Política y Economía

Segmentación tarifaria y crisis energética global


Por Diego Añaños

El día martes al mediodía se dieron a conocer algunos detalles más del nuevo esquema de segmentación tarifaria que llevará adelante el gobierno nacional. Sin demasiados cambios en relación con lo que venían adelantando los medios, se estableció un cuadro de estratos según ingresos (bajos, medios y altos), que serán los que marcarán el primer límite para la permanencia, modificación o suspensión de los subsidios. Particularmente en el segmento de ingresos medios, se establecerá un segundo marcador, vinculado al consumo energético, por encima del cual no se subsidiará al usuario. De acuerdo a lo afirmado por los funcionarios gubernamentales, el objetivo es limpiar el sistema de las injusticias que implicaba sostener un esquema de subsidio plano para todos los niveles de ingreso y de consumo. Paralelamente, se busca racionalizar el uso de la energía, en un contexto en el que las exportaciones energéticas han ganado una relevancia significativa en los números de la balanza comercial de la Argentina.

Así, en primera instancia, el ajuste es más profundo que aquel que desató el debate dentro del gobierno entre el, por entonces, ministro de Economía, Martín Guzmán, y los también por entonces, Secretario de Energía, Darío Martínez, y el subsecretario de Energía, Federico Basualdo. Con los tres ya fuera de la pelea, Sergio Massa toma la posta y va más allá de lo que se preveía.

Sin dudas que el debate por la justicia en la distribución de los subsidios es más que interesante. Paralelamente, está claro que el esquema anterior favorecía de modo desmesurado a un grupo importante de usuarios que no necesitaban ser subsidiados, y por lo tanto se hacía indispensable tomar alguna decisión. Incluso el mismo Jorge Rial se tomó el trabajo esta semana de estimar cuánto era el monto del subsidio energético que recibían Mirtha Legrand y su hija. Como ellas, seguramente habrá muchos más. Sin embargo, hay un tema que nadie parece traer al debate. Y es la asimetría existente entre las tarifas que pagan los usuarios de CABA y AMBA. Es una histórica deuda del centralismo porteño con el federalismo, y se suma entre otras a lo que sucede con el transporte, también. De acuerdo a las modificaciones anunciadas por el gobierno, la nueva segmentación permitirá utilizar los recursos del Estado más eficientemente. Pero el caballo está rengo si, además, esa nueva segmentación se aplica de manera plana, esto es, sin introducir ninguna modificación en los diferenciales de tarifas regionales.

La otra cuestión fundamental es determinar, más allá de las declaraciones de los funcionarios, cuál es el objetivo de la nueva segmentación tarifaria. Digo esto, porque por detrás de los declarados (justicia y racionalización energética), hay un objetivo fiscal, y es de ahorrar divisas. En principio no estaría mal, el dólar es un bien escaso en la Argentina y es saludable administrarlo. Ahora, sería una gran noticia si ese ahorro tiene como objetivo financiar importaciones estratégicas para acompañar el crecimiento del país, por ejemplo. Pero si lo único que se persigue es liberar divisas para el pago de la deuda, seguimos complicados. También es importante abrir el debate acerca de la utilización racional de los recursos energéticos. La guerra entre Rusia y Ucrania, profundizó el problema de la escasez, a la vez queelevó los precios de los mismos en todo el mundo. No tanto en los EEUU, pero si en muchos lugares de Europa, la racionalización de los recursos no renovables viene creciendo año a año. A mediados de julio, Bruselas presentó un duro plan de racionalización, en el que se llamaba a la población a mantener el aire acondicionado en 25° y le calefacción en 19°, debido a lainminente posibilidad de un corte del gas ruso. Parece razonable, entonces, que asumamos que es necesario modificar ciertos hábitos de utilización irresponsable. Tanto la guerra como la profundización de la emergencia climática, ponen el debate acerca de la energía en el centro del debate mundial. De hecho este mismo año, a comienzos del mes de mayo, la ONU lanzó un plan de acción mundial para la energía limpia y económica.

El día miércoles, Alberto Fernández visitó las obras de la primera planta de baterías y celdas del litio del país, ubicada en La Plata. Argentina posee la segunda reserva del litio del mundo, con más de 19 millones de toneladas, muy cerca de Bolivia, que cuenta con 21 millones. El presidente destacó que el país no sólo puede exportar el mineral, sino que también puede industrializarlo, para luego cerrar: “He visto cómo el mundo reclama el litio como energía, y creo que tenemos la oportunidad de brindarlo”. La explotación y la industrialización del litio es sin dudas una de las apuestas estratégicas de largo plazo más importantes para nuestro país, junto con Vaca Muerta.