Nicaragua cumple hoy 55 días de una grave crisis sociopolítica, con la Policía disparando con fusiles AK-47 en varios barrios de Managua donde la población habían levantado barricadas en protesta contra el Gobierno de Daniel Ortega, en una jornada en la que aumentó a 146 la cifra de muertos.
La influyente vicepresidenta del país, Rosario Murillo, envió anoche un mensaje de solidaridad a las familias y reiteró el compromiso del gobierno para restaurar la paz.
«Solidaridad con quienes estamos sufriendo, con quienes hemos sido afectados de una u otra forma por estos tiempos de oscuridad que nadie quiere, con las familias que han perdido seres queridos y ven limitada su movilidad», señaló la dignataria.
Sin embargo, el obispo Silvio Báez, clave en las reuniones conciliatorias que la Iglesia lleva a cabo con el gobierno, ya había advertido que «los actos represivos contra la población alejan más al presidente Daniel Ortega de la realidad del país», recogieron medios locales y la agencia de noticias EFE.
Armados de fusiles AK-47, de origen ruso, decenas de policías irrumpieron a balazos en los llamados «barrios orientales» de Managua, que están ubicados entre el centro y el este de la ciudad.
Horas antes, en Las Maderas, que está unos 50 kilómetros al norte de Managua, la Policía Nacional y las fuerzas «parapoliciales» atacaron a campesinos que mantenían bloqueada la carretera en protesta contra Ortega.
Mientras dos policías que patrullaban un barrio popular en Managua resultaron en un caso muerto y en el otro herido tras un ataque con armas de fuego perpetrado por «criminales», según informó la institución policial.
El hecho ocurrió en el barrio San José Oriental, uno de los lugares que, en horas de la mañana, fue irrumpido a tiros por la Policía.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) elevó a 146 el número de muertos en la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua.
La lista de fallecidos confirmados incluye a otros dos agentes que murieron anoche en un asalto de desconocidos en la estación de Policía del municipio de Mulukukú, en la Región Autónoma Caribe Norte (RACN) de Nicaragua.
La organización humanitaria advirtió que la lista podría seguir creciendo, debido a que todavía quedan casos de ciudadanos que han sido reportados como muertos, pero que están por ser confirmados.
Otra razón para la ampliación de la lista es que continúan los ataques en contra de la población, realizados por la Policía y fuerzas de choque oficialistas, conocidas como «turbas».
Ortega pidió el jueves pasado al Episcopado tiempo para «reflexionar» sobre si accede a la democratización del país, pero aún no ha dado respuesta alguna.
El ex comandante de la revolución sandinista, Luis Carrión Cruz, afirmó que Ortega quiere tener a los nicaragüenses «rehenes mediante el terror».
«Ortega quiere tenernos a todos de rehenes mediante el terror, su mensaje es: si quieren que cese la violencia, ríndanse; si quieren caminar tranquilos por las calles, ríndanse; si no quieren más saqueos, ríndanse. Ríndanse que yo soy su amo y señor. Que se rinda tu madre», escribió Carrión Cruz, ahora disidente del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en Twitter.
Las protestas contra Ortega comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de su renuncia, después de 11 años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.