas. Débora, Vanesa, Celina, Viviana, Sandra y Olga, con una reciente incorporación y la coordinación de Carina Acevedo, se encuentran allí cada martes y viernes por la mañana desde hace varios meses. Aunque la mayoría tenía recorrido por distintas instancias de capacitación municipal en el rubro textil, el grupo se consolidó a partir del taller de bordado y pedrería que dio Carina en el mismo lugar que hoy las aloja.

Ese fue uno de los tantos talleres de bordado que se replican en el Centro de Emprendedores desde febrero de 2018. “A la gente le gustan, vienen mucho”, dice Carina, y las chicas le ayudan a recordar los diferentes estilos que se fueron dando a lo largo del año: mexicano, tradicional, chino, y la lista sigue a viva voz en un sin repetir y sin soplar.

Algunas tienen un trabajo formal, otras no, algunas (como Débora) son del barrio y otras vienen de muy lejos (como Vanesa, que viaja desde el sur) para participar del taller. “Como verás somos mujeres de distintas edades, y que venimos de lugares diferentes. La idea fue armar este grupo para trabajar como emprendedoras, reciclando jeans para hacer todo tipo de prendas, y que las chicas se puedan llevar dinero de ese trabajo”, cuenta Carina.

“Empezamos a pensar en trabajar con jean porque es algo que todo el mundo tiene en la casa, que muchas veces dona. Recolectamos cincuenta y con eso queremos empezar a producir”, retoma Carina, y sigue: “Acá cada una tiene una forma de trabajar y un saber. Celina hace la moldería, Vanesa cose y diseña muy bien, Debora desata”.

“La idea es desarmar las prendas de jean y hacer otras cosas, como cartucheras, porta botellas, bijouterie, accesorios. Tenemos un montón de ideas”, suma Vanesa. Ese es el punto de partida para el trabajo que comenzará en la segunda quincena de 2020 y para el cual sobra entusiasmo. Pero antes de abocarse a esa producción propia, se encontraron con otro desafío de índole solidaria.

“Nos reunimos con las chicas del CCB La Lagunita y nos propusieron que hagamos un taller de dos días para enseñar a hacer las mallas”, narra Carina. Por cuestiones de tiempo (el inminente comienzo de la temporada de colonias), de organización, y por el tipo de saberes y herramientas necesarias para su elaboración -“hay que saber coser muy bien ese tipo de tela y tener una remalladora”-, consideraron que una instancia de formación no era la mejor opción.

Como querían colaborar de alguna forma, las chicas de DeLas hicieron una contrapropuesta: que les acerquen las prendas donadas, para que ellas las pusieran en condiciones, elaboraran las mallas y las entregaran hechas. En cuatro días de trabajo, las emprendedoras confeccionaron unas cincuenta prendas, que llegarán a mamás, niños y niñas de las colonias del Oeste. “Una producción récord”, no tardan en catalogar desde el Centro.

“Con calzas de lycra hicimos shorts para chicos de seis, ocho, hasta diez años. Con las piernas de las calzas hicimos los triangulitos de las bikinis. Y en base a lo que teníamos armamos los conjuntos. El viernes recibimos una donación de cincuenta remeras y también las pusimos en condiciones para que las puedan usar”, explica Carina.

Si se pregunta por el secreto detrás de semejante dinámica y entusiasmo, las chicas se pisan entre sí para hablar de lo bien que se llevan. “Se trabaja muy amenamente. Como cada una tiene su función y su forma de ser, nos complementamos”, elabora Celina, aludiendo a un equilibro entre personalidades y tareas.

Antes de despedirse, las emprendedoras hacen un recordatorio importante: durante todo el año reciben en el Centro de Emprendedores del Oeste (Presidente Perón 4534) donaciones de prendas y elementos de mercería de todo tipo. Y se animan a soñar con más: un alma solidaria que pueda proveerles una máquina collareta.