Opinión

Por Carlos Duclos

Se vota en Santa Fe en medio de una proverbial crisis moral


Por Carlos Duclos

Asediados por una crisis moral, política y económica que por sus características es inédita y preocupante, los santafesinos están yendo este domingo a las urnas. Lo hacen en algunos casos convencidos de que alguna vez, ¡por fin!, el sufragio moverá las dormidas emociones de los gobernantes (sobre todo nacionales) y las señales les harán modificar un rumbo que hoy lleva a todos a un abismo oscuro. Y otros tantos electores emitirán su voto sintiendo que las elecciones son obligatorias, que hay que votar y nada más, pero que nada cambiará.

Al comenzar esta opinión se habló de una crisis moral, política y económica. Sí, porque en ese orden de importancia es la crisis argentina. Los últimos días lo han demostrado cabalmente, y solo puede negarlo quien no esté debidamente informado o su fanatismo lo impulse a actuar como el avestruz. La diputada nacional por Cambiemos, Elisa Carrió, que se jacta de ser con el presidente la fundadora de Cambiemos y piedra angular de esa alianza, protagonizó dos hechos que marcan claramente la debacle: dio gracias a Dios por la muerte de un ser humano (el ex gobernador De la Sota) y difundió por las redes una fotografía de ella tirada en el piso, con las piernas para arriba, y el comentario de que así había quedado después de las piedras arrojadas por el kirchnerismo. Una imagen impecable para el casting del Gran Circo Rodas. ¿Si hay que criticar a la oposición, esa es la forma? El mundo ordenado y más o menos serio, el mundo empresarial internacional, ¿evaluará estas acciones al momento de decidir inversiones? Por supuesto que sí.

Operaciones oscuras

La actitud de Carrió no ha sido la única ni mucho menos, ni la más grave: se ha informado que en la provincia de Santa Fe han habido operaciones políticas y de espionaje para desprestigiar a un partido de la oposición, en este caso el socialismo. Según el periodista Gustavo Sylvestre, con pruebas de la Comisión Provincial de la Memoria (entre otros medios), dijo que podría estar involucrado el oficialismo nacional.

También el periodista santafesino, especializado en periodismo de investigación y diputado provincial, Carlos Del Frade, dijo ayer mismo a CLG que “la declaración del juez Ramos Padilla en el Congreso de la Nación dejó en claro que D’Alessio no solamente estaba interesado en contactarse con Los Monos, que de hecho lo hizo, sino que también tuvo contactos con Stornelli, diciéndole, a partir de distintos mensajes por Facebook, que lo que él quería por sobre todas las cosas era decidir quiénes debían manejar las Aduanas de San Lorenzo y Rosario”. Para el legislador provincial, este hecho es aún más impactante, ya que el caso de Los Monos “aparecía como una burda operación política contra el socialismo”. “Nosotros estamos pidiendo que se avance, de hecho hicimos un pedido de informe para que el gobierno de la provincia se involucre en el caso y pida saber cuáles son los destinos de la Aduana, que si bien tienen jurisdicción nacional, están en el territorio santafesino y son los puertos por donde más entran y salen cosas”. Este es el panorama nacional con un orden político que, en general, está en estado de coma y lleva a la sociedad a un rumbo incierto.

Lo cierto es que las operaciones contra el socialismo y el propósito de involucrar insensatamente a esa fuerza con el narcotráfico no son nuevas, y se sospecha que surgieron hace tiempo en algún sector santafesino claramente opositor y no solo político (léase camarilla policial, según algunos). Lamentablemente, algunos desprevenidos o fanáticos desde hace tiempo no miden las consecuencias de comprar sin más y sin pruebas lo que los servicios de inteligencia, al servicio de la política corrupta argentina, tiran al mercado social. La vieja y efectiva proclama del ministro nazista de Propaganda sigue dando resultados en este país: “Miente, miente, que siempre algo queda” (Göebbels).

Una oposición que hace agua

En un país en donde lo moral está devaluado como el peso y con las patas para arriba, no es sorprendente que la política esté en crisis y la economía deshecha: inflación altísima, desempleo, pobreza, hambre, comercios que cierran, servicios mal prestados e impagables y todo lo que el lector conoce. También es cierto que esto no es nuevo, pero sí es nueva la circunstancia, porque se prometió un cambio que jamás llegó.

La oposición tampoco ha estado ni parece estar a la altura de la circunstancia y así se observa cómo algunas fuerzas políticas peronistas progresistas, poniendo en práctica el cuestionable principio de que el fin justifica los medios, comparten en Santa Fe la misma lista o el mismo espacio con quienes hoy mismo son concejales que llegaron de la mano del Pro o quienes han tenido con Cambiemos una «cordialísima» relación. Afuera de todo esto ha quedado, con hidalguía, hay que recalcarlo, la ex vicegobernadora María Eugenia Bielsa, para quien, según se ve, no cualquier tranvía la deja bien. Y es correcto.

Mención aparte merecen las expresiones del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien (estúpidamente por demás) ha dicho que «si algún muchacho quiere vivir de lo ajeno que lo haga, pero con código». Desopilante… y dramático.

Pero claro, todo esto sucede en el marco de una sociedad que asiste a un Poder Judicial de la Nación absolutamente desprestigiado, con jueces que no deberían estar donde están; con un narcotráfico creciente en todas partes y que corresponde al Estado Nacional combatir (es un delito de orden federal) y que, además es un flagelo, junto con la pobreza, hacedor de delincuentes y de mayor delincuencia.

Se vota en Santa Fe, penosamente en medio de una amplia crisis muy preocupante.