Espectáculos

Solá a Pachano: “Usted ha incurrido en un delito de lesa imbecilidad»


Desde España, el prestigioso actor escribió una extensa carta ante los dichos y la negativa de Aníbal de acatar la cuarentena

Aníbal Pachano se mostró en contra de la cuarentena recomendada por el gobierno de Alberto Fernández para evitar la propagación del coronavirus.

Desde Chile, donde se encuentra trabajando en televisión, el hombre de la galera explicó cómo vive este particular momento de la pandemia.

«El miedo no es consejero de ninguna cura. El miedo simplemente hay que resolverlo. Yo no voy a entrar en ningún miedo de nada porque a mí me estresó y eso me provocó el cáncer que tengo», dijo en diálogo con el ciclo «Hay que ver», El Nueve.

Ante los dichos, Moria Casán, en “Incorrectas”, reveló una carta que escribió el actor Miguel Ángel Solá donde le responde ante los dichos de Pachano en el programa de Denise Dumas y José María Listorti.

“Un valioso artista de varieté, dijo “yo no me pienso esconder porque se le ocurre al Presidente”. Puede llegar a comprenderse dado que en ese espacio se vuelve tonto el capaz. Pero no puede justificarse semejante inconsciencia, indiferencia hacia el otro o pura ignorancia. O peor aún. Pura chicana política. No vuelva por ahí, Aníbal Pachano, esto no es un caso de rebeldía antiperonista este es un problema que la muerte le plantea a la vida. Y no solo a usted, sino también a su talentosa y bella hija, a sus amigos, sus colegas, gente que quiere y que no quiere y a su propia empatía y capacidad. Este virus no discrimina entre afectos y no, entre peronistas y macristas, ni entre chorros o no chorros, entre pedófilos o no, capos, narcos o traficantes de mujeres, órganos, niños y ornamentistas o no. Ni siquiera entre falsos talentos o no, ojalá lo hiciera. Sé que está acostumbrado a luchar contra las adversidades, lo sé valiente y lo admiro, no empañe su calidad humana con ese tipo de cosas. Si quieren no creer, sepa. Ayer hubo solo en España 150 muertos y ciento de nuevos contagios, muchos de ellos por haber quebrantado los protocolos decretados por sanidad social. Calculan, los que llevan estadísticas, que el paso del virus se llevará consigo 65 millones de humanos. También se sabe que a las estadísticas suele irle mejor que a las personas. Como individuo puede usted decidirse por la eutanasia asistida, no sé si está en vigencia allí aún. Pero como miembro de la sociedad que lo ha visto crecer, gracias el enorme esfuerzo y capacidad, y a quienes lo impulsaron con su apoyo, no tiene a derecho a convertirse en un egoísta en un mínimo, en un ejemplo del atraso corazonal ni de la ignorancia cerebral. Ayude a vivir a los demás, enciérrese y refresque su alma leyendo “La Peste”, de Camus, para enterarse de lo que con su “palabra autorizada” puede llegar a provocar. Recuerde que por años de mala educación civil tuvimos 19 gobiernos militares y ladrones de todo tipo y signo, los más repugnantes, sentados, salvo honrosas excepciones que dijeron no, en la mesa en que usted comió. Queda a su criterio y riesgo. Pero claro, no es lo que entra en su boca lo que envenena a los demás, si no lo que de su boca sale. En una emergencia civil no se debe incitar a la desobediencia, aunque se hable en primera persona. El señor Presidente de la Nación Argentina, que está llevando muy bien el tema Coronavirus, pese a la precariedad de medios y a los asquerosos manipuladores de redes sociales, e intermediarios, si hasta ahora no lo ha hecho, porque él sí tiene tareas muy pesadas que resolver y no solo por la funesta herencia recibida, podría y debería ponerlo a usted un ratito en un rincón para que tenga tiempo de meditar sobre la barbaridad inoportuna que ha cometido, que convive con la ilegalidad y no puede aceptar la ciudadanía peronista y no, como libertad de expresión, porque ha atentado contra la vida de todos, tal como lo pretendía un imbécil que reventó a trompadas a un guardia de seguridad por exigirle cumplir el protocolo. Lo que de palabra hizo, usted, es su equivalente, los argentinos clamamos justicia a los gritos según la campana que toca, pero solemos despreciar y saltarnos la ley cuando nos dan el más imperceptible guiño despreciando esa ley que nos debe hacer iguales en derechos y obligaciones. Usted ha incurrido en un delito de lesa imbecilidad, que hace perder a la Argentina horas, y lleva 20 días de ventaja para usar sus herramientas con respecto al Coronavirus, gracias a la desgraciada experiencia de otros países, discutiendo si su irracional actitud de nene bien rebeldísimo a su edad, es compatible con esos derechos y obligaciones. O bien lo hace conociéndolas y pasándoselas por el forro, creo yo, debido al primer trofeo de utilería que se llevó a la boca, que actúa como la droga de verdad, pero al revés, actitudes como la suya, como bien ha escrito María Elena, hacen que la humanidad retroceda en cuatro patas. No peque de ignorante si no lo es y no vuelva a ese ciclo, contagia a los buenos de hábitos malos que a los malos de peores. Un bromatólogo a mi derecha por favor, Miguel Ángel Solá”.