Análisis

Se renueva la agenda económica: la renegociación con el FMI y la disputa por el BID


Por Diego Añaños

El Premio Nobel, y mentor de Martín Guzmán, Joseph Stiglitz ponderó el papel que jugó el ministro en el proceso de renegociación de la deuda, aunque advirtió que todavía persiste un problema estructural con el endeudamiento argentino y se necesitarán muchas reformas para resolverlo. En un reportaje que brindó a Forbes Argentina el economista consideró que los cambios operados en los últimos tiempos en el FMI, serán sin dudas de gran ayuda en el proceso negociación que el país abrirá próximamente.

Paralelamente, festejó el papel asumido por las nuevas autoridades en la tarea de ayudar a destrabar las conversaciones con los acreedores, así como también el énfasis puesto en privilegiar la sostenibilidad de la oferta por sobre todas las cosas. Particularmente destacó el cambio paradigmático que significa dejar de considerar la austeridad como una solución posible para resolver todos los problemas. Calificó a los bonistas como “obtusos, obstinados e insensibles”, y afirmó: “Si hubieran sido más razonables, el acuerdo se habría firmado hace mucho tiempo”. Según Stiglitz, la demora de los acreedores en acceder a cerrar un acuerdo debido a que “quedó expuesta su falta de juicio” al conceder el mayor préstamo de la historia del organismo a un gobierno incapaz como el de Mauricio Macri.

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Como decíamos la semana pasada, el acuerdo con la porción mayoritaria de los bonistas reunidos en los tres comités de acreedores fue un éxito, pero resta la tarea de intentar convencer a los acreedores que todavía no entraron en el acuerdo. La tarea está en manos del Bank of América y el HSBC, que son las entidades financieras nominadas por el gobierno argentino para dialogar con la banca privada. La idea es ofrecer un incentivo selectivo a aquellos que decidan adherir a la propuesta argentina antes del 24 de agosto.

El tema caliente de la semana, sin lugar a dudas, fueron las declaraciones del candidato de gobierno norteamericano a presidir el BID. Mauricio Claver Carone es actualmente asesor de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, pero Donald Trump tiene otros planes para él en lo inmediato. Pretende transformarlo en el presidente del BID en septiembre, cuando el colombiano Luis Alberto Moreno deje el sillón que ocupa desde 2005. La Argentina tiene su propio candidato, que es Gustavo Béliz, lo cual ha desatado la furia diplomática del país del norte.

Claver Carone no se anduvo con chiquitas esta semana y declaró que la Argentina está llevando adelante un “intento de secuestro” de las elecciones que deberían realizarse de forma remota entre el 12 y 13 del mes que viene. El tono que eligió el nacido en Florida sorprendió por lo agresivo, sin embargo desde su entorno apoyaron sus dichos. Un colaborador del asesor de Trump sostuvo que la declaraciones no estaban fuera de lugar: “Duras, por qué duras?”, preguntó, “Los que están del otro lado de la línea son los que quieren cambiar las reglas del juego, países donde no hay seguridad jurídica”. Lo que Carone y sus fedallines omiten mencionar, es que es el propio gobierno de los Estados Unidos quien está intentando cambiar las reglas. Desde su creación, en 1959, el organismo ha sido dirigido por un presidente latinoamericano, quedando el puesto de vice-presidente para los EE.UU.

Gustavo Beliz. La gran carta del Presidente - Infouco

Fueron precisamente los intentos de Trump de romper con una regla no escrita, pero que tiene más de 60 años lo que llevó a la comunidad internacional a alzar sus voces de alerta para frenar la avanzada del presidente norteamericano. De hecho el mismo Josep Borrell, presidente de la diplomacia europea, envió el 30 de julio una carta a todos los gobiernos con representación en el BID, exhortando a que la pandemia no impidiera prestarle atención a la maniobra que se gestaba desde Washington. “Desde su fundación en 1959”, explicaba Borrell en la carta, “el BID ha sido dirigido por un presidente latinoamericano y un vicepresidente propuesto por Estados Unidos. Esa fue la visión de los presidentes Eisenhower y Kennedy, quienes acordaron la necesidad de fortalecer la identidad latinoamericana del banco (…) Creemos que cambiar este modelo es una política de largo alcance que sólo puede ser el resultado de una reflexión tranquila”.

La pelea claramente no tiene que ver con la Argentina, sino con la guerra silenciosa que se libra en el tablero global. La creciente influencia China en Latinoamérica preocupa a Wahington, y Trump no está dispuesto a ceder un átomo de su poder. Es más, incluso está en la búsqueda de incrementarlo, y el avance sobre el BID va en ese sentido. Si la elección se llevara según el cronograma previsto, Claver Carone tendría su victoria asegurada, ya que con el 30% de los votos de los EEUU, sumados al 11,3% de Brasil, el 3,1% de Colombia, más el voto de algunos otros países latinoamericanos más pequeños, sería suficiente para sellar su nominación. Sólo Méjico, Chile, Costa Rica y la UE acompañan la propuesta argentina, por lo que las posibilidades de ganar la votación son nulas. Hoy la única esperanza se cifra en apostar a evitar que se reúna el quórum necesario de 75% para dar validez a la votación. Un nivel de abstención por encima del 25% permitiría posponer la votación hasta la próxima asamblea general en marzo de 2021. De ahí los intentos de postergar la elección para marzo ya que, según reflejan todas las encuestas, la suerte de Donald Trump estaría echada para el primer martes de noviembre de éste año, y sería el quinto presidente de la historia de los EEUU en no conseguir ser reelecto.